3 meses después
Kara dormía apaciblemente, hasta que un sonido chirriante y molesto interrumpió su sueño, oculta entre las sábanas extendió la mano hacia su mesita de luz y apagó la alarma, la joven se incorporó y se desperezó, miró alrededor sin enfocar nada, mientras sus ojos se acomodaban a la penumbra, luego se levantó, se cambió y salió de su cuarto rumbo a la cocina, Eliza ya estaba allí cocinando, la pelirubia tomó asiento frente a la mesa, mientras observaba a su madre preparar el desayuno, la mujer colocó el plato con hotcakes, un vaso y jugo en caja delante de su hija sin siquiera mirarla y sin mediar palabras.
Esta era la nueva normalidad para las Danvers, después del suceso de aquella noche, su relación había vuelto a cambiar y para peor, Eliza había tomado una decisión, aunque no fuera la mejor, cumpliría con su deber de madre lo mínimo e indispensable, la inscribiría a la escuela, le proveería de ropa y comida y solo le hablaría lo necesario, nada más, ahora eran dos extrañas viviendo bajo el mismo techo, ya no eran una familia, no había nada entre ellas, no existía el afecto y amor de madre e hija, sin saberlo Kara había vuelto a quedarse sola.
La joven de ojos azules, miró la caja de jugo sobre la mesa, la tapa se desenroscó sola, luego la caja se elevó y comenzó a verter su contenido dentro del vaso, de pronto una mano la tomó y la depositó sobre la mesa de forma brusca, salpicando un poco de jugo sobre el mantel, Kara miró a Eliza que tenía el semblante serio y esta posó sus ojos sobre la rubia.
-No hagas eso-su mandíbula se tensó y agregó entre dientes- por una vez en tu vida, compórtate normal- Kara bajó la vista a su plato y Eliza se retiró, sin decir más nada.
Kara solo pudo ver en los ojos de su madre rechazo y entonces lo comprendió, había vuelto a su casa pero no a su familia, ya no la tenía, nunca la tuvo, Morgan tenía razón, después de todo tenía algo que agradecerle a la compañía, le habían abierto los ojos a la realidad, nadie la amaba... quizás ... él si tenía razón.
-Kara-unos golpes en la ventana la sacaron de sus pensamientos, giró la cabeza y la vió, su ancla a tierra-¿qué tal extraño? ¿Quieres que te llevé a dar una vuelta?-preguntó Lena mientras hacía señas con sus cejas, Kara solo pudo sonreír y afirmar con la cabeza, la pelinegra siempre lograba alegrarla.
La pelirubia buscó su mochila y salió de su casa, sentada en los escalones de la entrada estaba esperándola su amiga, cuando la escuchó la joven se incorporó, la miró con una enorme sonrisa y le extendió la mano.
-¿Vamos?-Kara miró su mano, negó con la cabeza, depositó sobre ella el tirante de su mochila y comenzó a caminar, Lena rodó sus ojos y la siguió, cortándole el paso- perdón, pero creo que no me has entendido- y volvió a extenderle la mano- a menos que quieras caminar...- la joven de ojos azules, la interrumpió dando un paso hacia el frente, cortando un poco la distancia, miró fijamente a su amiga, sus ojos se desviaron un segundo a sus labios y volvieron a subir.
-Supongo... que caminaré-le respondió y volvió a tomar su mochila, a la pelinegra se le borró la sonrisa y su semblante se endureció.
-¿Por qué no quieres que te to...?
-Lena, Kara vamos que se hace tarde-Lillian las interrumpió- pueden seguir la charla en el auto, apuren.
La rubia aprovechó la distracción y corrió hacia la mujer, que le abrió la puerta del auto, con una sonrisa y la hiso ingresar, Lena se frotó la frente y se reprochó en voz baja mientras caminaba, cuando ingresó al coche pudo observar a su amiga, en el lado opuesto, lo más apartada de ella y con su mochila entre medio, como un escudo, la pelinegra suspiró y se dedicó a mirar por la ventanilla mientras el auto comenzaba su trayecto.
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Separaciones
Science FictionUn pueblo, dos familias, dos chicas y una amistad, todo parecía normal hasta que nada resultó serlo. Mi primera historia, vamos a ver como me va, gracias por leer.