1. La carta

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"Primero de todo, quiero decirte que creo que esto es lo mejor para nosotros en este momento, en unos meses no se si esto será lo correcto. Todo lo que te diga a ti ya te lo he dicho pero quiero que leas esta carta, puedes tirarla o hacer lo que quieras, puedes pisotearla o puedes quemarla pero antes, por favor termina de leerla.

Eres lo mejor que me ha pasado nunca, y te lo digo de verdad, y no sabes la nostalgia y la rabia que me da dejarte así, porque no quiero Samantha, te juro que no, pero no me queda otra, llevar una relación a distancia durante los años que este fuera no es una buena idea. Yo quiero que hagas tu vida, que conozcas a otra persona que te haga feliz y este contigo siempre, porque te mereces lo mejor.

Quiero darte las gracias por todos los momentos que hemos pasado, porque de verdad que para mi han sido increíbles y espero que para ti también lo hayan sido, gracias por confiar en mi y por hacer que yo mismo lo haga, gracias por animarme en todo lo que me daba miedo a hacer, gracias por apoyarme siempre en todo y gracias por ser tu cuando estas conmigo y hacer que yo sea yo cuando estoy contigo.

Lo que hemos tenido ha sido lo más real que he tenido nunca, de verdad, y no quiero que esto acabe así pero no hay otra forma, o tal vez si, pero yo no la he encontrado, se a ciencia exacta que en unos meses me voy a arrepentir de esto.

Solo quiero que sepas que te quiero muchísimo, que yo si me he enamorado de ti y que espero que todo te vaya genial, también espero que nos volvamos a ver, porque si el destino existe de verdad nos volveremos a encontrar y me da igual la forma.

Yo no quiero perderte Samantha".

Tres meses, nueve meses hacía desde que Flavio había abandonado España para irse a Estados Unidos, su discográfica funcionaba mejor allí. Y aquí estaba yo, un domingo más en el sofá de nuestro pequeño piso, ese que compramos cuando nos mudamos a Madrid después de salir de la academia de Operación Triunfo, con lágrimas en los ojos leyendo otra vez esa maldita carta que me dejo en el bolsillo de mi sudadera en el último abrazo que nos dimos. 

No voy a decir que lo he superado, porque no es nada fácil superar un amor tan real como el que había tenido con el, pero puedo decir que estaba empezando a no llorarle tanto y a empezar a salir más a conocer gente, estuve quedando con un chico unos tres meses, pero no llegamos a nada, no por el, si no por mi, no era capaz. Flavio me pidió que por favor siguiésemos en contacto pero no, era imposible seguir en contacto con el, por redes sociales vi que había venido a España unos dos meses, pero solo para ver a su familia. 

Esta tarde había quedado con Maialen, sin duda había sido mi apoyo en estos nueve meses, el hombro donde podía llorar sin que me juzgara nadie, la persona que me dio los mejores consejos, mi mejor amiga y la que me mantenía al tanto de la vida de Flavio en Estados Unidos, por mucho que no quisiese saber de el, mi subconsciente si quería hacerlo.

Me limpié las lágrimas que seguían cayendo por mis mejillas, metí la carta otra vez en el cajón de madera que tenia en mi mesita de noche y me dispuse a ir hacia la ducha, me mire al espejo, ojos rojos, piel sonrojada y unas ojeras hasta los talones, pelo deshecho y camiseta de Flavio puesto, yo así no podía superar nada pero la única manera de mantenerlo un poco más cerca de mi.

Me quite la ropa y me metí debajo del agua caliente de mi ducha, haciendo que el agua cayese por toda la piel intentando llevarse las malas experiencias que había tenido durante estos meses. Estuve como veinte minutos debajo de la ducha, hasta que decidí que era hora de salirse si no quería pagar 500 euros de agua este mes. Me envolví con mi toalla y me volví a mirar en el espejo, sin duda ahora tenia mejor aspecto, al menos no parecía una moribunda en mi propia casa.

Me vestí con algo cómodo, lo primero que pille en el armario para ser sincera y me deje el pelo secar al aire. Cuando termine me llego una notificación de Maialen mandándome la ubicación de la cafetería en la que habíamos quedado, por muchos meses que llevase ya en Madrid, no me enteraba bien de los sitios, podría decirse que el sentido de la ubicación no es algo que tenga muy desarrollado.

Sali a la calla, caminando despacio ya que llegaba de sobra a la hora en la que habíamos quedado, me quede mirando cada pequeño rincón de las enormes calles de la capital, cada pequeña librería adornada con todos los libros de poesía que me gustaban, prometiéndome a mi misma que volvería a ese sitio para comprar algún poemario. Seguía escribiendo, es más, tenía miles de poemas escritos, todos dramáticos, por lo que no tenía pensado que viesen la luz, tampoco quería que la gente se cortase las venas leyéndolos. Al fin llegue al sitio que me marcaba la ubicación del móvil, encontrándome a una Maialen bastante sonriente en una mesa apartada de la cafetería.

El establecimiento era realmente bonito, esta decorado con toques bastante vintage y a mi eso me encantaba, las mesas eran de madera, de un tono clarito y las sillas eran de color blancas, un montón de flores adornaban cada rincón del establecimiento y había un ambiente muy familiar.

-¡Titi! 

Dijo Maialen cuando me vio aparecer por el establecimiento, siempre me recibía así, y hacía mi día un poquito mejor solo con su presencia. Se acercó a mi y me dio un abrazo, de esos que te ahogan pero que te recomponen por dentro. Al terminar de saludarnos nos sentamos cada una en su silla para pedir algo de tomar, pedimos dos cafés y cuando nos sirvieron los cafés, Maialen me hizo la pregunta de la que no tenía nada de ganas de hablar.

-¿Como estás?

Me lo preguntaba con un tono de preocupación en su voz, pero también con un tono conciliador y sabiendo que le podía contar lo que fuese que ella me iba a apoyar en todo.

-Estoy.

Le conteste dándole el primero sorbo a mi café.

-Samantha...

-Mai ya, estoy teniendo un día de mierda y ya esta.

-No puedes seguir así cariño.

-He vuelto a leer la maldita carta.

Le solté de golpe, sabiendo que ella no me iba a criticar, si no que al revés, me iba a apoyar en todas las decisiones que tomase en mi vida.

-¿Por que?

-Lo necesitaba Mai, no sé, es una forma de sentirlo

-Samantha ¿tu sigues enamorada de el?

 Y ahí estaba la pregunta ¿lo seguía estando? Creo que no, lo seguía queriendo muchísimo y eso era así pero el nivel de enamoramiento paso a los meses de que el desapareciese de mi vida, o eso creía yo.

-No, lo quiero muchísimo, pero no estoy enamorada de el ahora mismo.

-Podrías contactar con el, al menos preguntarle que tal esta, algo Samantha, has sido muy importante para su vida, y el para la tuya, el intento hablar contigo, creo que es justo que tu hagas lo mismo.

-Maialen no entiendo porque me estas diciendo ahora esto, intuyo que no me estas queriendo decir algo, y por favor te pido que me lo digas, que seas sincera conmigo.

-Ha vuelto.

-¿QUÉ?

Le dije escupiendo el poco café que tenia en mi boca, había vuelto pero ¿para siempre? o para una sola visita. No, yo no estaba dispuesta a volver a verle, no quería hacerlo después de todo lo que paso, no estaba preparada.

-Para siempre.

Me dijo como si me estuviese leyendo la memoria.

-La discográfica ha terminado el contrato allí y se han vuelto a venir a Madrid, Flavio llega en dos días, por si te interesaba.

No, no me interesaba porque no iba a ir a verle después de todo, me negaba a volver a verle la cara, aunque estando aquí en Madrid me lo iba a cruzar más de una vez. Pero si podía alargar el momento, mejor.

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Hola! Acabo de empezar esta historia que tendrá de todo, amor, drama...

¡Espero que os guste!❤

Subiré capítulos los lunes y miércoles sobre las 9 de la noche más o menos.

Ahora O Nunca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora