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Después de haber visto al mayor salir de la casa que compartían, no lo había vuelto a ver en una semana, si que la había cagado. Desesperado y además de que no saber que hacer, le pidió ayuda a sus amigos cercanos, sin embargo ninguno le dió verdaderas opciones buenas, solo le quedaba una, y se estaba arriesgando...

— ¡Abre la puerta, enserio necesito tu ayuda! — Gritó en un tono quebrado, dando leves golpes a la puerta de la osa.

— Están casados, planean adoptar, ¿De que coño quieres hablar?, ¿De cómo lo tienes y yo no? — Se escuchó la voz molesta de su ya no tan amiga.

— P-Pasó algo y no ha vuelto a casa en días... —

La osa abrió un poco la puerta, visualizando el estado en el que estaba el oso, tenía los ojos rojos, probablemente de no dormir o solo de llorar, además de que su mirada era suplicante, no sabía que más hacer, soltó un gruñido y se hizo a un lado, dejandole entrar.

— ¿Ahora que demonios hiciste, imbécil? — Preguntó mientras se sentaba en el sofá cruzada de brazos.

— S-Se molesto porque n-no le estaba prestando atención, t-tuvimos una pelea y le dije que era absurdo que quisiera más cariño de mi parte, no lo he visto en días, se que está con Tender pero no me deja entrar a verlo, estoy preocupado por el, no quiero que las cosas acaben así  — Habló rápidamente con la voz quebrada, por fin sentía aquella desesperación que había sentido el rubio, ¿Cierto?, Por idiota.

La osita color púrpura se golpeó la frente, notando que enserio el oso más bajo había actuado como idiota, sin más soltó un suspiro, extendiéndo un pañuelo para que se secara las lágrimas, después de todo ellos eran la pareja, aquellos que casi nunca tenían problemas, los más melosos de la comunidad e inseparables, un claro ejemplo para las demás parejas en progreso, sin contar que ella aún sentía cierto cariño por el rubio, solo lo haría por el.

Aún me pregunto porque te eligió — Murmuró, haciendo una mueca mientras miraba al suelo, pensando en cómo podría ayudarle.

— S-Solo ayúdame, maldición — Pidió aún sollozando ligeramente.

A decir verdad tenía una buena vista, aquel oso gruñón con una imagen lamentable, de cierta forma le parecía divertido, aunque de otra manera se sentía bastante mal por el rubio, sabía que el se merecía a alguien que le diera toda la atención y cariño que se podía dar, y el gruñón no era alguien así, podía ser grosero, tosco, indiferente, y al menos para ella no era nada cariñoso, ¿Porque Funshine se había empeñado a tenerlo? Incluso a su parecer debía tener a alguien como Tender, o Share, ¿Porque siempre alguien que fuera totalmente contrario a el? No lo sabía y nunca había encontrado lógica para aquello, además de que Funshine era demasiado sensible y Grumpy muy despistado como para darse cuenta de lo que le podía molestar al más alto, ella siempre se daba cuenta... Finalmente se levantó del sofá, soltando otro suspiro mientras se dirigía a la cocina, tomando una bandeja con galletas y un poco de te, colocandolo en la mesita de centro para el menor.

— Come. — Ordenó mientras volvía a sentarse, cruzándose de brazos sin desviar la vista del contrario.

— Harmony, enserio necesito que comiences a hablar, no tengo hambre.— Respondió el menor sin aceptar aquello, estaba desesperado.

— Si no comes no voy a ayudarte y te echaré de aquí — Amenazó observando como el oso azul tomaba unas cuantas galletas y se las metía a la boca, sonrío satisfecha por aquella obediencia, sin duda no tenía de otra.

Después de un rato de haber alimentado y calmado al oso gruñón, decidió reflexionar la información antes dada, lo que había entendido era que Grumpy no se había percatado de lo que sucedía a los alrededores del rubio, evitando sus celos, que irónico, a él le reclamaba por no celarlo y a ella le había terminado por eso, vaya...
Sacudió su cabeza para quitar aquellos pensamientos, intentando buscar algo que le ayudará al de menor estatura.

Cortos. [Grumpy x Funshine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora