Capitulo 3: El Hijo De Hades.

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A Nico di Angelo le habían ocurrido muchas cosas en su vida.

Para empezar era un semidiós. Había visto a su madre morir, había estado encerrado en un Casino que congelaba su crecimiento. Había visto una manticora. Y eso sólo fue el principio.

También había viajado en el carro del sol. Había conocido a los 12 dioses del Olimpo. Había abierto muchas grietas en la tierra y devuelto esqueletos para pelear a la vida. Había viajado a través del laberinto de Dédalo antes de que fuera destruido. Había hablado con el fantasma del Rey Minos y con el de su hermana. Había peleado para defender el Olimpo en dos ocasiones y le había gustado su héroe, Percy Jackson.

En ese mismo mundo había sido raptado y encerrado en una jarra que le absorbía la vida. Había viajado por las verdaderas Roma y Grecia. Había entrado al tártaro. Había viajado por las sombras con la original Atena Partenos, un sátiro y la pretor del campamento Júpiter.

Por último, había luchado contra la madre tierra. Había vivido en el inframundo y había visto a alguien aceptar la maldición de Aquiles.

Era una persona fría. Oscura. Con el resentimiento como defecto fatídico. Se molestaba seguido y no era fanático de las bromas pesadas.

Una persona que había vivido prácticamente todo.

Jamás se habría esperado que al llegar al campamento finalmente luego de casi un año de la guerra contra Gaia, una chica de mechas le cayera desde el cielo.

Nico sabía que al todopoderoso Zeus no le agradaba, pero de allí a enviar chicas cayendo del cielo había un gran paso.

La chica lo tenía abrazado, como cuando ves a un familiar que llevas años sin ver. El pudo observar como, a la distancia, se encontraban varias grietas en el área de la playa. Así como muchos campistas heridos.

Quiron, el director de actividades del campamento Media- Sangre, se acercaba trotando. Acompañado de los 7 de la antigua profecía y la oráculo del campamento.

Nico se extrañó ante tan cálida bienvenida, y se relajó sin darse cuenta de que alguna vez estuvo tensado.

Luego se dio cuenta que ni sabía el nombre de la chica que lo tenía tan aprisionado.

Vio a Quiron con ojos extrañados. Este se aclaró la garganta y la chica se despegó inmediatamente, un poco sonrojada.

-Es un placer verte de nuevo Nico- le dijo el director. El asintió en señal de respeto y observo por el rabillo del ojo como la chica extraña fruncía el ceño.

-Nico!- gritó su hermana Hazel antes de abalanzarse encima del pobre chico. El sonrió y la estrecho entre sus brazos. Estaba feliz de volver.

-Hola Hazel- dijo con su clásica voz ronca. Ella lo abrazó más fuerte y luego se soltó. Los demás lo saludaron no tan cálidamente. A lo que Nico agradeció internamente. No era fanático del contacto físico.

Una vez que todos habían saludado, miró de nuevo a la chica de las mechas. Esta le sonrió animadamente y el, de manera sorprendente, le devolvió la sonrisa. Quiron miró la escena enternecido y sonrió al saber que todo iba bien.
El oscuro hijo de Hades dio un paso adelante y se presentó.

-Soy Nico di Angelo, un placer- dijo un poco más tranquilo de lo normal, sorprendiendo a todos allí incluyéndolo a el. Y se sorprendió aún más cuando la chica dio un paso adelante también, quedando muy cerca de el. Se extrañó mucho al ver que la chica se acercaba, normalmente la gente se alejaba de el.

Miró fijamente los ojos de la chica y se dio cuenta que eran como un arcoiris. Brillaban y parecían tener todos los colores mezclados. Como cuando juntas todas las temperas pero no te molestas en revolverlas.

La chica era linda. Así de simple. Sino conociera a la diosa del amor en persona, la confundiría con fácilidad.

Su cabello oscuro tenía unas mechas coloridas en las puntas, y una parte caía sobre su cara. Sus mejillas tenían un pequeño toque rosa, supuso que si la chica se sonrojaba su color sería interesante de ver. Sus labios eran rojos, ni muy grandes ni muy pequeños.

Por algún razón, Nico los miró por más tiempo.

La chica tenía un vestido blanco mármol, al estilo griego. Bajaba cuidadosamente por su cuerpo y tenía un poco de vuelo al final, haciendo la lucir aún más hermosa de lo que era.

Bajo un poco más la vista y aguantó la risa al ver sus pies cubiertos por unos Converse negros, desentonando por completo con el resto de la hermosura que irradiaba aquella chica.

Luego se fijó aún más.

La chica no sólo irradiaba belleza, sino poder.

Estaba claro que no era una mestiza cualquiera. Y Nico conocía a más diosas de las que pudiera contar, así que tampoco era una completa divinidad. No era un monstruo, dado que tenían prohibido pasar los límites del campamento. Conocía las auras de los hijos de los tres grandes, y aunque su aura se acercaba a la de una hija de Hades; había algo en ella que le era diferente.

Casi único.

Comenzó a desconfiar de la chica de las mechas. Ella sólo le miraba, examinándolo de igual manera que el se encontraba haciendo hace unos segundos. Sus hipnotizantes ojos revisaban profundamente cada parte de su ser, y eso le comenzaba a incomodar.

Siempre había sido el foco de muchas miradas, pero usualmente eran de miedo o de cautela. Ese era el efecto natural en la población al ver al hijo de Hades, no examinarlo con una curiosidad que le aterraba.

-Podrías dejar mirarme? Me siento incómodo- dijo lo más educadamente que pudo. La chica volvió su vista a sus ojos y sonrió.

-Lamento que te sientas así- respondió con simpleza. A Nico le pareció que no había una voz más melodiosa en la tierra, pero aún no confiaba en la chica de las mechas. Su ser era demasiado llamativo para ser seguro.

Demasiado perfecta para no contener ninguna amenaza.

Miró por encima del hombro de la chica una vez más, y observó el desastre cercano a la playa.

Volteó su vista a la chica de nuevo, y una pregunta muy obvia asaltó su mente.

-Quien eres tu?- preguntó aferrando su mano derecha a la empuñadura de su espada. La chica observó el acto y su sonrisa se borró con decepción, y creyó ver Nico un deje de tristeza en su mirada.

Quirón se acercó y puso una mano en el hombro sobre el cual Nico veía hace unos segundos antes. Miró a los ojos de la chica y le susurró algo en su oído. Ella asintió y cerró los ojos.

-Soy la hija de los poderes- habló con una voz clara y autoritaria en una especie de trance. Sus ojos habían empezado a brillar y su voz se había multiplicado, como a Rachel le ocurría cuando recitaba una profecía -Creada como mestiza y transformada por los dioses. La guardiana oficial de Olimpo y el escudo de mi hogar- siguió con la misma voz, luego sus ojos volvieron a la normalidad y sonrió aún más -Ustedes pueden llamarme Selene- dijo con voz tranquila con la intención de quitarle importancia. Todos la vimos boquiabiertos y confundidos.

A lo lejos, cerca de la Casa Grande, un trueno sonó. Y el rey de los cielos apareció en el campamento.

Sky's Nightmare (Nico di Angelo) - Saga  Unknown. Book 1. [Terminada/En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora