Había pasado aproximadamente un año desde lo que pasó con Jaebeom.
Cuando Aria despertó con otra mañana en su pequeño apartamento alquilado, no pudo evitar dejar que sus pensamientos se desviaran hacia Sunoh.
Lo extrañaba, y mucho.
En el momento en que se enteró de que Jaebeom había logrado sobrevivir al incendio de la casa, lo primero que hizo fue presentar cargos. Hizo todo lo posible para contratar a los mejores abogados sin importar cuánto le costara. Quería asegurarse de que éste monstruo no quedara impune por sus crímenes. No había forma de que dejara morir a tantos inocentes en vano.
Especialmente a Sunoh.
Cuando llegaron al hospital, Sunoh había perdido demasiada sangre. Todavía recordaba el momento en que lo vió escabullirse en sus brazos mientras tomaba su último aliento. Sus labios estaban pálidos y su rostro mortalmente blanco pero aun así susurró sus últimas palabras, palabras que guardaría en su corazón para siempre.
—Te amo, Aria. No quise mentirte.
Cuando salió el veredicto en ese entonces que determinó que Jaebeom era 'no culpable', casi perdió la cabeza. Había gritado, gritado y llorado sin cesar hasta que su voz se volvió ronca, hasta que sus ojos no pudieron llorar más. Su madre prácticamente tuvo que levantarla del suelo porque sus piernas simplemente cedieron. Simplemente no había suficientes pruebas incriminatorias para condenar a Jaebeom, ya que todo había sido incendiado en el fuego.
Resulta que su palabra no fue tan fuerte cuando se comparó con las de un diseñador de moda de primer nivel. Lo que le dolió tanto fue el hecho de que la muerte de Sunoh no se hizo justicia y no solo su muerte...la muerte de muchos otros modelos que tenían una carrera tan prometedora por delante.
Solo para ser sacrificados y asesinados por los retorcidos deseos de un hombre.
Se quedó mirando el trozo de tela en sus manos, el recuerdo que había guardado todas las noches mientras dormía. El trozo de tela rasgado del uniforme de Sunoh. La tela de la camisa que llevaba antes de morir esa noche. Esperaba que vinieran las lágrimas pero no vino ninguna. Era como si no quedaran más lágrimas en ella. Sosteniendo su último recuerdo de Sunoh cerca de su pecho, cerró los ojos una vez más, recordando los tiempos que los dos tenían.
Extrañaba cómo siempre la despertaba con un beso en la nariz. Extrañaba su olor. Extrañaba su voz. Honestamente, se sintió como un milagro el hecho de que todavía estuviera aguantando las cosas. Había llegado a un acuerdo con su muerte, no del todo, pero lo estaba logrando. Simplemente fue difícil procesar todo lo que sucedió incluso ahora.
Aturdida, se dirigió al baño, pero se detuvo por un segundo mientras miraba un vaso de agua vacío en la mesa.
¿Desde cuándo estaba ahí?
Intentó recordar haber tomado un vaso de agua en algún momento de la noche de ayer, pero lo ignoró. Probablemente estaba demasiada somnolienta para recordar.
Hace un año, nunca hubiera pensado que las cosas saldrían así. Que terminaría en una ciudad completamente diferente, que terminaría trabajando como secretaria en un pequeño bufet de abogados ganando un salario mínimo, que ya no tendría a Sunoh a su lado. Las cosas eran tan diferentes de lo que imaginaba.
Pero, pensó mientras se inclinaba sobre el lavabo de su baño para lavarse la cara, al menos todavía estaba viva para pelear su caso contra Jaebeom. Había cientos de documentos sobre su escritorio que examinaba todos los días, trabajando para dar un paso más para incriminar al monstruo que le robó la vida. Aunque las finanzas estaban apretadas, no se detendría ante nada para buscar justicia.
Al levantar la cabeza y secar el agua de la cara, parpadeó para sacar el agua de los ojos. El reflejo frente a ella estaba borroso pero...se inclinó hacia adelante y sintió que se le enfriaba la sangre.
¿Cómo no se había dado cuenta?
Podía sentir su corazón latiendo con fuerza cuando su visión finalmente se aclaró e inmediatamente cuando vió la figura acechando detrás de ella, una sonrisa loca en su rostro con un machete en sus manos.
—Hola, Aria, ¿me extrañaste?
FIN.
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Perfection | jb ©
Cerita Pendek❝Era su musa, su inspiración, su fuente de creatividad...la perfección.❞ © w-wigglebby | 2020 Descargo de responsabilidad | Ésta historia no glorifica ni romantiza de ninguna manera el comportamiento yandere. Por favor lea con discreción.