Capítulo 4: Contrato.

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Ichigo colgó el teléfono frustrado, nuevamente una negativa de aquella mujer para darle la exclusividad de Orihime. Estaba seguro que esa cantidad le aseguraría tener a esa diosa solo para él pero seguían rechazando sus ofertas.
Su teléfono sonó un momento después mostrando el nombre de "Ishida Uryuu" en el mismo, no tenía ganas de hablar con él pero si no contestaba sería escuchar horas y horas de su sermón.
—¿Diga?
—Al fin me contestas. —Se le oía exasperado y eso es malo para el empresario porque se va a desahogar de lo lindo con él. —Llevo horas intentando contactarte.
—Estaba ocupado. — respondió el joven de ojos chocolate sin querer dar más detalle al asunto.
—Ya, de seguro estabas marcando a esa chica de la gala benéfica.

Mierda, ya empezaron las puñaladas.
—¿Tu qué sabes? —Gruño molesto.
—Lo suficiente para saber que te dejo botado en el hotel con solo tu mano para calmar tus ansias. —se burló.
Ichigo apretó los dientes con furia, ese maldito primo suyo se las arreglaba para averiguar los detalles vergonzosos que le pasaban. Se lo podía imaginar con esa sonrisa arrogante y odiosa (la misma que la propia a pesar que nunca lo admitiría) mientras dijo dichas palabras.
—¿Porque no vuelves a tu trabajo de matar gente?—Le gruño molesto.
—Claro, si vienes al hospital me encargare que seas el primero en morir. —Le respondió astutamente.
Ichigo se frotó las sienes, cansado, y se acercó a la pequeña barra de su despacho para servirse un trago, necesitaba algo fuerte. Algo que lo ayude a tolerar a su primo... y a sus frustraciones también. ¡Demonios! Odia no estar satisfecho a sus necesidades y odia mucho más no salirse con la suya.

Maldita sea esa mujer de ojos hechizantes que se lo hace difícil... aunque pensándolo bien, no sería un premio a nivel de los dioses si hubiera caído tan fácil a sus brazos...

Pero díganle eso a su molesto pene.
—Bien ¿Que quieres?
—Hay una gala en un par de días, es para reunir fondos contra la esclerosis.
—¿Y porque me avisas a mi?
—No lo sé ¿Tal vez porque eres parte de la cabeza directiva del hospital? ¿Quizá porque aunque eres un tonto soy tu primo y me preocupa tu imagen pública? —Le respondió sarcásticamente.
—¡Ja! Cómo si eso te importará.
—Tienes razón, en realidad me gusta joderte y verte sufrir frente a las cámaras.
—Púdrete.
—También te quiero primo, es el martes ¡Y no olvides llevar una acompañante!—Dicho esto colgó la línea, de seguro satisfecho de haberlo hecho sentir frustrado una vez más con la última palabra.
—Maldito seas, Ishida. — Tal vez fuera su primo por parte materna pero desde que eran niños no habían podido evitar molestarse mutuamente.

El problema era la gala, se negaba a ir con alguna otra mujer que no fuera Inoue Orihime. Miro el periódico, sacado al día siguiente del evento, en su elegante escritorio de cedro y la fotografía de ambos en primera plana. No podía negar que se veían perfectos juntos y él era muy terco. La quería, ya sea para imagen pública o para que le caliente la cama.

El premio perfecto para un hombre a su nivel.
Estaba a punto de volver a llamar a madame Christine cuando recibió una llamada, justamente de dicho lugar. La adrenalina enciende su corazón y le invade por todo el cuerpo.

¿Será que por fin...?
—¿Diga?
—¿Kurosaki-san?

La melodiosa voz de Orihime se escuchó del otro lado en vez de la rasposa de Christine a causa de la edad y los cigarros. Aquello lo tomó con la guardia baja.
—¿Si? —Le pregunto con voz ronca ¡Mierda! Solo oírla ya lo había puesto más duro que una roca.

Quiere oírla decir su nombre en gemidos mientras se introduce en ella una y otra vez.
—Tomare su oferta, seré su escort exclusiva un año pero tengo ciertos... requisitos. —Por fin su terquedad ha tenido frutos. Algo bueno debía sacar de sus padres. — ¿Podría reunirme con usted mañana por la mañana en el bar?
—¿Porque no hoy?
—Esta noche ya está reservada con alguien más y no tengo tiempo ¿Puede o no mañana? — Le pregunto con cierto tono de molestia.
—De acuerdo pero, ¿Podría ser en otro lugar?—Si va a cazarla, debe ser en un lugar neutro... e íntimo.
—No, debe ser en el bar. —Él no podía verla, pero por su salud mental y emocional la chica prefería que fuera en un lugar con gente conocida para ella.
—Muy bien, estaré ahí a las siete y cuarto.
—De acuerdo, que tenga buenas noches Kurosaki-san. —Se escucho el sonido sordo al colgar la línea.
Ichigo sonrió, parece que el asunto de su acompañante para la gala estaba resuelto.

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