Capítulo 17: Realista

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Escucharla gemir en su boca es lo más erótico que ha oído en su vida, incluso más que esa noche de graduación en que se metió con modelos rusas experimentadas. Puede sentir su temblor por la lujuria y por la inseguridad, el miedo constante que tiene a salir lastimada otra vez si llega más a la simple necesidad de satisfacer sus necesidades y se juró, mientras introducía su lengua en la boca de Orihime, que iba a acabar con la existencia de ese bastardo que la lastimó sin misericordia.

—Orihime. — Gruñe apenas se separan por falta de aire, sólo unos milímetros, no se cree capaz de alejarse ahora que ha probado la ambrosia. Vuelve a besarla, ebrio por más de esa boca... más de ella. — Orihime... — Repite, en ese momento todo en lo que puede pensar es ella, en su nueva Diosa. De cierto modo llega a entender porque su viejo tiene fotos de su madre en tamaño de posters si ahora mismo piensa en contratar a un pintor y que retrate a esta perfecta mujer reencarnada de alguna divinidad sólo para él. — Mi Orihime. — Susurra deslizando sus labios por el mentón, mejilla y cuello.

La siente temblar ante su toque, ante el ruego en su voz ronca al llamarla, jadea constantemente cerca de su oído y por fin ha usado sus manos, aunque sea en un torpe esfuerzo en aferrarse... a lo mejor le falta fuerzas con cada toque que le obsequia, que se merece, y teme caerse, todo eso sumado al whisky cualquiera se vuelve vulnerable, en especial con tal hombre dándole fuego puro.

—Por favor... — La escucha por fin hablar, aunque apenas. — No... — Se atreve a verlo por fin a los ojos. — No me des esto... no lo podré soportar... que me rompan otra vez...

Ante tal declaración, Ichigo rechina los dientes, puede sentir sus instintos primitivos rogando por la sangre de sus enemigos, del hijo de puta responsable de esa mirada de ruego y fragilidad. La agarra con firmeza y cuidado al mismo tiempo, pega su frente con la de ella y trata de transmitirle en su mirada, sin titubear, el amor que ella ha despertado en él y todo lo que quiere darle, cualquier cosa que ella le pida con tal que sea feliz... que lo ame igual que él a ella.

—Inoue Orihime... te juro que después de esto... sí me dejas, voy a llegar hasta el final... hasta que aceptes ser mi esposa. — Contempla su mirada de sorpresa y le roba un beso, corto. — No me voy a detener hasta que seas parte de mi vida.

—Pero que... — Pasa la lengua por sus labios secos, buscando raciocinio. — ¿Estás loco?

—Por ti. — Le responde sin duda ni pena de lo cursi que ha sonado y vuelve a besarla con la misma intensidad del comienzo, buscando emborracharse de Orihime.

Como la tiene rodeada de la cintura, es fácil pegarla más a su cuerpo, queriendo quitarle aquel kimono que, aunque bello y planea comprárselo a Madam, molesto a la hora de buscarle las curvas o sentir mejor su calor corporal, tan encendido como él. Le muerde el labio con urgencia y la sorpresa de ello provoca que la escort separe los labios y aprovecha de invadirle la boca con la lengua.

La pobre de Orihime no sabe qué hacer luego de años manteniendo el control.

No puede pensar.

No quiere pensar.

Por primera vez quiere fundirse con el cuerpo del otro sin importarle las consecuencias. No importa su regla de no besar ni dormir con sus clientes, en ese instante, mientras lo abraza bien del cuello y le acaricia el pelo, no le molestaría incluso hacerlo ahí mismo, en la terraza a pleno aire y que un mirón los descubra y… saque fotos.

Fotos que podrían publicarse y perjudique su reputación de madre.

Aquello fue como arrojarle una bomba de agua fría en la piscina, despertando todos sus sentidos, y aparta al CEO de manera bastante ruda.

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⏰ Última actualización: Oct 08 ⏰

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