XI

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A veces siento que estoy solo en una habitación obscura... Pero luego ya no lo estoy."

El colombiano dio un suspiro cansado aburrido de tener que contar su historia, el sueño y la irritación se estaban apoderando su cuerpo poco a poco con cada palabra que el contrario decía; no había dormido nada la noche anterior por lo que dormiría un poco si no fuera por las palabras desesperantes que soltaba la boca del de traje negro.

"¿No estás solo? ¿A qué te refieres con eso?" preguntó la organización calmadamente con su suave y tranquila voz mientras escribía en su pequeño libreta de tapa azul.

Esa libreta no era cualquiera, era la libreta en donde se escondían los secretos de sus demás compañeros, era la libreta de un psicólogo empedernido; normalmente, cualquiera lo tomarían bien, sería un libro entre cualquier otro y no era raro ir de vez en cuando al psicólogo pero no, no era normal para ellos porque se sabía que los que iban con él tenían serias enfermedades mentales. Le llamaban el <El diario de los enfermitos>, cualquiera que apareciera tendría un registro permanente y sería evitado a toda costa. Por eso mismo a cualquiera le daría miedo estar allí aunque prácticamente, todos los estaban.

"Bueno, es complicado." De una pequeña mesa de madera de mármol blanco tomo un vaso de cristal lleno de agua, dio un sorbo y prosiguió. "No veo a nadie más que a mis propias manos, pero sé que hay alguien, lo escuchó hablar todo el tiempo, todo... Dice cosas."

"¿Qué cosas?" Preguntó volviendo a escribir en el libro, el colombiano observaba el vaivén de la mano del contrario cuando escribía, palabra por palabra, era sofocante mirarlo, sentía su corazón palpar, era rápido y no paraba. Por unos momentos al verlo parar espero que su tinta se le hubiera acabado y que ya no tuviera más bolígrafos, rezaba porqué así fuera. Pero no, simplemente el de cabello oscuro había terminado de escribir y miró al colombiano tiernamente. Odiaba eso, era como si su orgullo y dignidad fueran arrebatadas en unas simples frases escritas por alguien comprensivo y bueno, pero aun así prefería eso a volverse un loco.

"¿Eso importa?" Espeto el mayor.

"Claro."

"Dice cosas como que soy un inútil y no merezco vivir, mierdas así." Hablo apartando la mirada de los ojos azules profundo del alado. Era molesto verlo tan tranquilo, como si sus problemas no importaran en lo absoluto.

Él volvió a escribir.

Y el colombiano rezo nuevamente.

"Ya veo, ¿y tienes alguna idea de a quién podría pertenecer la voz?"

"No lo sé, su voz se me es familiar, tan familiar que parece que la conociera de toda la vida pero... No sé quién es. Doy vueltas por todas partes buscándolo y nada, no hay nada más que fría y asfixiante oscuridad infinita extendiéndose por todas partes." El castaño tomó un poco de agua del vaso de cristal. Ya faltaba poco para que el líquido cristalino se acabara, todo se debe acabará, ¿no? La tinta debía hacerlo en cualquier momento, en cualquier instante, pero ¡¿por qué no lo hace ya?! "Pero la voz no para, sigue, y sigue cada vez más cerca, acompañada de otras más que no conozco, me rodean y vociferan, pero esa voz, solo se acerca gritándome más fuerte que cualquier otra voz hasta el punto en el que no pueda soportar el sonido y me deje sordo."

"Se acerca y grita..." lo miro curioso, sosteniendo ese estúpido bolígrafo negro, deseaba que se acabara ya, ¡que se acabe de una puta vez por todas! Debía de terminarse, debía de agotarse rápido porque ya no podría esperar más, no podrá aguantar ni un maldito segundo más; se estaba ahogando en un mar de aguas negras sin fin que entraban por sus pulmones y no lo dejaban respirar, nadaba pero no podía mantenerse a flote porque sus palabras eran como ese olor asqueroso que le hacía no poder ver nada de la putrefacción de aquellas aguas en de las que estaba envuelto porque en cuanto los abría sus ojos se empapaban de lágrimas dolorosas.

"¡Sí, sí, grita y sus pasos resuenan en toda la puta sala! ¡Hasta que lo veo, como una silueta negra; es familiar y por si te preguntas no sé quién o qué es esa cosa! ¡Tiene uno de esos uniformes que utilizabamos papá, mis hermanos y yo en la época colonial, pero no sé quién sea! ¡Se acerca más y me sonríe, aunque no veo su sonrisa sé que lo hace!" Gritaba exasperado. "¡Maldita sea deja de escribir!" Tomó el vaso y lo lanzó hacia un estante lleno de libros, el poco líquido que quedaba fue derramado en los libros que cayeron al suelo junto a los cristales que se esparcieron por todas partes hasta que uno casi corta la cara de la organización.

Hubo un silencio de penumbra en donde no se escuchaba más que la respiración agitada de la organización quien se había asustado por el repentino impulso del contrario y los pasos apurado de quienes se aproximaron angustiados al despacho.

De repente la puerta fue abierta por una secretaria y un guardia de seguridad quienes se pararon unos segundos estupefactos a contemplar la escena, cuando el enorme hombre recuperó la noción fue directo hacia el colombiano corriendo y lo atrapó entre sus corpulentos brazos, el latino intentó zafarse del hombre pero fue en vano ya que este lo apretó más haciéndole imposible moverse. 

La mujer asustada se acercó a su jefe y lo sacó de la oficina mientras que al ojiverde lo sacaron a la fuerza del lugar, el azabache intentó ir tras el colombiano pero se le hizo imposible.

"Señor, ¿está bien?" Pregunto preocupada la mujer.

"S-sí."

Habían gritos y forcejeos, no era la primera vez que esto sucedia pero nunca pensó que aquel tímido latino seria tan inconsciente de sus acciones, lo observo por unos minutos irse por la fuerza, en verdad quería acompañarlo pero no estaba seguro de que saldría ileso de allí, por lo que simplemente sacó su teléfono del bolsillo de su traje y escribió en su bloc de notas.

<Ataques de ira y falta de autocontrol en las emociones. Parece que el sujeto ha estado en constante presión sin la posibilidad de poder expresarse libremente. Se recomienda un tratamiento psiquiátrico con constante vigilancia por esquizofrenia en etapa prepsicótica, ataques agresivos que pueden resultar nocivos para él y quienes lo rodean, además de un control para ayudar a una libre expresión de sus emociones.>

𝐌𝐄𝐍𝐓𝐈𝐑𝐀𝐒 ❝🇨🇴❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora