Capítulo 3

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Actualidad

El sol comenzaba a filtrarse por las persianas de la ventana, pequeños rayos de luz iluminaban la habitación, todo estaba en calma y en silencio, hasta que unos golpes en la puerta despertaron a la joven que allí dormía.

-Lena, buenos días y a brillar-dijo alegremente Lillian, mientras ingresaba al cuarto para abrir las persianas.

-¡Mamá, la luz!-se quejó la joven, mientras se tapaba la cara con la frazada-¿Sabes? Algunas mamás despiertan a sus hijos, con un beso, o cantándoles o simplemente con un buenos días, desde la puerta ¡no dejándolos ciegos!-agregó la pelinegra aún bajo las cobijas.

-Buenos días a ti también corazón-respondió su madre, como si nada, mientras la destapa y le daba un beso en la frente-te esperamos para desayunar-agregó mientras salía del cuarto, para que su hija se cambie.

Los Luthor desayunaron rápido, como siempre, se alistaron y salieron todos juntos a cumplir su rutina, Lionel alcanzaba a su esposa e hija a la escuela y luego él se encaminaba a su trabajo.

Lillian y Lionel, ingresaron al auto, pero Lena se frenó frente a este y clavó los ojos en la casa de sus vecinos, mientras la recorría con la mirada, en una de las ventanas pudo ver a Eliza observándolos, ella levantó su mano en modo de saludo, pero la mujer corrió la cortina y volvió a desaparecer en el interior.

Lena, bajó la vista e ingresó al auto, en silencio, ante la atenta mirada de sus padres, que se miraron entre si comprendiendo por lo que estaba pasando su hija, no dijeron nada, encendieron la radio, arrancaron el auto y se alejaron.

Pronto estuvieron frente al complejo educativo, que no era más que un alto edificio de dos pisos, en la planta baja se ubicaba la primaria y en el primer piso la secundaria, compartían el enorme patio, con un alambrado en el medio que separaba a los más chicos de los adolescentes. Así que madre e hija siempre ingresaban juntas al establecimiento para luego separarse, Lillian quedaba en el piso de abajo y Lena subía al primero.

-Bueno chicas, hemos llegado-dijo jovialmente Lionel, mientras acercaba su rostro a su esposa y le daba un tierno beso en los labios, el cual se extendió unos segundos, para el lamento de su hija.

-ugggh, estoy acá, ¿qué no se dan cuenta que los están viendo?-dijo con vergüenza Lena, mirando hacia los costados-por eso prefiero que nos dejes a una cuadra y no frente al edificio, susurró no demasiado bajo.

-A no, yo ya estoy viejita y no pienso caminar ni una cuadra-le respondió su madre mientras bajaban del auto.

-Pues para mi no estás nada viejita- dijo su padre, levantando sus cejas y mostrando una media sonrisa.

-ugggh, sigo acá- por respuesta solo recibió las risas de sus padres.

Faltando solo unas horas para el finalizado de clases, Lena se encontraba charlando con su mejor amiga, Samantha, una hermosa joven de pelo castaño y ojos cafés, en el patio, en el último recreo. Cuando Sam levantó la vista y observó, detrás de su amiga, que un chico se acercaba hacia ellas.

-Ok, Len, tómalo con calma, no te gires, pero creo que Jack se está acercando a nosotras- justo después de decir estas palabras, Lena se giró, confirmó que el chico se acercaba y volvió a girarse, para mirar con ojos desorbitados a su amiga en busca de ayuda.

-¿Qué hago?-suplicó esta.

-¿Hacerme caso?-respondió Sam, levantando las palmas de sus manos y agitándolas, pero ante los ojos suplicantes de la pelinegra agregó-ok, tranquila, compórtate normal y no digas nada raro.

-Hola chicas- saludó este, para luego posicionarse enfrente de Lena, dándole la espalda a Sam y continuar-¿Cómo estás Len?

-Hola Jack, bien acá charlando con mi joven Padawan...-Sam llevó la palma de su mano a la frente- ¡amiga!, es decir mi amiga.

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