Tomás.
Toqué la puerta de Julieta con mucha más fuerza. Sabia que estaba ahí, pero no me importaba, tenia que abrirme, darme una explicación. -¡Reina, por favor, abrime!- grité, desesperado.
-Tomás... Tenés que irte.- susurró.
-No, no quiero irme. Abrime.- dije, golpeando más la puerta.
Despacio, abrió un poco, mostrándome que había estado llorando. -Perdón... Quise que lo sepas antes, pero todo era tan perfecto que... No sé, no quise romper nuestro momento.
Me acerqué un poco. -¿Porque no me dijiste? Si sabes que... Que en mi podes confiar.
-No quiero irme.- lloriqueó. -Tuve pensado escaparme, pero no tengo donde... No tengo plata, no tengo nada. Ellos hacen todo por compromiso, no me quieren. Solo para aparentar su vida perfecta y crianza perfecta de sus hijos cuando no es así. Gracias a ellos no tengo relación con mi hermano. Me duele eso, me duele todo lo que pasa entre nosotros.
-Si... Ya lo sé.- la abracé. -Vamos a resolver esto, de alguna manera, reina. En serio.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo.
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Las estrellas estaban más brillante que nunca, como si el cielo estuviese perfectamente creado para nosotros esa noche.
-Al menos, si estas van a hacer nuestras últimas noches...- dijo Julieta, y me miró. -Quiero que sean las mejores ¿sabes?
-De todas maneras, todas las noches juntos son las mejores... Pero no te vas a ir.- entrelacé nuestras manos. -Te lo prometí.
Bajó la mirada. -No lo sé.- se encogió de hombros. -Quisiera decirte que si, pero... No sé. Estoy asustada. Son capaces de cualquier cosa.
La miré a los ojos, directamente, para que entienda que nada, ni nadie nos iba a separar mientras esté yo con vida.
-Tranquila. Nada van a hacerte.-¿Y... Mi hermano? ¿Ya sabe de nosotros?
Negué. -No le dije nada, pero no creo que sea necesario. Es decisión nuestra si queremos estar juntos, si él no se metió en tus cosas tus otros años de vida, no tendría porque hacerlo ahora.
-¿Pero no va a tomarlo como una "traición" de tu parte?
-Eso no me interesa.- pasé mi brazo por sus hombros. -Lo quiero, pero... No puedo ponerme a elegir entre una persona que no le interesa el bienestar de alguien que quiero.
Sonrió. -Sos tan bueno.
-Por vos hago todo, Juli. En serio.
{•••}
Ya habían pasado varias horas desde que tendrían que buscar a Julieta para que se vaya con sus padres, pera, nadie habia venido a buscarla.
Y es que nadie podría pensar que estaba en mi casa, claramente. ¿Que haria Cazzuchelli con Campos? Si ellos se odian. O al menos, ellos piensan eso. Porque hasta unos días lo hacíamos, pero ahora, ya no.
-Espero que a mi hermano no le agarre un ataque y venga a buscarme acá.- dijo ella, observando por la ventana la noche fría, con el vidrio levemente empañado.
-No, tranquila. Ellos no pensarían ni ahí que estas acá.
-Eso es lo bueno.- suspiró, se sentó a mi lado y acarició mis mejillas.
-Y si vienen a buscarte... Nos escapamos a otro lado.
-¿Qué?
-Tengo otro plan entre manos, Julieta.