Cortos. [Grumpy x Funshine]

[60].★

Funshine y Grumpy se encontraban en el taller del menor, Funshine se reservaba a pasarle las herramientas a Grumpy, de forma desanimada.

Grumpy por otro lado, era la primera vez que se sentía mal por el, ¿Dónde había quedado aquel oso, latoso y positivo que era apenas hace algunos días?. Una idea le llegó a la cabeza, quizás era algo bueno, al menos esperaba que ayudara.

- Funshine... Estoy algo cansado, entraré un poco a la casa a hacer algo rápido para comer, ¿Quieres acompañarme? - Cuestionó Grumpy mientras se levantaba de debajo de una maquina bastante pesada.

Funshine soltó un suspiro pesado pero aún así asintió rápidamente, dirigiendose hacía la cocina detrás de Grumpy, al verlo colocarse un mandil le miró de forma curiosa, nunca había visto cocinar al menor, por lo que tampoco sabía cuál era su sazón.

- ¿Que es lo que vas a cocinar?.- Preguntó algo curioso, sonando un poco menos entristecido.

- Quisiera hacer un cheesecake de fresas.- Comentó terminando de colocarse en mandil.

- ¿Podría ayudarte?.- Cuestionó Funshine con un poco más de ánimo, tomando un mandil extra de Grumpy, aunque solo pudo atarlo pues su cabeza no lograba entrar en el.

- ¡P-Por supuesto!.- Comentó Grumpy casi al instante, por inercia tomó una de sus manos, como si le agradeciera, aunque casi al instante lo soltó algo ruborizado, de aquella forma iniciando con la receta del postre.

Aquella tarde fue bastante agradable para ambos, el ambiente era perfecto y realmente se sentía la comodidad de ambos, Grumpy se sentía raramente cómodo y Funshine menos triste, habían disfrutado el momento, se reían y miraban dulcemente, Grumpy era bastante comprensivo y intentaba evitar el tema de la osita de pelaje púrpura, mientras, Funshine le sacaba plática sobre el tipo de textura que debía tener y la sensación que sentía al probar ese postre.

Grumpy aquella tarde se enteró de varios datos interesantes, aquel postre era el favorito del rubio y ahora también sabía que adoraba cocinar, era un dato que no sabía pero había sospechado hace un tiempo, además, la pasión que tenía por ello era muy sorprendente, sin duda, una tarde inolvidable.