Capítulo 7: Tarde

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Ichigo llega a su casa entre comprensivo y molesto. Todo el relajo que había obtenido en el gimnasio se fue a la mierda al ver al objetivo de sus deseos sonriéndole a un hombre que no es él.

Si, puede ser exagerado su comportamiento, incluso puede rayar en toxico si no tiene cuidado, pero no puede evitar sentir esa molestia porque él quiere ser dueño de esa sonrisa, no las corteses o falsas que le enseña cuando se ven o actúa frente a los demás, sino esa sincera y llena de afecto que le dio a ese peli azul de ropa roquera.

¿Por qué? No lo sabe, si lo único que quiere de ella es una relación sexual sin compromiso, los dos son bastante grandes y maduros para eso, incluso la mujer de sus deseos parece que tiene algún que otro amigo con derecho contando a ese peli azul, y no le importa... al menos no debería importarle. Puede hacer lo que quiera, es su vida como ella dice.

—Mierda. — Tira su bolso enojado consigo mismo.

Enojado por actuar posesivo con una persona, enojado por andar queriendo cosas que no necesita sin saber por qué... enojado de tener unas ganas enormes de follar luego de más de un mes sin hacerlo.

Desde que la conoció.

Se tira en su sillón favorito y mira su celular. Que fácil sería llamar a cualquiera de sus amantes, incluso podría meterse con tres al mismo tiempo si quisiera... pero su maldito orgullo sexual se negaba tomar a otra que no fuese la escort por un asunto de éxito, porque cuando el día llegue (que llegara de un modo u otro), el premio será mucho más placentero, habría valido la pena.

Pero si sigues así, te vas a morir.

Suelta un gruñido, casi parecido al de un animal salvaje, y se pone de pie.

Necesita un baño.

Bien frío.

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Ayame mira concentrado sus cuadernos de estudios, con los audífonos puestos porque necesita música para aislarse de lo que pasa alrededor mientras estudia. Por lo tanto no pone atención a la cena que Orihime le ha colocado en la mesa hasta que ella le toma el hombro con suavidad. La mira y nota los jeans negro que se le ajusta bastante bien a pesar que no suene bien que lo diga su sobrino, una blusa transparente y una chaqueta de cuero.

—¿Vas a la disco?

—Sí, tengo... un asunto que atender. — Ayame ya es bastante grande e inteligente para saber el significado real de ello. — Te dejo la cena y a Shigure. Pon los seguros a la puerta y ventanas apenas me vaya con Grimmjow.

—De acuerdo.

—Shigure está durmiendo... por favor, no andes con los audífonos... cualquier cosa rara que oigas, llama a la policía de inmediato y luego a mí o a Grimmjow.

—Entiendo... cálmate, tengo todo en orden.

—Lo sé, lo sé... sólo estoy nerviosa.

—Igual te diré que te diviertas.

Sonriendo, Orihime le besa la frente y le pide otra vez que ande con cuidado, también susurra que no se quede despierto tan tarde. La ve pescar su bolso grande y cómo mete dentro una carpeta de cartón con papeles dentro; cómo se mira el pelo, agarra las llaves y abre la puerta... ella voltea para verlo y le sonríe mientras alza la mano en despedida.

—Ya vuelvo, te lo prometo.

Su sobrino sonríe, entendiendo el por qué de sus palabras.

—Ten cuidado. — Responde alzando su mano también.

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