—Max, sé que me estás escuchando... —Chillaba, sin retirar la mirada de la senda detrás de ella, donde ya no estaba ni Steve, ni su auto, había pactado devolverse por ella en unos cuantos minutos, en los cuales estaba hablando con "Brenda" — ¡Solo quiero hablar un momento Maxine!
Se negaba a pensar lo que iba a hacer si la pelirroja no salía y, a pesar de ello, no lograba impedir que la callada preocupación fuera royéndola por dentro.
Miró detrás una vez más, y suspirando rendida, le dio vuelta al tráiler corriendo, husmeando por todas las ventanas, esperando a ver la figura de su amiga, hasta que escuchó el seguro de la puerta de delante abrirse. Se había tropezado con las rocas sueltas en el suelo, sin caer, lastimándose los tobillos a estos doblarse por su torpeza gracias a la oscuridad.
— ¡Max! — Abba alcanza a la chica por detrás, pero no se detiene, va directo a la casita de un cachorro a darle comida, mientras el frío empezaba a hacerse más agudo — ¿No lo llevas dentro? Está muy helado.
— ¿Qué quieres, Abba?
—Yo..., solo quería ver como estabas, no te vi hoy en el partido, y ni siquiera nos cruzamos hoy en los pasillos.
—Estás aquí por Lucas, ¿No es así?
Antes de poder expresar cualquier otra cosa, el sonido de un auto había interrumpido, era nada más que Eddie, en su miniván, y para asombro de Abba, Chrissy estaba en el porche también, con su clásico porte alterado y el uniforme del equipo aún puesto. La rubia dejó de lado cualquier otra inquietud, le había preocupado más el hecho que en ese justo momento, su compañera estuviera a altas horas de la noche en casa de Eddie Munson.
Se volteó para ver a Maxine, quien estaba atenta a la misma escena, pero rápidamente tomó postura de nuevo y fue de camino a su casa.
— ¿Te irás así nada más?
—Abba, no hay nada de lo quiera hablar contigo ahora mismo. Dile a Lucas que estoy bien, ¡Vete a casa!
No hallaba para donde era correcto voltear, por un lado, estaba Chrissy, la cual había decidido de un día para otro comprar droga, luego de haber estado realmente extraño los últimos días, y luego, Max, con la que había pasado la mayoría de su tiempo en Hawkins, quien sabía que ocupaba ayuda también. Mayfield estaba mal, y ella no sabía que más hacer para acercarse y tener una conversación que pasase las tres oraciones.
Tragó con fuerza y resopló cuando la puerta de Max se había cerrado, además de los espasmos, ahora la llenaba esa culpa del haber elegido cruzar el camino para ir a tocar la puerta de Munson.
Avanzó sin pensarlo a la portezuela.
— ¿Qué hace Chrissy aquí? — Fue lo primero que dijo cuando Eddie abrió su puerta, ella dio un paso más para estar adentro y a centímetros del chico, con un rostro que ella pensaba se miraba amenazadora.
—Abie...
—Vámonos, Steve no tarda en llegar.
—No, Eddie estaba por buscar algo.
—No permitiré que te metas lo que sea que te haya ofrecido..., Eddie. — No había abandonado su postura, sin embargo, Eddie estaba un metro atrás, mirándola algo fastidiado e incómodo.
—Creo que Cunningham puede decidir sobre sí misma.
—Lamento que hoy no es el día, Munson. No dejaré que reciba ninguna cosa tuya.
— ¡Vamos Lacy! No la estoy obligando ¿Sabes? También me parece de lo más sobrenatural que alguien como Chrissy quiera comprarme algo. — Había querido ignorar el modo en el que dijo su apellido al lado de una oración disgustada, pero no pudo, de pronto la discusión se estaba disipando en sus sentidos del yerro.
—Entonces no lo hagas, Eddie.
—Como dije, es libre de decidir lo que ella crea conveniente.
—Sí, drogas parece algo muy conveniente, ¿No te parece?
—De hecho, sí, deberías probarlas, tal vez te mejore ese humor que cargas.
Sin atreverse a mover las manos para encontrar algo bien firme donde sujetarse, sopló con fuerza para apartarse un grueso rizo dorado que le caía entre los ojos. Estuvo a punto de responder a aquel hombre como merecía, pero se dijo que no lo haría; no se mostraría tan detestable e indecoroso como él.
Aún en un medio hostil como aquel lugar perdido entre árboles, más casas y ante un majadero sin educación, ella no perdería la suya. Inspiró y exhaló con suavidad, tal y como su profesora de yoga le había enseñado a mantener la serenidad en momentos de crisis, pero algo cambió en ese justo intervalo, y miró a su alrededor.
Las luces del tráiler titilaban y el frío trepaba por sus extremidades de una manera más intensa, calándole muy dentro. Soltó aire y miró a su lado, la rubia estaba quieta, hace rato no la escuchaba por estar pendiente de su pelea con Eddie, tampoco es como si Chrissy hubiera dicho algo. La chica miraba a un punto fijo, o eso repasó sin verla, quieta y recta, no movía ni un dedo, y con medida que pasaban los segundos, el frío le subía más y más, lo sentía atravesando su piel, paralizando poco a poco cada músculo y llegando a sus huesos para intentar quebrarla.
Miró a Eddie en el silencio lúgubre, este la miró de vuelta, intranquilo mientras miraba las luces por todo el lugar. Abba fue la primera en dar el primer paso para hablarle a Chrissy. Una vez que estuvo frente a ella no pudo decir nada, sus ojos estaban volteados, extraños, en blanco, el color en ellos había perdido vida y saturación. Sintió un pinchazo en el corazón, una serie de recuerdos vinieron a ella, cosas que pensaba ya había dejado en el pasado.
—Chri... Chrissy. — Empieza subiendo sus manos hasta los hombros de la chica — ¡Hey Chrissy! — Se aleja para empezar a buscar algo por todo el tráiler para hacer una llamada— ¡Un maldito teléfono!
Munson tampoco respondía, estaba ido en tratar de avivar a Chrissy, le daba palmadas en los hombros y repetía su nombre una y otra vez, en voz muy alta, mientras Abba creía que los bombillos iban a estallar en cualquier santiamén. Ambos en la desesperación del momento quemaban sus gargantas gritándose el uno al otro, mientras Abba indagaba algo de donde poder comunicarse con Steve o Dustin, Eddie solo estaba cada vez más pávido.
Calló al suelo golpeando los tobillos de la chica, esta sin entender el extraño mutismo, se dio la vuelta de lo que estaba haciendo y la vio; los pies de Chrissy se habían despegado del suelo y sin poder explicarlo había llegado hasta tocar el techo de la casa rodante.
Una brisa y el terror que le inundaba el cuerpo le habían cristalizado los ojos al ver cada segundo que pasaba la escena, sus piernas flaquearon cuando crujidos venían del cuerpo de su amiga, crujidos que hubiera querido no reconocer, cayó al suelo y un grito lastimó su garganta, al punto que podía haber estado segura, la había hecho sangrar, los brazos de Chrissy empezaban a perder su forma, sus piernas, con cada quiebre algo dentro de Abba se iba marchitando cada vez mas en el lugar, sus uñas estaban rotas por rasguñar en suelo en busca de algo a lo que pudiera aferrarse, escondía la escena de su vista lo mas que pudiera, cerrando sus ojos llorando fuerte, sintiendo como unas manos encerraban con mucho impulso sus antebrazos y muñecas. Abrió los ojos para tratar de desengancharse, pero al ver que era Eddie tratando de levantarla solo se dejó sin pensar en nada más.
Abba seguía por detrás a Eddie sin mirar la escena a sus espaldas, deseando por dentro que algo le permitiera poder devolverse y ayudar a su amiga. No subió a la camioneta como él pensaba que lo iba a hacer, pues había visto a lo lejos dos luces aproximarse y corrió hacia ellas hasta que el auto se detuvo y hasta que sus muslos ardieran. Steve bajó apresuradamente al ver lo sobresaltada que Abba estaba, ni siquiera pudo mantenerse de pie sola cuando él ya la había aprehendido con sus brazos, dejando que lo abrazara para gritar y llorar.
Entre tanto llanto de pavor, Steve pudo escucharla decir: —Volvió, está aquí otra vez.
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MATERIAL GIRL Ꮺ eddie munson
Fanfictionpuede que eddie sea su tipo ideal físicamente, puede que su vibra sediciosa vaya muy bien con la suya para combinar y divertirse, tener escenarios reales para recordar el resto de su vida, pero eddie está lejos de ser el chico que tanto le es...