»Malos recuerdos«

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-Yo creo que no tiene sentido. ¿Por qué lo diría entonces? - hablaba la chica rubia.

-¡Tiene todo el sentido del mundo! - respondió el chico.

-Dios, dejen de pelear, ya no son niños.

-¡Ahh! - se quejaron los regañados.

-¡Achit! - se escuchó por detrás.

-¡Ay! ¡Cierto! ¡Miku! - exclamó la peliverde notando la presencia de la aquamarina.

-¡Já! ¿No recordaban que los seguía?

-Es que ibas tan callada. - agregó el chico.

-¿Cómo quieres que te notemos si estás tan callada? - dijo la rubia.

-¡Lo siento! Mi error. - forzó una sonrisa y el grupo quedó satisfecho.

Prefería no interrumpir y solamente escuchar. No siempre las personas quieren que des tu opinión, solamente necesitan a alguien que sepa escucharlos.

No negaría que el hecho de que no hubieran recordado su presencia hizo que se sintiera algo incómoda, entendía que no estuviera hablando, ¿pero por qué olvidarla si siempre van en el mismo grupo?

Olvidó lo sucedido, probablemente lo recordaría luego y se preguntaría lo mismo.

¿Por qué?

✧*。 ~ 。*♡

En el segundo periodo de receso los chicos salieron dejándola terminando unos ejercicios de la pizarra.

El salón estaba vacío, sin alumnos ni tutores. Un ambiente lamentable.

-No entiendo nada... - a la aquamarina ganas de querer saltar por la ventana no le faltaban. Se sentía estúpida por no poder entender y resolver tres ejercicios de matemáticas.

Estaba demasiado frustrada y estresada. Sentirse mal por un problema de matemáticas es un tipo muy distinto de sufrimiento.

Simplemente se recostó sobre sus brazos y esperó sola en el salón.

"Eres realmente mala en esto"
"Eres algo torpe para los números ¿eh?"
"No estás ayudando, solo nos retrasas"
"Déjanos a nosotros, no puedes hacerlo"

La aquamarina recordaba aquellos comentarios de sus antiguos compañeros mientras que sus ojos empezaban a cristalizarse.

Tiró su libreta al suelo, lanzó el lápiz y salió corriendo del salón.

Se encontraba en el tejado, sentada abrazando sus rodillas. Quería despejar su mente. Que nadie la molestara. Este era su problema, no quería que nadie se metiera en ellos...

-¿Qué haces aquí? - oyó.

La chica se sobresaltó.

-¿Qué haces tú aquí? - dijo la chica dándole la espalda al chico rubio para limpiarse las lágrimas.

-Rin y Gumi tuvieron que ayudar a algunos profesores. Me dijeron que te buscara, así que fui al salón y encontré tus cosas tiradas.

-¿Pero por qué aquí?

-Nadie viene aquí, así que decidí empezar por aquí. Si no estabas aquí, estarías en cualquier lugar junto a Luka.

-Tiene sentido.

-¿Pero por qué aquí? ¿Ocurrió algo? - preguntó sentándose al lado de esta.

-Nada, estoy bien.

-La usan todos.

-¿Qué?

-Hasta hace no mucho, me di cuenta de que esa excusa la usaban todos.

-¿Y por qué sería una...? - la chica fue interrumpida por un abrazo del rubio.

¿Había lugar más seguro que los brazos del chico?

No. Nunca. Jamás.

Soltó unas cuantas lágrimas. Sentía que se liberaba de un gran peso.

-¿Por qué lloras?

-Malos recuerdos... es todo.

-Deja que se vayan, son malos, ¿no? Libéralos para que no te molesten. Lo que sea que estés pensando y que te esté molestando, suéltalo. No necesitas que te molesten.

Tenía razón, no podía seguir reteniendo esos recuerdos. Eran todos recuerdos sobre su antigua versión.

Había cambiado mucho ahora, y si quería seguir haciéndolo, necesitaba dejar de retenerlos.

-Entiendo... - correspondió el abrazo.

-¿Vas a dejarlo atrás?

-Sí.

-¿Sí?

-¡Sí!

El chico le dio un pequeño beso en la frente a la aquamarina.

Segundos luego se dio cuenta de lo que había hecho.

-Ah... yo... - vio cómo la aquamarina tenía el rostro completamente rojo provocando que este también se tiñera del mismo color.

-Gracias... - soltó la chica avergonzada. -Lo que dijiste me ayudó mucho...

-No hay problema. Si quieres hablar, aquí estoy... - sonrió.

-De hecho... ¿Crees que puedas ayudarme en algo? - preguntó la aquamarina.

-¿Hm? Claro, dime.

Ambos volvieron al salón de clases y el chico se sentó al lado de la aquamarina para explicarle los ejercicios.

Esto definitivamente no era solo una amistad. La manera en la que intercambiaban miradas y los sonrojos porque sí no eran normales. Sin embargo, ellos no lo veían. No veían lo que sentían de una manera romántica, sino como una amistad muy fuerte.

Cheer Up Miku! | LenKuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora