Padre [Libro 2]

09| Antídoto rosa.

Cuando Kakashi no pudo emitir ni una sola palabra después de las preguntas de Akira, eso también fue una respuesta.

La niña lloró, y lloró, sus lágrimas empaparon su ropa y los sollozos lastimeros se escucharon con eco por toda la casa, entonces su rostro dejó atrás ese color rosado típico de la fuerza usada al llorar y la palidez se apodero de su piel, era casi como si hubiese visto a un fantasma.

"Aún no debía pasar" pensó.

Akira cayó en cama, incapaz de moverse o articular palabra. Había vuelto a Konoha con un solo propósito y lo había cumplido, entonces ahora cuando sabía que el final estaba cerca, estaba dispuesta a aceptarlo, por primera vez aceptaría algo que no era de su gusto.

Cuatro días habían pasado y la fiebre alta no tenía intenciones de ceder, el cuerpo de Akira se debilitaba a cada minuto, pero los médicos no tenían una idea concreta de lo que le pasaba a la niña.

Kakashi había movido a cada médico de la aldea para que revisaran el estado de su pequeña, pero sin una respuesta que pudiesen darle, solo le recomendaron cuidar la fiebre. La piel lechosa de la niña quemaba al tacto, sus labios estaban partidos y sangraban, su nariz y oídos dejaban salir líquido amarillento acompañado de sangre cada tanto.

— ¡Algo debieron hacerle en el interrogatorio! —

— Kakashi te lo dije, la niña no fue torturada físicamente, sus síntomas no encajan con ninguna enfermedad conocida— Tsunade hablaba calmadamente mientras observaba a la niña en cama.

— Esto no puede venir de la nada, algo debió sucederle—

— No es una infección, ni tampoco está siendo envenenada, no se trata de algo que haya tratado antes— Tsunade lo pensó un poco, pero es que en realidad nunca había visto nada igual.

La enfermedad surgió repentinamente, los exámenes posteriores no mostraron ninguna alteración, la fiebre y el sangrado no daban muchas pistas, además de que parecía que la enfermedad avanzaba rápido, tan rápido que Tsunade temía que no tendría ni un mes.

— Lady Tsunade— la voz de Shizune la sacó de sus pensamientos.

Hace poco Tsunade había regresado de la residencia Hatake, donde Akira permanecía en una condición delicada. Tsunade había recomendado no moverla y en su lugar llevar lo necesario hasta ella, la rubia consideraba arriesgado el traslado debido a la fiebre excesivamente alta, cualquier mínimo descuido o enfriamiento repentino por salir al exterior podría complicar aún más la situación.

— ¿Sakura ha encontrado algo? —

— Aún no, pero se tomó un descanso para ir a ver a Akira— Shizune acomodo a Tonton en sus brazos— Sakura ha estado preocupada—

— No se lo menciones a Sakura, pero la enfermedad de esa niña la va a consumir antes de que podamos hacer algo—

— ¿Por qué dice eso Lady Tsunade? — Shizune la miro con preocupación.

— ¿Recuerdas cuando nos encontramos con esa tramposa en aquel lugar de apuestas? — cerró los ojos mientras apoyaba la barbilla en sus dedos entrelazados.

— Lo recuerdo, aún le debe dinero de aquel día Lady Tsunade— dejo salir un suspiro.

Tsunade ignoro el comentario.

— Cuando terminamos el juego y escapamos con habilidad, esa niña fue tras nosotras, pero pronto comenzó a llover tan fuerte que parecía que el pueblo se inundaría—

— Lo recuerdo, enfermé al día siguiente por la lluvia—

— Esa niña terminó empapada e incluso cayó desde un techo mojado con tal de perseguirnos, pero aun así la vi completamente sana al día siguiente cuando pasaba por el distrito de comida, no tenía heridas y parecía demasiado feliz para haberse si quiera pescado un resfriado—

— Puede haberse vuelto más frágil—

— Los niños no se vuelven frágiles, los niños no retroceden, avanzan—

Sakura hizo una revisión rápida al estado de salud de Akira bajo la mirada atenta y preocupada de su sensei.

— Su fiebre es demasiado alta, debemos mantenerla hidratada y procurar que la fiebre se mantenga en menos de cuarenta grados — Sakura dio las indicaciones mientras cambiaba los pañuelos húmedos en la frente de su amiga.

— ¿Va a mejorar? ¿Tienen alguna pista? —

Sakura quería mentir, pero eso no le traería nada bueno, nunca era bueno decir lo que la gente esperaba escuchar.

— No parece que vaya a mejorar, he estado buscando en los registros médicos de la aldea, pero no tenemos nada que nos pueda ayudar— cuando Sakura giro su vista hacia Kakashi este tenía los ojos cerrados con consternación— Pero definitivamente seguiré buscando, aun no termino con ello—

El silencio que se instaló en la habitación era pesado e incómodo, Sakura casi podía palpar la desesperación en el aire.

— Kakashi-sensei necesito más agua para mojar los pañuelos—

— Está bien, vuelvo enseguida, cuídala—

Sakura suspiro volviendo su mirada hacia Akira, se veía tan diferente, no solo el cabello castaño y la tez enfermiza, era como si algo en ella fuese totalmente diferente, como si no fuera la misma persona, pero los pensamientos de Sakura fueron interrumpidos por un leve toque en su mano.

Akira había abierto los ojos, se veía sumamente cansada, pero aun así se aferraba a la mano de la peli rosa con insistencia.

— ¿Akira? ¿Te duele algo? —

La niña negó levemente, mientras apuntaba hacia la mesa de noche, necesitaba escribir algo.

— ¿Cómo se pueden cortar los lazos familiares? ¿Es eso siquiera posible? — Shizune trataba de entender la información que Sakura había obtenido de Akira.

— Yo tampoco lo sé, no puedo entenderlo del todo— Sakura mantenía la vista en los libros que había podido encontrar relacionados a genética y enfermedades hereditarias.

— Es decir, puedes distanciarte de tu familia, la familia puede morir, pero siempre tendrán la misma sangre—

Sakura elevó la vista, los ojos verdes brillaron y Shizune recibió un gran abrazo como agradecimiento.

— ¡Esa es la respuesta! — Sakura sonrió.

— ¿De qué hablas? ¿Encontraste algo? —

— Gracias, tengo que irme— Sakura tomo sus cosas y salió corriendo.