La decisión de Tobio

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Hola! Aquí un nuevo capítulo, espero sea de su agrado!

Durante el desarrollo de esta historia, se tocaran varios temas, entre ellos el aborto, espero respeten el punto de vista que se le quiere dar dentro de la historia, si estas en contra no insultes, si estas a favor no insultes. 

Bueno, sin más que decir, gracias y disfruten. 




Al llegar a su dormitorio, lo único que quería Kageyama era dormir, fijo su mirada en el reloj de la pared, apenas iba a ser la una de la tarde, que rayos, el tiempo que paso en la enfermería fue una eternidad. Dejo el bolso que llevaba en el pequeño sofá de la pequeña sala de estar que tenían, camino a la pequeña y nada grande cocina que tenía, tomo un vaso de agua y en cuanto termino fue a su recamara, dejándose caer en la cama y durmiendo al instante.

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Sintió como algo rozo su frente, lo cual en si fue algo molesto ya que quería seguir durmiendo, gruño un poco, pero se calmó al sentir esa misma sensación en su cuello cabelludo, volviéndose relajante y casi quedándose de nuevo dormido.

-Tobio, es hora de despertar.- susurraron cerca de su oído, sabiendo que ya era imposible volver a dormir, tomo aire y se preparó mentalmente para volver a la realidad. Lentamente y con demasiado cansancio, abrió poco a poco los ojos, se sentía tan pesado, como si hubiera corrido un maratón interminable.

-Vamos rey, tienes que comer algo, ya son casi las ocho de la noche y por lo que veo llevas un muy buen tiempo durmiendo.- refunfuñando, saco la manta que tenía encima y observo al hombre sentado a su lado en la cama, el cual sonrió al ver el tierno puchero que tenías en los labios al estar molesto por despertar. Quedaste maravillado por ver lo hermoso que era, en especial por la luz del atardecer que le daba directamente en la cabeza, suspirando encantado te acercaste a su rostro y le diste un pequeño beso de bienvenida en los labios.

-Hola, pensé que vendrías hasta el fin de semana.- dijo mientras se levantaba de la cama junto con Kei, el cual solo tarareo antes de responder.

-Vine antes, quería saber cómo estabas, una mandarían andante no me dejo de enviar mensajes toda la tarde sobre si seguías bien después de irte de la universidad, ya que no le contestabas.- en cuanto escucho mencionar al Hinata y sobre lo que paso durante el día, quedo paralizando volviendo a recordar, haciéndolo sentir náuseas y angustia, lo cual, al parecer fue muy obvio ya que Kei se encontraba a su lado en un instante con una cara de preocupación.

-Te...tenemos que hablar de algo.- susurraste, tomando su mano, se dirigieron al pequeño sofá de dos asientos que había, aun sintiendo tu angustia y nerviosismo, Kei rodeo su cuerpo con los brazos haciendo que se recargara en su pecho, lo cual a decir verdad le dio bastante tranquilidad.

-¿Qué sucede?- cuestiono, levantado la cabeza viste que te observaba, estirando tu brazo, pero sin alejarse de su cuerpo, tomaste tu bolso que estaba a un lado, abriéndolo, busco la caja que le dieron en la enfermería, pero antes de sacarla dudo. -Kageyama, dime de una vez que está pasando, lo creas o no estoy igual o más nervioso que tu.- declaro Kei, y al parecer era cierto porque inclusive utilizo su apellido, además noto esa pequeña manía que tenia de agarrar sus manos, lo cual normalmente lo hacía lucir adorable, pero ahora no era el momento de pensar en eso.

-Llevo...llevo un tiempo sintiéndome algo extraño.-Kei solo hizo un ademan con la cabeza para que siguiera, tomando aire, Tobio continuo.-Los olores, los percibo más intenso que antes, además, hay alimentos que producen asco, mi cuerpo se sentía raro así que había decidido irme a casa temprano.-vio como Kei frunció el ceño, porque ambos saben que aunque Tobio no sea el fan número uno del estudio, nunca faltaba a clase o se saltaba alguna clase.- pero, antes de irme sentí una nausea, fue demasiado desagradable, porque a pesar de que no vomite, estaba seguro de que lo haría en cualquier momento, así que Hinata me arrastro a la enfermería.-

-¿Y qué paso en la enfermería?- lo animo a continuar.

-La enfermera empezó a hacerme preguntas.-callo al recordar y se sonrojo un poco, evitando la mirada de Kei, el cual seguía con cara de desconcierto. –Sobre mi celo y otras cosas.- observo de reojo como la cara de Kei empezaba a cambiar, pero no sabía bien identificar lo que significaba. –así que para confirmar la sospecha que tenía, me...me dio una prueba de....de embarazo.

Silencio, nadie hablo, no se atrevió a mirar a Kei de lo nervioso que se sentía, lo cual fue peor ya que empezó a imaginar miles de cosas en su mente, inconscientemente sus feromonas se empezaron a disparar llenas de angustia, al percibirlas Kei inmediatamente lo abrazo, y eso fue el detonante para Tobio, quien desde lo que paso en la enfermería no lo había procesado bien hasta este momento, empezó con pequeños sonidos ahogados, los cuales fueron convirtiéndose en sollozos hasta terminar en un llanto, dejando salir el estrés que sentía, mientras tanto Kei solo lo acerco más a su cuerpo y acaricio su cabello mientras susurraba a su oído palabras de consuelo.

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"Ah, al parecer se volvió a quedar dormido".

Sintiéndose aun adormilado, se dio cuenta que estaba en su habitación, acostado en la cama, al querer moverse de posición, sintió algo alrededor de su cintura, percatándose de que era Kei al olerlo, aun así se movió para poder acurrucarse entre el hombro y cuello de su alfa, inhalando profundamente su aroma sintió como poco a poco su cuerpo se relajaba y así con las pequeñas caricias que sentía en su espalda baja volvió a dormir.

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A la mañana siguiente, mientras se preparaban para las clases, todo estaba en silencio, el cual para Kei era tranquilo y sereno, sabiendo que tratar de obligar a Tobio hablar no sería lo mejor, mientras tanto Tobio, se sentía algo inquieto, tal vez no como ayer, pero aún seguía ese malestar, sabía que tarde o temprano tendrían que hablar de esto. Al sentarse a desayunar, observo como Kei comía con tranquilidad, sin embargo, lo conocía mejor de lo que creía, esa pequeña pero notable tensión en sus hombros indicaban algo, Tobio apreciaba mucho como su Alfa no trataba de obligarlo a decir algo sobre lo del embarazo, pero el momento de hacerlo.

-Yo...- su voz entrecortada llamo la atención de Kei, quien inmediatamente puso sus ojos en su figura –lamento lo de ayer.- antes de que pudiera seguir vio como Kei negaba con la cabeza, rechazando cualquier disculpa, dándole a entender que no tendría porque.

-No tienes por qué disculparte, es normal, no era una noticia que esperáramos... que esperaras.-

-Tienes razón, solo...creo que necesitaba sacar lo que sentía.- lo vio a los ojos y sonrió, recibiendo a cambio una sonrisa pequeña también, se quedó callado inmediatamente después de eso, pero aun así había algo que lo seguía inquietando. Y como siempre, Kei, siendo de los dos, el que mejor podría comunicarse, hablo primero después de eso.

-¿Qué... qué es lo que quieres hacer de ahora en adelante?- soltó la pregunta, en la cual ya venía implícito aquello que no se atrevían a decir en voz alta, seguir con el embarazo o abortar. 

El nacimiento del primogénitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora