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Algunos días pasaron desde aquella vez en la cocina. Las cosas habían cambiado un poco pero, afortunadamente, no me molestaba para nada.

Habíamos pasado el tiempo entre coqueteos y sonrisas, llenando la casa de alegría solo entre nosotros dos. Habíamos hablado de temas divertidos tanto como serios, pues era obvio que algún día tendría que contarle mi historia a Kookie; el se había puesto muy triste cuando supo porque estaba mendigando en la calle, me dedicó unas hermosas palabras y me dio los abrazos más reconfortantes que jamás había recibido, definitivamente fue un hermoso momento, lleno de sentimientos y promesas que jamás se romperían.

No podía explicar cómo es que este hombre me había enamorado tan rápido, y es que el solo pensar en como nos conocimos me hace pensar que la magia existe.

Tan solo hay que analizar un momento todo; Jungkookie pidió un deseo de cumpleaños para tener un compañero en casa, después por cosas del destino, justo ese día fuí a meterme accidentalmente en su casa, y lo que lo hacía más extraño es que justo me hubiera encontrado en un día lluvioso, a punto de tener hipotermia y morir, según Kook.

Si eso no era magia, era el destino que quería vernos juntos sin importar la situación.

Y si se lo preguntan, sip, Jungkookie y yo nos gustamos mucho, lo aclaramos por fin hace tres días exactamente, y, a partir de esas confesiones, pude dormir siempre con Kookie en su cama, siempre amaneciendo entre sus fuertes brazos proporcionándome ese calorcito que hacía calentar mi corazón.

– ¡Minnie ya llegué! ¡Y te traje una sorpresa!— sonreí al escuchar lo dicho, ya era una muy grata sorpresa tenerlo en casa temprano.

— ¿Que dices Kookie? Tenerte en casa ya es una muy bonita sorpresa.— sonreí feliz.

— Bueno, pero hay otra sorpresa.— dijo acercándose a mi para darme mi abrazo y beso de bienvenida, yo sonreí por el beso en mi cachete, ese que siempre esperaba.

— Ah, ¿si? ¿Y que es Kookie?—pregunté curioso separándome de él.

Jungkook mostró una pequeña bolsa blanca con lo que parecía ser una caja en su interior, con una sonrisa entusiasmada, me dió la bolsa esperando a que la abriera.

— Ábrelo, ábrelo, es para ti—

— bien, ya voy— sonreí tranquilo y me dirigí a la sala con Jungkook detrás. Una vez sentado, saqué la caja de la bolsa.

Era un celular, uno de los que parecían ser avanzados...

Jungkookie, no puedo aceptar esto, es mucho—

Hizo un puchero— pero lo compré para ti, no hay devoluciones y además no podré estar comunicado contigo—

— es que no lo entiendo Kookie, porque me das esto? Yo estoy bien así y-

— pero me gustas, y me frustra mucho no tener comunicación contigo—

En cuanto dijo eso, me paralice un poco, me quedé sin palabras y el rubor en mis mejillas se hizo presente.

— ah, lo siento, lo siento, creo que la jodí, mira, si no te gusto no hay problema yo voy a trabajar en olvidar mis sen-

— a mi también me gustas Kookie— dije con una sonrisa cuando salí de mi trance.

timientos— y se quedó callado.

Reí un poco y después el siguió hablando— quieres decir, que yo te gusto? Te gusto de gustar? De verdad?— dijo con un hermoso brillo en sus ojitos.

└|Ladrón de comida|┐ ☞ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora