Capítulo 2

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Día 1

VALERY

Chris está vivo.

La frase resuena en mi mente mientras atravieso las paredes vidriadas del pasillo privado del hospital, camino a la habitación presidencial.

El agente me circunda y me protege de la prensa hasta dar con el sector de acceso restringido donde el equipo de seguridad filtra al resto de fanáticos que están aquí tanto por amor como por odio.

—Por acá señorita, Simons—me señala el pasillo donde debo esperar—. Por favor, aguarde un momento hasta que termine la revisión médica.

—¿No lo han visto ya?

—El médico personal del señor White está hablando en este momento con...

—¿Qué hace él acá? Deberían estar hablando conmigo o con sus padres.

Me sorprende que los agentes de seguridad de mi futuro marido no sean capaces de mover un mínimo gesto cuando hablan o a la hora de plantarme un NO en el rostro.

Vamos, que estoy desesperada por quererle ver. Necesito cerciorarme de que está a salvo, no pueden sobrepasarme de este modo.

—Lo siento, señorita. Es nuestra orden. No puedo dejarle pasar hasta que tengamos explícitamente la palabra de quien está a cargo.

—Por todos los cielos.

Suelto un resoplido y me acerco al vidrio espejado en el vano intento de ver algo hacia el interior de la habitación donde seguramente se están poniendo al tanto de que ya estoy aquí.

Sin embargo, el cristal solo me muestra mi cabello castaño alzado en una vana coleta, mis labios sin pintar y mis ojos con el mismo maquillaje que me acosté anoche sin tiempo ni energías para pasarme una toalla desmaquillante.

Mis pómulos se ven demasiado saltones ante las sombras amoratadas bajo mis ojos, no he podido pegar un ojo desde que Chris no está a mi lado.

Con el corazón en un puño aguardo fuera.

Quiero verle.

Quiero abrazarlo.

Sentir su abrazo.

Saber que está bien.

Oler el perfume en el cuello de su camisa.

Ser abrazada por sus enormes brazos fibrosos.

Descansar mis mejillas en su pecho musculado.

Sentir sus labios besándome en el cabello.

Besando mis ojos.

Besando mi boca.

¿Qué hicieron contigo?

Sólo ruego que quien sea que le haya llevado, no le haya hecho nada malo. Por mucho que he orado todo este tiempo a la expectativa de que no haya sentido hambre, no haya sentido frío, no le haya hecho falta una palabra de cariño... Soy consciente de que estos grupos de poder están divididos por duras paredes de odio que los separan.

Y si algo tienen el común el amor y el odio es que son altamente inflamables; a ambas pasiones basta un chispazo para encenderlas.

Cuidado.

Porque un incendio no controlado puede devastar absolutamente todo...


CHRIS

Esposa del Presidente (FRAGMENTO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora