Michelle Morrone - Watch Me Burn
Después de esa noche, después de las horas que me pasé llorando ya en casa, llegué a la conclusión de que, efectivamente, era incapaz de separar el sexo del amor y me había enamorado de Min Yoongi como un idiota.
Y lo peor de todo era que mis entrañas me decían que él sentía lo mismo por mí y que, sin embargo, no iba a ceder. Yoongi no iba a dejarme entrar en su pasado.
Probablemente, muchas personas me dirían que me conformase con lo que me había dado, pero yo, aunque había intentado engañarme a mí mismo al respecto, no iba a poder soportarlo.
Sí, el sexo era maravilloso, increíble, probablemente jamás volvería a encontrar un amante como él, pero si tenía que irme de su piso más veces como esa noche, como si fuese un ligue, o algo mucho peor, mi dignidad y mi orgullo no iban a poder soportarlo. Y tarde o temprano se lo haría pagar a él.
Sorbí por la nariz y me sequé las lágrimas. En eso Yoongi sí había tenido razón.
Lo nuestro, fuera lo que fuese, iba a terminar.
Ahora sólo tenía que superarlo y decidir si, a pesar de todo, de mi corazón roto y de mi orgullo herido, podía quedarme a trabajar en Mercer & Min.
Y la respuesta, lamentablemente, era no.
No iba a volver a Bloxham, eso seguro. Me quedaría en Londres y buscaría otro empleo, quizá Patricia pudiese recomendarme a alguien.
Estaba agotado, física y emocionalmente, y pronto volvería a llorar o atacaría la nevera y me comería una tarrina de helado entera yo solo. Para evitarlo, me eché agua en la cara, me lavé los dientes y me metí en la cama. Si tenía suerte, soñaría con Yoongi.
Cuando me desperté la mañana siguiente, seguía decidida a decirle a Yoongi que no podía seguir así. No podía seguir viéndolo sabiendo que el único de los dos que arriesgaba su corazón era yo. Sí, tenía que decírselo, pero una parte de mí se empeñaba en discutírmelo. Era la misma parte que sabía que él no haría nada para impedírmelo y probablemente eso era lo que más me dolía.
El bufete no era lugar para tener aquella conversación, sin embargo, era el lugar idóneo para hablar con Patricia y empezar a cambiar mi vida. Otra vez.
Saludé a Suzzie al entrar y le pregunté si la señora Mercer ya había llegado. Al decirme ella que sí, me dirigí al despacho antes de que me fallasen las fuerzas.
—Adelante —oí que decía Patricia desde dentro, tras golpear la puerta con los nudillos.
—Buenos días, Patricia.
—Buenos días, Jiminnie, pasa.
—Necesito hablar contigo —dije sin más preámbulos.
—¿Sucede algo?
Me señaló una de las sillas que había delante de su mesa y me invitó a sentarme.
Así lo hice y me cogí las manos para que ella no viese que me temblaban.
—Te estoy muy agradecido por haberme dado la oportunidad de trabajar aquí. He aprendido mucho, pero...
—Un momento —levantó la mano para indicarme que me detuviese—, ¿te quieres ir?
—Creo que es mejor que busque trabajo en otro bufete. Si pudieras escribirme una recomendación, te lo agradecería.
Ella se quedó unos segundos en silencio y me miró.
—¿Es por Yoongi? —preguntó, con una mirada extraña, entre furiosa y ofendida.
Me sonrojé y deseé que la Tierra se me tragase. Estaba convencido de que nadie lo sabía.
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NOVENTA DÍAS - |YOONMIN| #1 +18
RomanceTras poner punto final a su relación días antes de la boda, Park Jimin decide romper con su vida anterior y se muda a Londres dispuesto a empezar de cero. El cree estar listo para el cambio, pero nada la ha preparado para enfrentarse a Min Yoongi. Y...