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Dos días había pasado desde los acontecimientos, para Gustabo y Horacio no fue nada difícil el poder procesarlo, quedaron en un mutuo acuerdo, si los dos habían disfrutado al máximo del momento ¿Qué más tenían que hablar? Pero a diferencia de ellos Conway y Volkov estaban un tanto distanciados, en el trabajo evitaban mirarse o hablar, era una sensación extraña; además que se les hacía increíble que sus parejas estuvieran como si nada ¿Acaso ellos no habían hecho algo?
Y eso en el trabajo era un problema, todos ahí sabían que esos dos eran muy buenos amigos, que de vez en cuando tenían pleitos, pero jamás los habían visto poner sus problemas por encima de cualquier cosa.
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El rubio dió un gran bostezo al aire era increíble el como tenía que estar en ese lugar arreglando problemas ajenos; aunque bien era cierto que también lo hacía para saber más al respecto sobre ese par, tampoco sabía la razón del porque estaba ahí, sentado en el escritorio del ruso, cuando su pareja de él estaba un piso más arriba.
—Entonces ahora me dirás ¿Qué está pasando?
—La oficina de Conway está más arriba —Volkov lo ignoraba por completo.
—Si eso ya lo sé —Gustabo dió un suspiro —pero como te imaginarás no me quiso recibir y bueno ya que estoy aquí quise aprovechar.
—¿De verdad quieres qué me crea eso?
Gustabo sonrió ante esa respuesta, era verdad que el ruso era muy observador —Vale si me has pillado.
—¿Qué haces aquí?
—Ya te lo dije antes, quiero saber que está pasando.
Volkov enarcó una ceja ante esa respuesta —¿Pasando de qué?
—Entre tú y el viejo ¿No es obvio?
Volkov torcío los ojos y siguió buscando unos papeles en los estantes del lugar —Entre él y yo no pasa nada.
—¿Y yo que dedo me chupo? Mira que tengo diez —dijo Gustabo mientras le mostraba sus manos.
—Ninguno y bajate ya del escritorio coño —Volkov le miró con coraje, estaba comenzando a perder la paciencia.
Pero en lugar de hacer caso a esto el rubio se acomodó de tal manera que sus piernas quedaron cruzadas mientras apoyaba ambas manos sobre el escritorio —¿Y qué si no lo hago? —la voz de Gustabo era coqueta y seductora, cosa que para Volkov no paso desapercibido.
Volkov lo observo por unos segundos, la mirada del rubio era profunda y desafiante, desvío nuevamente la mirada, no estaba para aguantar a ese niñato ahora —Solo bajate del escritorio.
El rubio sonrió, en realidad no era tonto sabía por todos en el trabajo que esos dos estaban actuando así al día siguiente de que pasó lo del juego —¿Verdad que Conway lo hace de maravilla?
Está pregunta ocasionó que Volkov dejará de buscar —¿Qué has dicho?
—Sé que me escuchaste querido —Gustabo recargó una de sus manos sobre su pierna y apoyo su mejilla sobre la palma de está —dime tan bien lo hizo que ahora no eres capaz de mirarlo a los ojos.
Escuchar esto hizo que su poca paciencia se terminará, caminó con pasos firmes hasta el rubio y lo tomó del brazo con cierta fuerza —¿Cómo estás tan seguro de tus palabras?
—Porque ambos son muy obvios, vamos no lo oculten, sabíamos a que nos arriesgabamos y mira que de por si yo pasé el hecho de que no lo llevaste a tu departamento.
—En primer lugar Gustabo, yo no estaba seguro de querer estar en ésto.
—Pero lo aceptaste y te gusto, porqué vamos Volkov sabemos perfectamente que si te hubieras negado Horacio por muchas ganas que tuviera obviamente iba a aceptar tu decisión. —Gustabo sonrió con ironía tras terminar sus palabras.
Volkov lo miro con coraje, ese chico sabía dónde picar siempre —Eres un...
Gustabo enseguida le puso un dedo sobre su boca interrumpiendolo por completo —Como sea, ahora si me soltarás te lo agradecería, no quieres provocarme si sigues apretando de esa manera ¿Verdad?
Volkov rápidamente le apartó la mano de su boca y lo soltó, para después salir de la oficina sin decir una palabra. Gustabo sonrió triunfante, era obvio que ninguno de ellos se atrevió a decir las cosas que se hicieron en su respectivo momento, pero todo apuntaba a que tendrían que hacerlo y hablar sobre el tema.
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Horacio llevaba ahí media hora, comenzaba a sentirse incómodo ya varios hombres se habían sentado frente a él proponiéndole sexo y muchos de ellos le mostraban dinero al hacerlo ¿Es que acaso nadie entendía que esa clase de cosas las había dejado atrás? Dió un suspiro si Gustabo no iba él mismo se encargaría de matarlo, odiaba que lo dejarán plantado y más en un lugar en el qué él era reconocido. Saco su celular para ver la hora y justo en ese momento notó como su amigo caminaba hacía él.
—Joder Gustabo, llevo medía hora aquí tío.
—Perdona no cheque la hora, pero estoy aquí ¿No?
—Sí claro ¿Y para qué me llamaste?
—Bueno hace rato hablé con tu amado y tal como pensamos ese par de idiotas hicieron algo.
—¿Y por qué hablaste con Volkov?
—Porque Conway me mando a tomar por culo en cuanto Michelle le dijo que yo estaba ahí y cómo Volkov no estaba en su oficina aproveché para meterme, cuando entro él pues no le quedó opción más que hablar conmigo —Gustabo sonrió mentalmente, sabía que a diferencia del ruso, Horacio era más crédulo.
—¿Y por qué sacas esa conclusión? O es que acaso él te lo dijo.
—¡Qué va Horacio! Si ese par actúa como si fueran niños pequeños, sabes como soy, pique un poco por aquí y por allá, eso fue suficiente para darme cuenta.
Horacio suspiro —¿Qué haremos entonces?
—Hablar sobre ésto —soltó sin más el rubio.
—¿Y qué pasa si ellos no quieren?
—Tienen que, solo hay que marcarles y quedar en este lugar —en ese momento Gustabo miró atentamente a su amigo —date cuenta Horacio que si ellos quisieran dejar ésto, nos lo hubieran hecho saber ya.
El de la cresta quedó pensativo ante las palabras de su amigo, tenía razón, por mucho que esos dos se sintieran incómodos ante lo que habían hecho ¿Por qué no decían nada al respecto para terminar con todo el juego?
Sin pensarlo por más tiempo tomó su celular para marcarle rápidamente a Volkov y Gustabo hizo exactamente lo mismo con Conway, necesitaban hablar, ver cuál era el verdadero problema y saber si estaban disponibles o no a seguir con todo eso . . .
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