Capítulo 2: Las Puertas del Cielo

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...No entiendo nada. Nada más abrir los ojos, a pesar de la caída, no me dolió en absoluto, si realmente caí. Otra vez estaba flotando o volando o como quieras llamarlo, pero lo que realmente no comprendo, es que por alguna razón, he vuelto a un lugar nuevamente de un blanco impecable, sin nada en lo que fijarse especialmente... era como si hubiese vuelto al mismo sitio. Para probar que esa idea era cierta, no me quedaba otro remedio que volver a inspeccionar mí alrededor.

Como ya supuse, vuelvo a estar encerrada y las paredes se iban a encoger... ¿para qué volver a pensarlo? Ya había vivido lo mismo y ya sabía que ir hacia arriba, no iba a servir de nada. Probaré hacía abajo...

Cuando me dirigí para ir en picado, un viento, como el que no había hecho mucho caso anteriormente, esta vez se presentaba soplando con algo más de intensidad, pero eso no iba a frenarme en mi decisión.

Verdad. El viento no me iba frenar... pero el fuerte pitido que escuche, si lo hizo. Me tapé los oídos, tan fuerte como pude, pero el molesto ruido no cesaba. A pesar de ello, intente seguir, pero algo o alguien se decidió a hablarme... ¿dentro de mi cabeza?

¿Por qué te empeñas en escoger una dirección? A lo mejor, lo único que deberías hacer es esperar, no es tan difícil.

...Entonces alguien me observa, algo o alguien, y por lo que se ve, mi intento anterior de salida que no había tenido éxito para nada, resulta que fue innecesario al 100%... No sabía cómo reaccionar a eso... Bueno, voy a hacerle caso, a peor no creo que llegue.

Las paredes se fueron encogiendo y encogiendo hasta que se cerraron, conmigo dentro. Curiosamente, fue indoloro. Había desaparecido el lugar monótono y ahora mí alrededor era distinto; Parecía haber nubes a mis pies, que se extendían hasta una puerta gigante, dorada, que estaba cerrada y guardada por dos ángeles a cada extremo de la misma, con lanzas también doradas. El de la izquierda, la tenía en la mano derecha, y el de la derecha, en la izquierda. Me encogí de hombros con indecisión antes de dar un paso al frente.

En cuanto advirtieron mi presencia, cruzaron sus lanzas, impidiéndome que llegase a la puerta. Tenían cara impasible, y la armadura plateada con algún que otro borde dorado que llevaban puesta, hacía parecer que no se dispondrían a abrirle el paso a nadie, por muy fiero que fuese. Estaba sorprendida y confusa. Pues, ya que me han traído aquí, que me den alguna explicación, por lo menos.

Dieron unos pasos hacia adelante. Me acercaron las lanzas, apuntándome a la barbilla. Claramente, querían que retrocediese por algún motivo.

Cuando estuve lo suficientemente alejada, volvieron a cruzar las lanzas, retrocediendo un paso y medio hacia la puerta. Un brillo plateado apareció sobre mí. Era cegadora, al principio, así que puse mis brazos de por medio.

Apareció un Grifo* dorado de unos tres metros, aterrizando en el espacio entre los guardianes y yo. El viento que levantó, hizo que mi pelo y mi vestido ondearan. Tenía una cabeza de águila, con un pico bien afilado. Su cuerpo y sus patas eran de león, unido a dos grandes e imponentes alas de plumas blanquecinas. Poseía una cola, también, de león que acababa en brillos amarillentos, que dejaban un rastro por donde el Grifo pasase.

-Bienvenida a tu nueva vida. Ya sé que no te acuerdas siquiera de tu nombre, pero no hay tiempo para explicaciones, así que te diré lo esencial; ~El Nuevo Mundo comenzará después del "Principio del Fin." Los ángeles y los demonios llevan en guerra una eternidad, y ya va siendo hora de declarar a uno vencedor. ~
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*Grifo: Criatura mitológica.

Between Life and DeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora