Capítulo 5

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VALERY

Entro a la habitación de Chris como si fuese una noche más en la que me dirijo a la cama para alistarme en el objetivo de dormir, sin embargo pierdo de vista que las cosas ya no son en absoluto como antes en cuanto entro y me lo encuentro desnudo saliendo de la ducha, restregándose una toalla en el cabello.

Lo veo de esa manera quedando a merced de mis bajos instintos. Él me mira también, pero su gesto de sorpresa me recuerda quién soy, devolviéndome a la realidad al igual que a su frase "no estoy seguro de querer hacerlo" que sigue haciendo daño en mi corazón.

Está ahí.

De pie.

Desnudo.

Frente a mí.

Y yo sintiéndome atada de pies y manos ante el imperioso deseo de querer tocarlo.

—¡Lo siento! ¡Olvidé que...!

—Descuida—me dice él, envolviéndose la toalla en su cintura, cubriendo su magnífico sexo que se erige magnífico delante de mí. No estaba erecto hasta que la toalla le cubrió y ahora comienza a marcarse cada vez más—. Después de todo, supongo que dormías acá. En este caso, yo debería dormir en otro lado.

—La habitación de huéspedes está bien para mí—le digo.

—Esto debe estar siendo un fiasco para ti.

Me encojo de hombros y me sorprende que se sienta a los pies de la cama, como si jamás se hubiese roto la confianza entre nosotros.

Al menos eso sí es algo que tiene presente para mí.

—¿Te duele?—. Observo su pierna vendada.

—Un poco.

—¿Qué tan profunda es la herida?

—No tanto, es bastante superficial. Pero se ensució con arena, agua, algas. Estamos previniendo que no se infecte.

—Claro, está bien—le digo con un deje de nerviosismo atravesándome la voz—. Yo... Creo que ya me voy.

—¿Podrías mencionarme qué es lo que sucede? ¿Por qué no me permiten utilizar teléfono celular o ver los canales de noticias?

Inspiro. No sé hasta qué punto él conoce verdaderamente.

—Supongo que para protegerte, Chris.

—Quiero saber. Entender algo de la mierda que sea que esté sucediendo.

—Eres una persona muy influyente. Necesitan que termines de recuperarte para retomar tus funciones.

—¿Y si no me recupero nunca?

Suspiro.

Él añade:

—Cierra la puerta y quédate conmigo un momento, por favor. Siento que...puedo hablar contigo. Honesta y abiertamente.

Un chispazo de energía se enciende en mi interior dando un poco de luz al vacío que surca en mi pecho.

—Claro.

Hago lo que me dice y me incorporo a su lado, en los pies de la cama.

—Tampoco te permiten contarme mucho acerca de mí, ¿verdad?

—Chris, yo...

—Entiendo. No te pondré en aprietos. Imagino que si te elegí como probable esposa es porque confiaba en ti.

Lo de "probable" me disgusta, pero lo evado:

—Si hay algo que no pueda decir, créeme que será para protegerte. Es mejor que recuerdes por tu parte.

—Sólo era un soldado en un campo de guerra pidiendo no tener que regresar algún día y ver a la cara a mi familia o ser tratado como héroe por asesinar...

—Era tu deber servir al país.

—Se puede servir de muchas manera a un país.

—¿Recuerdas por qué lo hiciste? ¿Por qué te alistaste?

Él abre la boca y tras pensarlo, contesta:

—Porque mi padre lo quería así. Lo veía positivo para mi imagen pública. Mi futuro político. Pero jamás pensé que terminaría formando parte de una lista presidencial.

—La encabezas. Posiblemente serías el presidente más joven en la Historia de nuestro país.

—Y tu la primera dama más joven, calculo.

—Pues, a veces las hijas son las primeras damas. En ese caso, no seré pionera como tú.

—Carajo, es demasiado. No puedo asumir una responsabilidad así en mis condiciones actuales—. Sus ojos me miran realmente preocupados. Hay dolor en ellos, pero sus labios separados están de infarto—. Y lo peor de todo, es que no puedo siquiera insinuar eso frente a mis padres. Siento que me matarían.

—Estabas muy seguro de quererlo hacer antes, Chris. Y lo sentías en la sangre. Todos creemos que serías de gran ayuda para una coherente conducción de los cincuenta estados y cada uno de los distritos.

—Yo... No es lo que siento ahora. Es como si me hubiesen arrebatado parte esencial de mí para poder orientarme en la vida.

—Eso fue lo que te hicieron. Y estoy segura, Chris, porque la persona a quien veo y escucho ahora es exactamente el mismo hombre responsable, honesto y apasionado al que conocí antes. Podrás asumirlo. Yo estaré para apoyarte en lo que sea que necesites, sientas o no lo mismo por mí... Que antes.

—Caray, Valery... Me siento un monstruo. En verdad.

—¿Un monstruo? ¿Por qué?

—Por no sentir lo mismo que tú cuando me miras. Es injusto para ti.

Mis ojos se impregnan de lágrimas y me las enjugo con el dorso de mi mano. Pongo una risita fingida para responderle:

—Descuida. No tienes por qué sentirte un monstruo.... Eres humano, Chris. No un robot que pueda ser programado para sentir cosas.

Una de sus manos encuentra la mía sobre el colchón y me dice buscando mis ojos:

—Duerme acá, por favor. Está claro que no mereces ser tratada como una huésped en esta casa.

—Yo... No puedo hacerte ir a ti. Me matarían.

Literalmente y en sentido figurado también.

— Cerrar los ojos y ver oscuridad es algo que me aterra... Duerme conmigo, Valery. En esta cama. Por favor. No me dejes solo esta noche.

Esposa del Presidente (FRAGMENTO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora