The Vow (Chaennie)

4.

Rosé

Desperté nuevamente de mi siesta, encontrándome con la mujer que había dicho que era mi esposa recostada sobre el sillón que estaba a un lado de mi camilla, dormida. La miré con curiosidad, realmente era hermosa. Pestañas largas, cabello castaño, cuerpo perfecto... Pero ¿Quién diablos es esta mujer? 

Estiré mi dedo hasta tocar su hombro intentado despertarla, ella gruñó un poco y decidí sacudirla un poco más fuerte, logrando que despertara . Se pasó una mano por el rostro y así despertarse por completo. Me miró con confusión al principio y esbozando una sonrisa después. -Hola Rosie.- 

-¿Qué estabas haciendo?- Pregunté tontamente

-Durmiendo.- "Por supuesto Roseanne, ¿qué crees que estaba haciendo?"

-Uh, sí.- Le sonreí

-Yo... Te traje un poco de ropa.- Dijo sacando una maleta por detrás de su espalda para acercármela.

-Oh, gracias.- Me senté a su lado. -Uhm, escucha creo que podría comer.- Dije levantándome de nuevo para dirigirme hacia la cafetería.

-Oh, por supuesto que sí Rosie.- Dijo con una enorme sonrisa.

Una vez allí no sabía por qué alimento decidirme así que comencé a tomar de todo. Ella solo me observaba con una sonrisa.

-Uhm, me gustaría repasar algunas cosas sobre mí... y sobre nosotras.- Dije con las voz temblorosa.

-Correcto.- 

-Estamos casadas.- Dije casi como una pregunta.

Jennie sonrió de manera casi exagerada. -Sí.-

-Y mi pelo es un desastre.- Dije como un hecho.

-Bueno Rosie, me parece que es una visión parcial, dijiste que tardabas mucho alisandolo y que preferías pasar ese tiempo en el estudio.- Me sorprendí por sus palabras.

-¿En el estudio? ¿Por qué tengo un estudio?- ¿De qué está hablando esta mujer?

-Bueno... eres artista, estás trabajando en piezas para el hall de la Tribune Tower, lo cual es excelente porque todos querían esa comisión, pero tu muestra en el museo de Chicago fue impresionante y.... ganaste.- Cada palabra que salía de sus labios me dejaba aún más confundida ¿Artista? ¿Comisión? ¿Soy buena artista?

-¿Y mi carrera de abogada?- Ella bajó su mirada y dijo suspiró.

-¡¿Es que acaso no la terminé?!- Ella me miró a los ojos y luego los devolvió al café que estaba preparando.

-Uhm, creo que no terminaste esa carrera.-

-No recuerdo querer ser artista desde la secundaria.- Se pasó las manos por la nuca rascándola levemente.