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Juego sucio.

Al pasar el gran umbral de la puerta, el cuál por cierto llegaba casi un metro más alto de su cabeza, vio que ya había bastante gente por todas partes y levantó la cabeza alzando su frente para dar la impresión de superioridad, así entró caminado ...

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Al pasar el gran umbral de la puerta, el cuál por cierto llegaba casi un metro más alto de su cabeza, vio que ya había bastante gente por todas partes y levantó la cabeza alzando su frente para dar la impresión de superioridad, así entró caminado relajadamente al patio del interior del edificio llevándose consigo la atención de todos los chicos y chicas que la miraban pasar. Eso le gustaba.

Le gustaba causar polémica, ser el tema de conversación en todas partes y que todos en el instituto supieran quien era Sally Rogers. Que como mínimo la distinguieran entre tantas chicas que habían. Y en realidad no le importaba si la querían o la odiaban, fama es fama, y nadie sabía más de eso que ella.

Era conciente de que la gran mayoría de personas que la conocían no la tenían en aquel altar que ella supuestamente se merecía, y como ejemplo su grupo. Solo grupo, no amigos, porque ella no tenía amigos. Pero eso más que enfadarme le importaba poco, puesto que los chismes con respecto a las cosas que hacía y el tipo de chica que era ella, eran algo que no le enorgullecía pero disfrutaba.

Estar en boca de todo, por algo bueno o algo malo.

Y en ese momento no era diferente, solo que en realidad últimamente había descuidado algo su popularidad por estar atendiendo otros asuntos personales que a su vez no eran tan personales. ¿Porqué? Porque en realidad no era asunto de ella.

Hace una semana, o quizás dos, había llegado un profesor que según él dictaría clases solamente por lo que restaba del año escolar, un hombre aparentemente soltero, muy atractivo, fornido, rudo, carácter fuerte y difícil.

Un reto para ella.

El hecho de que alguien le llamara la atención de esa manera era algo que no pasaba con frecuencia, puesto que un hombre tenía que ser perfecto para lograr llamarle la atención a aquella chica. Y Fred Anderson era ese hombre especial.

Especial en el sentido del deseo, de la pasión, no porque hubiera un interés más allá.

Sally lo único que quería era revolcarse con él, y lo deseaba con ansias. Tanto que no soportaba el hecho de un niño estupido como lo era Freddy Fazbear se metiera en su camino. Ella no tenía la certeza de que estuviera ocurriendo algo entre ellos dos, pero no conocía a Freddy y probablemente era una rata escurridiza que quería arrebatarselo. De otro modo ¿Porqué andarían tan juntos esos dos? Siempre y cuando no fuera nada demasiado íntimo no le importaba, pero no confiaba nada en ninguno de los dos.

Y ahora tenía que ingeniárselas para acercarse a él y lograr seducirlo, a pesar de que por culpa de ese niñito había dado la peor primera impresión. Pero no por eso se iba a detener ni cambiaría de planes, ella iba a tener al profesor Fred Anderson en la cama, sin importar el precio.

Siguió caminando hasta adentrarse más por las instalaciones y llegó hasta las mesas del área donde los estudiantes comían. Ahí fue donde vió a su mano derecha: Joy, y junto a ella estaban Usagi y Megan. Las cuatro chicas más populares de todo el instituto.

Dominante. [Frededdy's Fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora