Capítulo 8: Hipódromo.

105 12 3
                                    


—Tres salidas consecutivas con la misma mujer es un logro para ti, Ichi-nii.

—¡Karin-chan, no molestes a onichan!

—Pero ahora que lo pienso no vino contigo hoy... ¿Volvió a dejarte plantado?

Ichigo ya anda con una vena enorme a punto de explotar, iba a castigarla mandándole el triple de papeleo con tal que desaparezca esa maldita sonrisa arrogante que corre en la familia.

Por suerte Kurosaki Masaki anda al rescate.

—Karin, deja de molestar a tu hermano... el pobre ya tiene demasiado en la oficina para que le andes recordando sus fracasos amorosos.

—Gracias madre. — Gruñe molesto de aquella traición.

—Pero de verdad tengo curiosidad de por qué no viniste con ella.

—Dijo que le surgió un problema y que me adelantara. — Trata de no pensar otra vez en aquella mujer de sus deseos sonreírle al punk. — Ya le pedí que me avise en cuando llegue e iré a buscarla.

—Pues parece que alguien te gano. — Dijo Karin al momento que apunta con discreción el otro extremo del "podio".

El nivel alto de los ricos en el hipódromo hace a uno creer que estas en la vieja roma por la forma circular, con su espacio interior para reuniones, fiestas y sentarse a comer, y la parte exterior en que son simplemente balcones, todos conectados pero separados de acuerdo a tu estatus, como los Kurosaki que no solo tienen un espacio grande para que la gente no ande escuchando por la distancia, también la zona que ocupa las sillas están más altas porque el balcón tiene un podio en el centro.

Y, a unos metros detrás de él, encuentra a la Escort con Aizen Sousuke.

No debería molestarle si fue un cliente de ella, pero si le molesta que no lo haya llamado y se dejase guiar por ahí con Aizen y dé ideas equivocadas a la gente. El hombre mayor que él indica a Orihime dónde se encuentra la familia Kurosaki al parecer, ya que ella mira dicha dirección y el empresario puede jurar que a pesar de la distancia, se están viendo fijamente. Nota como se inclina ante Aizen, de seguro dándole las gracias, extiende una mano en señal de despedida y camina hacia dónde corresponde: con él maldita sea.

Se levanta y va hacía ella de una vez, ignorando las miradas de los entrometidos... y si, también incluye a su propia familia chismosa, que puede apostar que ahora mismo Karin y su madre lo están grabando o sacando fotos que de seguro enviaran al Whats familiar.

Claro, denle más motivos al viejo a que regrese más pronto a fastidiarlo.

—¿Qué parte de "llámame" no entiendes?

—Hola a ti también. — Frunce el ceño por aquel temperamento. — Sabes, no sé quien me ha quitado el trabajo de fastidiarte, pero no he sido yo, así que mínimo de respeto al hablarme.

—¿Qué hacías con Aizen?

—Nada, simplemente me lo tope y se ofreció escoltarme... era mejor a que te dieras doble viaje, ¿No crees?

—No me importa eso, te voy a buscar en dónde sea que estés. — Le asegura en el momento que apoya su mano derecha en la espalda de la chica. — Te lo prometo. —Lejos de cautivarla, Orihime suelta un bufido. — ¿Qué hay de malo en lo que dije?

—Si hay algo que aprendí es que las promesas son fáciles de decir, pero difícil de cumplir... así que por favor, no me haga promesas vacías.

Ichigo frunce el ceño y no dice más al respecto.

La lleva al palco familiar y las tres mujeres Kurosaki se ponen en pie sin dudar para saludar a la escort.

Dama EscortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora