Un lazo inquebrantable.

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Capítulo doce: un lazo inquebrantable.

Capítulo doce: un lazo inquebrantable

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Sasuke, oh sí, quien lo necesita.

Bufa con ese pensamiento en mente, aunque sabe que solo se engaña a si mismo. Mierda, ahora se da asco.

Un vacío se forma en su pecho cuando cruza por al lado de Jiraya y este ni un saludo le dedica; Esperaba al menos un regaño, gritos, algún golpe, pero solo recibió silencio. Un silencio cargado de decesepcion que le obligó a aumentar la velocidad de sus pasos, huyendo.

No tenía que ser mago para adivinar que por hoy no le diría nada y lo agradecía. Ya le bastaba su propia conciencia carcomiendolo, era normal que tome actitudes irresponsables, pero esta vez había cruzado la raya.

Uso el rasengan contra Sasuke ¡ Pudo haberlo matado ! Se muerde el labio inferior por el remordimiento, el sonido de unas hojas moviéndose violentamente le llaman la atención y levanta la mirada en el instante en que pasa Kakashi sobre el, saltando hasta el tejado de otra casa hacia la dirección en la que se fue Sasuke.

Seguramente a reprenderlo.

Se aguanta una sonrisa cuando se imagina el bochorno del azabache al tener que aguantarse un regaño ¡ No ! Ahora debe concentrase en aprender, aprender que no debe usar el rasengan contra sus compañeros, el cuarto no creo esa técnica para ello.

Para al llegar frente a Ichiraku Ramen, pero solo suspira para seguir caminando, no tiene las fuerzas necesarias para comer. Desde dentro del local Teuchi le mira medio descolocado.

Tira sus labios para un costado en una mueca triste, faltan unas pocas cuadras para llegar a su pequeño departamento y desde aquí ya puede disgustar la soledad. . . Al menos antes –hasta hace unos días– tenía la confianza de que él azabache aparecería a reclamarle que coma más sano o que lave la ropa.

“Parece que alguien se murió, ponte a limpiar dobe”

La voz de Sasuke retumba en su cabeza y por inercia agarra la escoba apenas entra, solo barrerá un poco para quitar el polvo.

Sonríe leve, seguramente Sasuke se sorprenderá cuando se entere que barrió sin que el se lo pida. No importa que esté enojado con él, lo invitaría el día siguiente solo para presumirle este gran logro.

Si. . . El día siguiente.

Desde el otro lado de la aldea Sasuke acaba de terminar un encuentro con los sirvientes de Orochimaru. Sudado, agitado y recargado sobre sus piernas; queda embobado luego de presenciar la cantidad de poder que poseian esos sirvientes, totalmente increíble. Sin duda alguna lo conseguiría

No importaba a qué costo.

Bueno. . . Había un costo. Dejar todo atrás y concentrarse únicamente en su venganza. Aunque él no era tonto, sabía que Orochimaru tenía algo planeado para el, y no en el buen sentido; lo utilizaría para algo, aunque no sabía para qué, pero seguramente superaría esa meta sin problemas. O así lo supone.

¿ Realmente Konoha valía la pena ? Claro que no, ya lo había pensado antes y lo único bueno que tenía ese sitio era cierto rubio revoltoso, simpático, desordenado y ,tal vez, lindo.

Sonríe de lado, totalmente confiado, ya tenía otros planes para el Uzumaki. Lo veía como un mejor amigo –se miente a si mismo el bobo– y como un pase directo al mangekyou sharingan. Nada más ¿ No ?

Un potente sonrojo se instala en sus mejillas y parte de sus orejas cuando ciertos recuerdos le vienen a la mente, haciendo que se siente sobre la rama de un árbol y oculte su rostro entre sus brazos totalmente abochornado.

Debía irse está noche. . . Y ese pensamiento solo lo hace acurrucarse más contra si mismo, debe ir a empacar al menos las pocas cosas que tiene de importancia, aunque realmente sean muy pocas.

Un pantallazo del cuadro donde está la foto del equipo siete hace eco en su mente, no lo llevaría, rompería esos lazos.

Realmente no había vuelta atrás, y si llegaba a regresar arrepentido de sus acciones seguramente lo meterian en una celda por el resto de sus días ¡ No ! El no podía retractarse, poco le importaban las opiniones de la gente. . . La gente que lo juzga por las acciones que toma sin tener en cuenta las opciones que tenía para elegir.

El sol termina de caer dando paso a un manto negro repleto de pequeñas luciérnagas blanquecinas. Se levanta de su tan improvisado asiento para empezar a ir a un paso rápido a su hogar, prepararía todo para el horario acordado.

Pasa por al lado de Ichiraku y nota la tan característica cabellera rubia y una rosada, están sentados muy pegados para su gusto pero no reclama nada, tampoco tiene tiempo para eso.

[...]

– Mira Naruto, supongo que como tú también tienes una meta fija me entenderías.– extiende sus brazos para sus costados, no de una manera exagerada. – No me importa morir intentando alcanzar mi sueño, solo sé que eso es lo que quiero y es todo lo que me importa.

– Ay otras maneras de alcanzarlo. . . – dice entrecortadamente, le queda poco tiempo de conciencia, sus ojos decaen igual que su andar pero hace todo lo posible para acercarse lo más que puede a Sasuke. – ¿Estás huyendo teme? ¿Tomas el camino fácil ahora?

– No estoy tomando el camino fácil, solo la manera correcta de transitar el difícil. – baja la mirada, prestando absoluta atención al cuerpo que cae frente sus pies.

El rubio no puede más físicamente, pero su mente trabaja a mil para poder hacer un esfuerzo más. Y aunque se vea patético, toma el pie de Sasuke, teniéndolo a su lado. Su ahora ex compañero le mira con asco, alejándose un paso atrás para que le suelte pero no funciona, se aferra como niño a su madre de manera desesperada.

Le mira profundo con sus ojos celestes, perforando su alma, intentando hacer que sus palabras lleguen mínimamente a Sasuke, pero solo lo habla a oidos sordos. Unas gotas caen sobre su rostro, el cielo está más nublado que nunca, y la lluvia comienza. El agua cae con fuerza sobre sus ojos haciéndole doler pero no le importa.

– Vuelve a tu hogar Sasuke. . . – susurra antes de caer en la inconsciencia, las gotas dulces caen mezclándose con sus lágrimas saladas.

El agarre en el pie de Sasuke se debilita y este aprovecha para quitarlo, mira con tristeza a Naruto, también tiene un dolor seco en el pecho que no es necesariamente físico y le hace dudar de sus acciones.

Rendido ante el cansancio se sienta al lado del rubio, lleva una mano a la mejilla ajena y la acaricia con suavidad. No se da cuenta cuando es que su banda se desafloja y cae entre ellos, la marca que porta ahora el símbolo de la hoja no hace más que recordarle que no puede perder el tiempo allí.

– Como pude enamorarme de un bobo como tú. . . – sonríe melancólico mientras se acerca al rostro durmiente – Perdóname Naruto, pero soy. . . Un vengador.

Finaliza con un beso en los labios contrarios, apenas se mueve, es solo apenas un poco más que un roce. Parece que ya no habrá un buenos días idiota luego de esto, es un beso de despedida.

– Prométeme que nos volvemos a ver, después de todo, eres Naruto Uzumaki.



















“Si me arrancan los brazos, le moleré a patadas. Si me corta las piernas, pelearé a mordiscos. Si me retuerce el pescuezo, lo mataré con la mirada... Y si me saca los ojos, le echaré una maldición.
Aunque me haga pedacitos... Pienso arrancar a Sasuke de las garras de Orochimaru.”



Nadie que nos explique.¡! Narusasu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora