Capítulo 26

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Miley Cyrus ft. Dua Lipa - Prisoner

Yoongi me tapó los ojos con la cinta de seda negra y bastó con que la tela me tocase la piel para que mi cuerpo y mi mente empezasen a derretirse de deseo.

Después noté que bajaba las manos por mi torso y las detenía en los bordes de mi sudadera. La fue deslizando por mi torso; acariciándome con los nudillos la piel que iba dejando al descubierto. Cuando terminó, deslizó las mangas por mis brazos. Durante unos segundos que a mí me parecieron horas, no me tocó.

Podía oírlo respirar, sentir el calor que desprendía su cuerpo tan cerca del mío, pero no podía verlo.

Colocó una mano en uno de mis tobillos y me sobresalté y Yoongi me besó detrás de la rodilla para compensarme. Se había arrodillado entre mis piernas y me
estaba quitando las botas. El sonido de la cremallera abriéndose resonó en mi mente.

Me recorrió los muslos con las manos, suave y lentamente, levantando los dedos de vez en cuando para hacerme cosquillas, hasta llegar al botón de mis pantalones. Lo deslizó con lentitud hasta que quedaron a un lado y, repitió el camino que habían trazado sus dedos con los labios. Besó todas las pecas que encontró a su paso antes de hacer lo mismo con la otra pierna.

Oí que se ponía en pie y se despojaba de los zapatos, los pantalones y el jersey. Y supe que no se había desnudado del todo, porque cuando volvió a acercarse a mí, la tela de los calzoncillos me rozó la piel.

—Eres precioso —me susurró antes de besarme y de cogerme en brazos. Sólo recorrimos unos metros y, cuando volvió a dejarme en el suelo, noté el cochón de la cama tocándome las rodillas—. Sé que siempre te pido que no digas nada, Jimin, pero esta vez, necesito oír tu voz. Necesito saber qué sientes. ¿De acuerdo?

Tuve que humedecerme los labios para poder contestar.

—De acuerdo.

—Voy a atarte las muñecas a la cama. Levanta los brazos, por favor.

Levanté primero el derecho. Yoongi me cogió la mano y depositó un beso en mi palma. Luego me la llevó hasta el poste de la cama y yo lo rodeé con los dedos.

—Es de seda, igual que la venda de los ojos —me explicó, mientras me ataba la muñeca a la madera.

La tela era suave, pero los nudos de Yoongi conseguían retenerme. Cuando terminó de hacer el último, tiró de la cinta y, al parecer satisfecho, me besó la muñeca
y siguió dándome besos hasta llegar al cuello. Después repitió el proceso con el otro brazo.

Yo estaba de pie frente a la cama con Yoongi a mi espalda, los ojos vendados y los brazos atados a los postes. Quizá tendría que haberme asustado, pero mi corazón
sabía que él jamás me haría daño y que no abusaría de la confianza que yo le estaba demostrando.

—¿Estás bien? ¿Te duelen los brazos?

—No.

Oí que se movía y esperé ansioso a que me contase qué quería hacerme. Lo oí caminar y respirar profundamente y luego se pegó a mi espalda y me tiró del pelo
para darme un beso en los labios.

Hasta ese beso, siempre había tenido la sensación de que Yoongi se contenía y en ese momento comprobé que era verdad. No me besó, me devoró con su lengua,
sus dientes y sus labios. Me retuvo inmóvil con la mano que había enredado en mi pelo; no me hacía daño, me sujetaba lo justo para que yo no pudiese moverme hasta que él me lo permitiese. Y si hubiese dependido de mí, jamás me habría apartado.

Jungkook me besó sin censura, sin intentar frenar la pasión y cualquier deseo oscuro que yo le despertase. Los movimientos de su lengua eran obscenamente
sensuales, la fuerza de su mandíbula me impedía cerrar la mía y sus dientes parecían obsesionados con morderme el labio inferior siempre que yo me apartaba un poco.

NOVENTA DÍAS - |YOONMIN| #1 +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora