Capítulo 1

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El gruñido de su estómago hambriento la despertó, pero no abrió los ojos. La rubia gimió cuando movió su brazo derecho ganando una sensación de hormigueo en todo el brazo, odiaba cuando eso ocurría, trató de ignorarlo y dio un giro para ponerse boca arriba mirando hacia el techo blanco de su habitación, lentamente caía de nuevo en los brazos de morfeo cerrando sus párpados pesados. Otro gruñido salió desde su interior rompiendo el silencio y fue suficiente para Harley para sentarse en la orilla de su cama aun somnolienta. Su cabellera rubia era un desastre, un nido de grumos y amarres. Sacó un sonoro bostezo y miró a su alrededor, sabía que era sábado Bárbara de seguro se había ido con su familia, siempre regresaba a casa después de una semana de clases, no la culpaba, igual ella se iría a casa, solo si su familia fuera más como la familia Gordon, los Quinzel no eran muy hogareños. 

Tenía toda la mañana para ella sola. Decidida a empezar su día, Harley se puso de pie y estiró los brazos lo más que pudo, había leído en Internet que hacer estiramientos después de despertar podía ganar una centímetros de altura, esperaba que sea cierto. 

Encendió el televisor más para hacerle compañía que para mirar. Abrió todas las ventanas y esperó que los rayos del sol llenarán con calidez su habitación fría y solitaria. Pero estaba en Gótica, lo más cercano al sol era un cielo nublado sin lluvia. Harley suspiró, miró hacia afuera desde su ventana abierta de par en par y echó un vistazo. Vivía dentro la residencias de la universidad, así que todos sus vecinos eran al igual que ella estudiantes. 

 Eso le llenaba de seguridad, saber que estaba lejos de Jack por unos días fue de alguna manera, tranquilizador.

Había uno que otro grupo de amigos en el pequeño parque en medio de todas las casas de fraternidad, disfrutando de su fin de semana. Harley sabía que la mayoría de ellos se irían de antros o lo más recurrente, harían su propia fiesta y se embriagarian hasta que sus cuerpos no soportaran tanto alcohol en su sistema. Los envidiaba, ella deseaba poder hacer lo mismo, emborracharse con sus compañeras de fraternidad, perder la noción del tiempo y despertar con una resaca, pero no podía y había una razón suficiente para no hacerlo, Jack.

Harley sacó un suspiró ante su desdicha, se dirigió a su pequeño frigorífico donde tomó su burrito que no terminó de comer la noche pasada, agradeciendo interiormente a Babs, ella siempre tenía burritos de frijoles extra.

Le quita el aluminio antes de meterlo al microondas, una lección que aprendió a las malas, después lo pone a calentar. Tomó asiento en una de las sillas de la mesa del comedor mientras esperaba, en la televisión encendida comenzó la música de "katy Perry Dark Horse" y pronto sin darse cuenta siguió la canción, tarareando mientras miraba el video musical. 

El vibrador de su celular retumbó con fuerza contra la mesa de plástico asustandola en el proceso, Jesús se dijo así misma la rubia. Harley tomó su celular y lo primero que vio fue la hora, 09:40 am una mueca adorno su rostro con disgusto, tenía poco tiempo antes de poder darse un baño y preparar su atuendo e irse con Jack. La rubia deslizó su dedo pulgar contra la pantalla de su celular desbloqueado y miró los mensajes que no había leído.

"Harl deje burritos y una hamburguesa para que comas, no pases hambre. Esta noche han planeado una fiesta, espero y puedas festejar con las chicas, ya sabes, todas quieren que estés ahí, eres el alma de la fiesta... Te quiero"

Harley se rio nostálgica, deseaba poder decirle a Bárbara que ella quería quedarse, que en verdad quería hacerlo, pero... "Gracias Babsy, lo tendré en cuenta." terminó por responder. 

El siguiente mensaje era de Jack. Estaba registrado como Puddin, claro, ese apodo cariñoso se lo dio antes de poder conocer al demonio escondido. "Ahora me llamarán Joker" había dicho para después ser atacado por una carcajada sin humor. Harley chasqueo la lengua y abrió el mensaje.

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