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— Minnie tranquilizate, no va a pasar nada malo— dijo Jungkook mientras me miraba caminar de un lado a otro buscando una camisa que me gustaba mucho.

— ¡Claro que va a pasar Kookie! Tus padres vendrán y yo quiero estar muy bonito y presentable para caerles muy bien, ¿Entiendes? ¡Es importante! — dije un poco nervioso.

— Bien, bien, sigue con aquello, solo no te demores mucho, vendrán en una hora— respondió con una sonrisa y por fin me dejó ser.

La verdad es que desde hace algunos días, Kookie y yo habíamos formalizado finalmente nuestra relación, no había pasado mucho salvo que Kookie volvió a llevarme a su trabajo junto a él y con mucha diversión de por medio, le ayudaba a Jungkook a distraerse un rato, porque claro está que ayudarlo en su trabajo sería un poco difícil.

Los problemas con las secretarias se reducieron mayormente al saber que Jungkook estaba conmigo, y aunque la chica linda de la última vez seguía insistiendo, yo me encargaba de cerrarle fácilmente la puerta en la cara.

Los días habían pasado mas rápido de lo que pensé, hace una semana y media que Jungkook me había pedido ser su novio y hace cinco días que su madre había llamado diciendo que vendrian de visita. Por supuesto que yo, como todo novio normal al saber que vendrán sus suegros, me puse nervioso y perfeccionista esperando dar la mejor impresión posible, haciendo que ahora, esté completamente apurado por vestirme en la habitación.

No pasó mucho tiempo para que un auto se estacionara fuera de casa y el timbre sonara, a partir de ahí, me arreglé lo más rápido que podía mientras Jungkook iba a atender. Unos minutos pasaron para que por fin estuviera listo, y justo en aquel momento escucho a Kookie llamarme para que baje.

Con un poco de nervios, bajé las escaleras despacio, las voces desconocidas poco a poco iban siendo más claras conforme bajaba, hasta que finalmente estuve ahí.

— ¡Ay mira, pero que hermoso muchacho hay aquí! — dijo la señora, quien suponía era su madre, yendo hacia mí con rapidez a tomar mis mejillas y regalarme una cálida sonrisa.

— Está mujer, YeonJoo-ah, deja en paz al chico, lo vas a asfixiar de toda tú— habló el señor deteniendo a su esposa, yo solo me quedaba ahí con una sonrisa y el visible sonrojo en mi cara.

— Yah, ¿no ves lo tierno y dulce que se ve? Si es que es una bolita de ternura Gongyoo-ah—

Se escuchó una suave risa a lo lejos, era Jungkookie acercándose para salvar el día— no lo asusten, no quiero que se vaya— hizo una pausa para sonreírme y siguió— Mamá, papá, el es Jimin, mi novio y con quien comparto casa— dijo sin apartar la mirada de mi en ningún momento, sus padres no parecieron molestarse o algo con la noticia, solo sonrieron más alegres y en seguida más halagos se vinieron encima.

Después de charlar un poco, la mamá de Jungkook me llevó a la cocina para ayudarle a hacer algo de merienda.

Aproveché el momento para sacar la enorme sandía del frigorífico y partirla en muchos cuadritos mientras mi suegra partía melón. No hablamos mucho durante el tiempo en la cocina y a pesar de eso, no había nada incómodo en la situación, me tranquilizaba eso, de cierta forma, me gustaba esta sensación.

Llevamos la fruta hasta el patio tracero en donde estaba Jungkook y su padre platicando de lo que parecían ser cosas triviales, sentados en unas sillas que Kookie había comprado hace poco. En cuanto llegamos con la fruta los dos sonrieron en grande, y es que cualquiera que los viera sonreír así, sabría que eran padre e hijo.

— Y ¿Cómo fue que se conocieron? — preguntó mi suegra con curiosidad, yo sonreí un poco incómodo y preferí dejarle el trabajo a jungkookie.

└|Ladrón de comida|┐ ☞ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora