My Cat Is In Your House 「Hyunho」

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Pequeños maullidos se escuchaban en una oscura y fría esquina, bajo la fuerte lluvia y aterradores truenos un chico entre toda la gente los escuchó, ese chico era Lee Minho, amante de los gatos profesional. Paró en seco su caminar y dio tres pasos atrás, encontrándose con un saco de papas de la cual salían aquellos pequeños chillidos, sin siquiera dudarlo tomó el saco y siguió su camino hasta su casa. No vivía con nadie así que no debía pedirle permiso a ninguna persona para meter gatos a su casa. Ventaja número uno de vivir solo.

Al llegar a su solitario hogar, dejó el saco en el suelo y lo abrió con cuidado, encontrándose con tres pequeños mininos que apenas lo vieron chillaron más fuerte y uno aparentemente le estaba gruñendo. Rápidamente buscó una caja en el lavandero y metió a los gatos ahí para que no se metieran en algún rincón de la casa o se hicieran daño. En televisión vio que uno se metió en la chimenea y duró cuatro días ahí, ¡él se infartaría si llegara a pasar eso!

Justamente cuando iba a dirigirse a la cocina para buscar algo de comer para los gatitos, escuchó ruidos ahí que no había notado cuando entró. Se quedó parado, ¿a caso había alguien ahí? Pues duh, se escuchaba que alguien estaba ahí. Recordó que en algún lugar de la sala había un bate el cual pertenecía a Bangchan, así que fue a buscarlo y con el objeto en mano tomó nuevamente su rumbo a la cocina, encontrando el causante de esos ruidos.

— ¿Han Jisung? ¡Dejarás mi casa con olor a tus patas! ¿Cómo mierda entraste aquí? ¡Largo! ¡Shu, shu! — Reclamó Lee, aún con el bate en mano.

— Primero que nada, buenas noches. Segundo, suelta el bate, me pones nervioso. Tercero, tenía hambre y vine aquí. Cuarto, ponle rejas a tus ventanas, por ahí entré. — Explicó Han.

— Te dije que te largues. — Amenazó Minho levantando el bate con intenciones de golpearlo, aunque obviamente no lo iba a hacer.

— ¡Ya voy, ya voy!

Lentamente Jisung comenzó a caminar hacia la sala para salir de la casa del mayor, hasta que escuchó maullidos.

— ¿Tienes gatos ahora? Te habías tardado.

— ¡Fueraaa!