Capítulo 6 Mi castigo no había terminado

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Mi ama me sacó de la ducha y me llevó al lavamanos donde me limpió con desprecio. Rodeo su cuerpo desnudo con una toalla blanca. Me puso en su mano y salimos del cuarto de baño, tomó sus sandalias del suelo y nos encaminamos hasta su pieza.

Al llegar a la habitación ya estaba cayendo la tarde, mi cuerpo estaba cansado y sentía una gran vergüenza. Mi ama aún no terminaba de castigarme. Se que lo merecía, lo que había hecho me debería haber costado la vida y ese miedo continuaba. Mi ama podría llevarme a su boca y engullirme en cualquier momento.

Me puso sobre la cama y comenzó a secar su cuerpo.

-¿Qué pasa esclavo? - su tono burlón me indicaba que ya tenía algo en mente - ¿no te gusta lo que te entregó tu Diosa?

-Amo todo lo tuyo, mi poderosa Diosa. - era verdad, fue un castigo duro, pero sigo agradecido de ella. Soy un afortunado.

-jaja, podemos hacer que tu castigo de hoy sea parte de nuestra rutina, ¿Qué dices?

-lo que usted ordene mi ama.

Estaba sentado al borde de la enorme cama de mi colosal señora, mientras ella iba de aquí para allá desnuda, buscando su ropa. Se acercó su clóset y sacó unas zapatillas deportivas que arrojó cerca de la cama. De su cajonera tomó unas largas medias blancas, su sostén y short deportivo, además de su ropa interior. Estás prendas las dejó encima de la cama cerca mío.

Se detuvo frente a mí y pusó sus manos en la cintura. Su escultural cuerpo desnudo parecía cada vez más grande.

- Se que escuchaste que debías depilarme, ¿verdad?- dijo mirando a su entrepierna.

-Sí mi ama.

- Lo dejaremos para mañana.

- ¿Qué haremos mi ama?

Un sonrisa perversa hizo que me arrepintiera de haber preguntado. Se agachó, por unos segundos vi sus bellos pechos juntándose. Puso su cara a mi altura. Tocó con su índice mi cabello, jugueteando.

-Tu castigo aún no ha terminado - se veía mucho más relajada que en el baño- lo que hiciste fue una falta a mi confianza.

-No volverá a suceder, soy su servidor.

Ella parecía contenta con mí respuesta.

- ¿Disfrutaste lo que hiciste? - preguntó manteniendo la calma.

-Se-señora, yo ...disfruto todo de usted...yo

- ¿Te gustó lamer mi ano? - su mirada cambió, había fuego en ella. Me empujó suavemente y caí de espalda, acto seguido se puso de pie. - ¿te gustó acabar en mi trasero?

-Mi señora....- no había respuesta.

- porque a mí me encantó.- mordió su labio, tomó una cinta con la que se amarró el cabello- pero ahora lo haremos a mi estilo, esclavo.

Mi enorme ama se volteó ,pude ver su bello y pálido trasero otra vez. Bajó un poco su cadera para acercar su glúteos a mi, con su manos comenzó a moverlos, los agitaba y sacudía. Se dió una nalgada y preguntó:

-¿Podrás soportar esto?

No estaba seguro , pero mi excitación era creciente. Esta sería una buena manera de morir.

Mi ama bajó su enorme trasero y se sentó sobre mí, me aplastaba con su bello culo, me quitaba la respiración. Y comenzó a moverse hacia adelante y atrás. Otra vez, hacia adelante y atrás, y lo noté: me estaba acomodando, de tal manera que quedé entre sus dos hermosos glúteos. Siguió con el movimiento: hacia adelante y atrás, hasta que consiguió mi erección.

- Creo que estás entendiendo el juego- me dijo conteniendo una risa fogosa.

Comenzó un movimiento ondulante. Me ahogaba en el calor de sus nalgas, intentaba salir a tomar aire pero el movimiento de ella me lleva otra vez hacia abajo, cada vez más cerca de su ano. El movimiento comenzó a ser circular y yo seguía prisionero de ella, no podía escapar y escuché un gemido de ella, realmente lo estaba disfrutando.

Los gemidos fueron aumentado, sus movimientos circulares se transformaron en pequeños brincos sobre mí. Su gemidos ya eran gritos de placer y yo me dejaba llevar. El calor en su culo aumentaba y ella comenzaba a transpirar, su sudor me servía como lubricante y me podía deslizar, mientras sus gritos aumentaban.

-¡sí! ¡sí!

Yo estaba cerca de terminar cuando decidí dejarme llevar: besé, lamí y mordisquié su sudoroso ano, lo cual por sus gritos supe que le gustaba. Hasta que acabé nuevamente en ella.

Mi ama soltó un gran gemido de placer y se retiró de encima mío. Se recostó en la cama con una enorme sonrisa. Tocó sus trasero y sintió mis fluidos, los cuales llevó  hasta su boca.

- Qué gran descubrimiento esclavo.- dijo moviendo sus pies alegremente.

Se levantó de la cama y apagó la luz. Yo seguía impresionado.

- Tenía otra cosa preparada, pero es suficiente por hoy.

Mi ama se acostó desnuda esa noche. Mi cuerpo estaba cansado y solo quería dormir. 

Cerca de las cuatro de la mañana desperté por el frío. Entre dormido vio como una luz iluminaba el cielo y luego un fuerte temblor, muy parecido a cuando mi ama llegó, el dulce dormir de mi ama siempre ha sido pesado, así que no sintió nada. No le di mayor importancia y me metí bajo las sábanas a continuar durmiendo cerca de sus pechos desnudos.


Mi enorme amaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora