31.Gracias

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Fictober 2020

31. Gracias

—¡Sakura! —llamó mi amiga. Se acercó con paso ligero a la mesa en dónde estaba tomando un café—. Te estaba buscando. 
—Disculpa Tomoyo, no me di cuenta de la hora —Respondí ofreciendo una disculpa. Observé mi reloj. Era justificada su preocupación—. Me distraje.
—¿Haciendo qué? —indagó sentándose a la par mía—. Tenemos que irnos.
—Claro, dame unos segundos —respondí haciendo las últimas anotaciones en mi libreta.
—¿No me digas que esos son los nombres de...? —no terminó de formular su pregunta porque la sonrisa en mi rostro le dio la respuesta—. Increíble, son tantas personas.
—Y cada una aportó algo valioso —dije con seguridad abrazando mi libreta—. ¿Nos vamos?
—¿Necesitas ayuda? —preguntó poniéndose de pie.
—Claro que sí —respondí empezando a caminar con ella—. Entre más, mejor y estoy segura que estarán encantados de verte.
—Llevaré todo mi equipo de filmación —exclamó—. También te buscaré un diseño especial. Merecen ver lo mejor.
—Así es —afirmé—, lo mejor.
—¿Alguien más te está ayudando? —preguntó mientras salíamos de la editorial.
—Sí, Syaoran —conté—. ¿Puedes creerlo? Hasta él está entusiasmado con la idea.
—Esto se va a descontrolar —dijo Tomoyo. Sabía porque lo hacía, pero no pude evitar sonreír. Sería una actividad de lo más interesante.
—Estoy segura que veremos el mundo arder —comenté siguiéndole el juego—. Pero valdrá la pena.
—Puedo pedir a Eriol que nos apoye —sugirió.
—Oh, claro, te apuesto que será más que interesante su presencia —afirmé imaginando todo lo que podía suceder—. Conozco a más de alguna que se pondrá feliz de verlo a él también.
—Lo pondré en advertencia, él no debe de exhibirse —comentó frunciendo el ceño—. Ya sabes como se pone a veces.
—Todo saldrá bien —comenté al llegar al estacionamiento.

Llevaba días pensando en esas personas. Estaba inquieta porque sabía que ellas habían hecho mucho por mí y necesitaba hacer algo para retribuir todo el cariño.

Ignoraba muchas cosas que sucedían en el mundo y hace poco me había percatado que muchas personas estaban pendiente de lo que hacía y otras que procuraban mi felicidad y de aquellos que estaban a mi alrededor ¿Tan despistada había sido como para no darme cuenta? Pero esta vez haría algo por ellos, todo iba a salir mucho mejor con la ayuda de Eriol, Tomoyo y Syaoran.

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Habíamos comenzado la organización rentando un pequeño salón, pero cuando Syaoran hizo las matemáticas, en ese lugar ¡no cabría un alfiler! Gracias a los excelentes contactos de mi mejor amiga habíamos conseguido un espacio mucho más acorde, aunque eso significaba más trabajo, pero yo estaba segura que valdría la pena cuando todo acabara.

Mientras Tomoyo se comunicaba telefónicamente con Eriol para que ayudara, quien al saber quienes estaban involucradas en el festejo no dudó ni un segundo en aceptar, conduje directamente al taller de costura y me encargué de cargar telas y listones para las paredes, ya Syaoran traía los globos. ¡Teníamos que apurarnos si queríamos finalizar a tiempo!

—¿Crees que se lo esperan? —preguntó Tomoyo.
—¡Por supuesto que no! Es tan inverosímil que ahí radica la sorpresa —contesté con satisfacción aparcando frente al salón.
—Entonces supongo que lo traes contigo, al libro me refiero —asumió la amatista, colocando un mano en la boca para acallar una risa disimulada.
—Supones bien —contesté—, supones perfectamente bien. Ahora, manos a la obra.

Al estar tan enfocados en la decoración del lugar que habíamos pasado por alto que los invitados y nosotros necesitaríamos comer.

—¿Crees que tu padre puede ayudarnos? —sugirió Syaoran dejando caer al suelo un globo que recientemente había inflado.
—¿Tu crees? —pregunté. No dudaba de las capacidades de mi padre, pero no sabía si él podría cocinar algo ligero para la cantidad de personas que habíamos invitado.
—Podemos decirle a Touya y al joven Yukito —recomendó Tomoyo acercándose a nosotros.
—No sé... —dudé—. Estoy segura que a Yukito le encantará participar, pero Touya es un ogro.
—Hablaré con él —dijo Tomoyo con expresión peligrosa—. Todo hombre no puede negarse a la atención femenina y sobre todo si se trata de presumir tus talentos —sacó su celular y se alejó a paso veloz del salón.
—¿Crees que esto salga bien? —me dirigí a Syaoran pensando en el poco tiempo que teníamos y la lista de cosas que aún no habíamos hecho—. No sé si cumplamos con las expectativas.
—No dudes jamás de lo que quieres hacer por los demás —Syaoran se acercó, me rodeó la cintura con sus fuertes brazos y me besó. Disfruté de esa sensación por unos segundos, quería más, pero me separé de él sin soltar el abrazo porque era consciente de que Eriol andaba por ahí instalando los equipos de sonido—. ¿Qué es lo que nos dices siempre a nosotros?
—Todo estará bien —respondí sonriendo con agradecimiento por el amor que recibía de ese hombre—. Gracias por apoyarme.
—Sabes que haría cualquier cosa por ti si eso significa que tu sonrisa nunca desaparezca —sonrió tomando un mechón de pelo que se había escapado de mi mal hecha moña—. Te amo, Sakura.
—Yo también te amo —afirmé dándole un beso fugaz.
—¡Lo tenemos! —exclamó Tomoyo. Entró corriendo agitado el celular en el aire—. Touya, Yukito y tu papá nos van a apoyar con bebidas y bocadillos.
—Eso es maravilloso —Aplaudí, saqué mi celular y anoté ese dato—. ¿Dónde vamos a colocar el puesto de fotografías? —pregunté a mi amiga.
—¡Te va a encantar! —chilló colgándose de mi brazo y el de Syaoran invitándonos a caminar a su lado—. Me encargué de pedir que recrearan el Acuario para que las chicas y chicos puedan tomarse una fotografía con quién deseen, será igual a la primera cita que ustedes dos tuvieron.
—¿Quieres decir que los invitados podrán tomarse fotografías en ese lugar? —preguntó Syaoran adelantándose a mi duda.
—Oh si, oh si —canturreó Tomoyo—. Así que... Pon tu mejor cara, una de enamorado si es posible.
—¡¿Qué yo qué?! —Syaora se apartó de mi amiga como si esta tuviera la peste.
—No vas a decirles que no a ellas —amenazó señalándole con un lápiz—. Es parte de la idea.
—¿Sólo yo haré eso? —Syaoran se cruzó de brazos en pose negativa—. Eriol también tiene que hacerlo.
—Claro que lo hará —señaló Tomoyo viendo sus uñas que habían captado totalmente su atención—. Sakura y yo también lo haremos. Nuestros invitados podrán tomarse las fotografías que quieran con quien ellos quieran por un fotógrafo profesional.
—No quiero que nadie se pase de listo —exigió mi novio frunciendo el ceño.
—Ni yo, cariño —dije poniendo mis manos en su cintura—. No comas nada que no sea de mis manos.
—¡Esto se pone cada vez mejor! —Tomoyo se alejó de nosotros—. Eriol, cariño... Usarás tu mejor traje —gritó acercándose a su novio.

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⏰ Última actualización: Nov 01, 2020 ⏰

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