18.

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Jennie

La fiesta de compromiso ya había comenzado cuando llegué a la casa de los padres de Rosé, tomé una copa de vino tinto que sostenía un mesero en una bandeja de plata. Me adentré en el jardín y vi a Su-ji, el prometido de Alice.

-Hola, Su-ji. Ya casi es el día, se te acaba el tiempo.- Le dije con una sonrisa, mientras palmeaba su espalda en muestra de apoyo.-Es tu última semana de soltería ¿cómo te sientes?- Le pregunté un poco más seria.

-Me siento muy bien, la verdad. A veces me mareo un poco cuando lo pienso demasiado...   pero....- Alice lo había escuchado y se dirigía hacia nosotros con el ceño fruncido.- ¿Qué estás diciendo?- Todos los invitados a nuestro alrededor se quedaron enmudecidos. Yo sonreí por lo bajo, venganza.-No cariño, es un buen mareo... Es como de pánico....o de excitación y emoción....- Ohh amigo, no la cagues más profundo. Lo miré nerviosamente y observé que sus manos temblaban, sentí pena. Antes de que pudiera hablar, Alice mencionó.-Sí bueno, pánico y excitación son diferentes.-  Su ceño fruncido me puso nerviosa.

-Sí bueno, cariño... Habrán más de 400 personas allí.- Dijo casi tartamudeando, decidí salvarle el trasero.-Oye, a ti también te cosquillean los dedos, ¿no?- Pregunté con una sonrisa.

El chico me miró y asintió nerviosamente.-Sí, ¿eso es malo?- preguntó aún más nervioso. Tonto.-¿Te gusta Radiohead?- Pregunté de vuelta.

-Sí.- Contestó.-Bueno, Thom Yorke dice que siente el cosquilleo todo el tiempo,  que cuando siente eso en los dedos, es porque va a crear algo genial.- Dije haciendo una pausa y regalandole una sonrisa a Alice.- Y entonces se pone a tocar con tanto entusiasmo que a veces se desmaya, me parece que estás a punto de hacer algo genial.- Dije con una sonrisa, este tipo me lo agradecerá toda la vida.

-Genial Jennie.- Dijo Su-ji mientras chocaba su copa con la mía, le dio un trago largo y se alejó platicando con su madre.

Alice giró a verme con una sonrisa.-Entonces Kim ¿eso es cierto?- Yo atiné a sonreírle y a guiñar un ojo, jamás lo sabría. Me giré y tomé un largo trago de vino, caminando a lo largo del jardín vi la silueta de Rosé, vestido largo hasta la rodilla, amarillo y blanco que resaltaba el color de sus ojos. Se veía como en un sueño, sonreí y me acerqué a saludarla.

-¿Rosie?- Ella se giró al escucharme.-Hola Jennie.- Se acercó aún más y observé que había cambiado su color de cabello a uno un poco más oscuro.

-¿Tengo algo en la cara?- Preguntó preocupada y limpiándose las mejillas, como si tuviera restos de comida en ellas.

-No... es tu cabello....luce diferente...estás hermosa.- Dije mirándola con ternura, como si Rosé fuera una Diosa, en realidad sí lo era.

-Gracias.- Sus mejillas encendiéndose fueron el punto para que mis rodillas temblaran de la emoción.

-De acuerdo, estuve pensando en algo.- Le dije a Rosé, y ella levantó la vista para mirarme a los ojos. -Ok...-

-¿Cuál es tu libro favorito.- Pregunté rápidamente, seguramente me diría 'li cisi di li pliyi' de Patterson,  recuerdo una vez que me lo contó frente una librería que exhibía el libro.

-Hmm... No creo que sea el que tu recuerdes.- Oh Rosie...No tienes idea.

-Eso está bien, no te preocupes.- Uff... hubiese sido divertido hacer una apuesta...

-Creo que es, la casa de la playa... De Patterson.- ¡Bingo!

-Nah, ¿de verdad?- Pregunté fingiendo desagrado y una sonrisa burlona

-Sí.- Defendió con sus mejillas infladas y el ceño fruncido.

-Bueno, como sea...Si fue tan bueno, debes habérselo prestado a alguien.- La ley de los libros es no le prestes un libro a alguien y menos tu favorito, porque nunca lo volverás a ver.

The Vow (Chaennie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora