Capítulo 4 expedición al cuarto del baño.

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Cuando cerró la puerta no estaba seguro qué hacer, el olor de sus pies me había mareado, aunque también era el causantes de mi erección. Quería seguir tocando, viendo y adorando cada centímetro de mi ama, pero me había castigado.  Debía quedarme afuera ¿y si me escabullía sin su permiso ? No ,no, no, no podría, si me descubría sería todo para mí. Por otra parte necesitaba acabar.

Escuché el ruido de su short caer al suelo. Me acerqué hasta la rendija de abajo de la puerta. Pude ver solo sus tobillos y  como sus bragas blancas caían  sobre los short. No podía soportar mi excitación, fui hasta sus sandalias y comencé a frotarme con el olor de sus pies. Ella tenía razón, solo me debía acostumbrar a sus olores.

Mientras me tocaba escuché la cortina de la ducha y luego el agua corriendo. Debía verla desnuda y mojada

Con algo de dificultad pase por abajo de la puerta. En el suelo, en la mitad del cuarto estaban sus prendas sucias, pasé junto a ellas y sentí su olor, en un principio me espantó, pero luego me sedujo.

Su top húmedo tenía su sudor de todo el día, comencé a tocarme. Seguí explorando y encontré sus enormes bragas, estaba decidido a acabar sobre él, hasta que vi su silueta en la cortina. Mi diosa. Si era bondadosa entendería mi excitación y si no estaría dispuesto a asumir su castigo.

Respiré hondo por última vez el sudor de su top y envalentonado por mis ansias de verla corrí hasta la cortina de la ducha, la levanté con mucho cuidado y pude ver como sus pies se rodeaban por la espuma del jabón, que se iba por el drenaje. Si llegaba a cometer un error me iría por las tuberías para siempre. 

En una de la paredes de la ducha mi ama me había obligado a construir una escalera a mi medida, que llevaba hasta una repisa en la que guardaba los útiles de aseo, ahí era donde yo me ubicaba normalmente con su autorización. No estaba seguro si subir y tocarme mirándola desde allá o esconderme en una esquina de la ducha. Decidí hacer lo segundo.

Se estaba echando shampoo en el pelo con los ojos cerrados, era mi momento. Entré a la ducha, me costaba pasar por la corriente del agua, las enormes gotas amenazaban con llevarme al drenaje.

Llegué hasta sus pies enormes, sus uñas rojas hacían que se viera aún más sensual, miré hacia arriba y ella continuaba lavando su pelo. Desde esa perspectiva podía ver la perfección de su cuerpo desnudo: sus largas piernas, su sexo , sus pechos desnudos y mojados que bamboleban con sus movimientos, mientras el jabón recorría su piel.

Me recosté en el suelo y comencé a masturbarme mirando a mi ama. Ella se volteó para remover algo del shampoo de su cabellera y me dió la espalda, su gloriosa espalda, que culminaba en su enorme y perfecto trasero. Parecía que había muerto y estaba en el cielo, no podía ser mejor , al menos eso creía.

-¡Esclavo! - gritó, mi corazón se sobresaltó - ¡quiero que lamas mis malditas sandalias!

Seguía con los ojos cerrados, ella aún pensaba que estaba fuera.

- Ya verá lo que le tengo preparado ese estúpido.- refunfuñó

Yo continuaba viendo su enorme trasero y el agua que lo recorría. Mi ama tomó un jabón de la repisa en la que me ubicaría si no me hubiese portado mal y comenzó a pasarlo por su entre pierna.

- ¡uch! - suspiró y volvió a dirigirse a mí, como si estuviera al otro lado de la puerta - ¡esclavo, tienes tarea para esta noche! - y volvió a hablar para sí misma - ese malagradecido me deberá depilar por completo...ggrr

El jabón de cayó al suelo lejos de donde me estaba masturbando, en ese momento supe que siempre se puede mejorar. Mi Diosa se agachó a recoger el jabón;  vi como su enorme trasero bajaba en cámara lenta hasta donde estaba yo, sus glúteos se agrandaban cada vez más , cada vez más cerca. Sus nalgas se abrieron a pocos centímetros de mi cara y pude ver su ano sobre mí. Mi instinto me obligaba a tocarlo o lamerlo, pero no podía o sería descubierto.

Mi ama recogió el jabón y su trasero se volvió a elevar sobre mí. El jabón volvió a caer.

-¡Maldición!

Su enormes nalgas bajaban otra vez hasta mi cuerpo  y su ano nuevamente se encontraba a centímetro de mí. Estaba vez no pude contenerme, pasé mi lengua por él y acabé al instante sobre ella.  En un acto reflejo miró hacia donde estaba yo, no tuve tiempo de esconderme.

- ¡Esclavo! - gruñó con su cara roja, no sé si se irá o de vergüenza, sólo sabía que estaba en problemas.

(El próximo capítulo incluye un fetiche que puede no ser del gusto de todos, pueden saltarlo y continuar la lectura del capítulo 6 y la historia se entenderá de todas maneras)

Mi enorme amaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora