᯾T e n t a c i ó n

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El rubio despertó poco a poco, notó como los rayos del sol lastimaban su vista así que jalo las sábanas a modo que estás taparan por completo su rostro, tenía una resaca insoportable y era de esperarse, si en la noche se había ido a festejar junto...

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El rubio despertó poco a poco, notó como los rayos del sol lastimaban su vista así que jalo las sábanas a modo que estás taparan por completo su rostro, tenía una resaca insoportable y era de esperarse, si en la noche se había ido a festejar junto a su amigo su regreso de las vacaciones.
Estaba por quedarse dormido de nuevo cuando escucho su celular sonar, rodó los ojos, sabía perfectamente de quién se trataría, así que con molestia estiró su mano hacía la pequeña mesita que tenía a un lado de su cama y comenzó a buscar el aparato hasta al fin hallarlo.

—¿Qué quieres? —respondió con molestia tras tomar la llamada.

—¿Así es como le hablas al amor de tu vida?

—El amor de mi vida no me abandonaría en medio de un aeropuerto viejo —dijo el rubio mientras ponía el antebrazo sobre sus ojos.

—¿Cuántas veces tengo que disculparme por ello?

—Que me dejaste con ganas ayer cabrón —reprocho el rubio.

El otro lado de la línea quedó en silencio por unos segundos, hasta que al fin se escucho algo —Ven a mi oficina está tarde Gustabin.

Gustabo pensó en decirle que tenía una resaca horrible, pero imagino la posibilidad de poder hacerlo encima del escritorio y esa idea no sonaba nada mal —¿Te parece si voy a las cuatro?

—Perfecto, te estaré esperando.

El rubio se despidió con una sonrisa traviesa, esa tarde estaba dispuesto a todo con tal de al fin saciar su necesidad de sexo.





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La hora había llegado y Gustabo tras salir de su apartamento comenzó a llamar a su amigo, quería pedirle de favor que ese día mantuviera ocupado a Volkov en otras cosas, no quería que su gran día fuera interrumpido.

—Menudo hijo de puta —musitó al notar que Horacio no respondía a las llamadas.

—¿Maldiciendo tan temprano?

Gustabo se detuvo al escuchar la reconocida voz —¿Temprano? Si son casi las 4 de la tarde cabrón.

Armando comenzó a reír ante la expresión de su amigo —¿A dónde con tanta prisa?

—Voy a ver Conway que me quiere para ayudarle a unos trabajos.

Armando alzó una ceja al escuchar esas palabras —Claro trabajos...bueno si es el caso entonces nos vemos luego, Kalahari y yo queremos decirles algo.

Sin decir más Gustabo vio como su amigo siguió su camino, sonrió, no había que ser adivinos para saber que esos dos al fin iban a confesar sobre su relación. Hizo un gesto con la mano restándole importancia y sin más siguió con su camino.



( . . . )



El chico camino a paso firme y presuroso, cómo era de esperarse en todo el trayecto no escuchaba otra cosa que no fueran murmullos de la gente mientras lo señalaba, hasta cierto punto era agobiante, pero sabía que era mejor no prestar demasiada atención a ello, él no tenía la culpa de tener dotes espectaculares para hacer que cualquiera caiga a sus pies.

Y es que era de esperarse, su delicado cuerpo (que hacía que cualquier cosa que llevará puesta se le viera bien) combinaba perfectamente con su tés pálida, su cabello rubio el cual siempre mantenía un poco alborotado, hacían juego con esos ojos color zafiro que eran capaz de atraparte al instante. Tenía un piercing en la ceja y su voz era coqueta y tan extremadamente adictiva, que para muchos les basto solo una noche para jamás sacarla de su mente.

Gustabo subió tan rápido como pudo al elevador dejando a su paso a varias personas molestas por el hecho de haberlas empujado, el elevador había quedado vacío y él no prestaba la mínima atención a su alrededor, cuándo un olor embriagante hizo que alzará la mirada, topándose con Volkov el cuál parecía estar muy contento.

—Vaya, al parecer despertaron a alguien con una mamada el día de hoy —dijo con burla Gustabo mientras el elevador iba hacía dónde le habían indicado.

El peli plateado al escuchar estás palabras dio un pequeño salto —Gustabo ¿Qué haces aquí?

—Bueno tu jefe quiere verme, ahora es él quién quiere lo que a ti te dieron.

Volkov desvío la mirada un poco sonrojado —Deja de decir esas cosas en voz alta, cualquiera puede entrar y escucharte.

—Ya ¿No sería estupendo eso?

La voz del rubio contenía cierta picardía y Volkov no tardó en darse cuenta, por fortuna el elevador había llegado a su destino, sin decir nada Volkov salio de el con prisas.
Gustabo tras verlo como se alejaba y antes de que las puertas se cerrarán se relamió un poco los labios, si era sincero siempre había tenido la tentación de saber que es lo que aquél ruso ocultaba tras su ropa. Y no es que Conway no supiera como complacerlo, pero necesitaba el probar algo más tierno o cariñoso, a decir verdad estaba comenzando a hartarse un poco de tanta agresividad.





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Horacio salía de aquella no tan relajante ducha, se quedó parado en medio del baño y dirigió su mirada hacía el espejo.
Hace ya un año que vivía con su pareja y en todo ese tiempo jamás le había ocurrido algo así: el imaginarse estar haciéndolo con otra persona mientras lo hacía con Volkov, suspiro y se dio un par de palmadas en el rostro.

Él, a diferencia de Gustabo, era un chico un poco más tímido; aunque es verdad que él tenía otros métodos para lograr sus objetivos. Sus ojos de distinto color hacían que cualquiera quedará enganchado en ellos, su escultural figura hace juego por completó con su cabellera color roja y su voz tan embelesante siempre era acompañada de un pequeño piercing que tenía en la lengua. En el exterior parecía un chico más, pero en el interior, al momento de estar en la cama, era alguien completamente distinto.

Horacio camino hasta al fin poder sentarse en la cama, su mente aún daba vueltas, aquella alucinación no había sido nada más que una jugada de su mente, era verdad que desde un comienzo él quería probar un poco de la pareja de su amigo, pero con el paso del tiempo creyó que ese asunto en el olvido. Se mordió los labios con lentitud, la tentación de querer estar en la cama con Conway era impresionante.

—¿Pero qué coño estoy pensando? —musitó con cierta molestia.

No es que Volkov no supiera como tratarlo, pero admitía que tanta ternura en la cama por parte de su amado le estaba comenzando a hartar, sin duda quería probar algo más agresivo...

No es que Volkov no supiera como tratarlo, pero admitía que tanta ternura en la cama por parte de su amado le estaba comenzando a hartar, sin duda quería probar algo más agresivo

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☾︎𝙴𝚕 𝚓𝚞𝚎𝚐𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚊𝚜 𝚕𝚕𝚊𝚟𝚎𝚜☽︎ || ᗩᑌ ᗰᑌᒪTIՏᕼIᑭ +18 || ᵍᵗᵃᵛʳᵒˡᵉᵖˡᵃʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora