10 • Final.

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Tomás.

Me removí levemente, abriendo los ojos sintiendo como todo mi cuerpo dolía por lo acalambrado que estaba, pero ¿Dónde estaba? -Al fin despertas.- murmuró Julieta, quien estaba sentada a mi lado. -Dentro de unos minutos van a llegar.

Se sentía como un deja vú.

Sentado en el piso de el cuarto de lavandería, como lo hice "días atrás"...

-¿No habíamos salido ya?- pregunté con la voz ronca, notablemente confundido.

-Tomás, te dormiste durante más de diez horas. Tengo acalambrado el culo por estar sentada acá ya que vos estorbabas y no me dejabas pararme, hijo de puta.- se quejó, levantándose.
-Pero no te desperté porque no quería soportarte.

-Tuve un sueño. Un sueño que parecía real, Julieta.

-¿Qué salíamos? Si, estamos casi cuarenta y ocho horas acá, yo también empecé a alucinar.

-No, fue un sueño... ¿Vos no te vas a ir? ¿A España?

Soltó una carcajada e hizo un montoncito. -Deja de fumar porro, te quema las neuronas.- me jodió abriendo la ventana. -Ya solo quedan unos quince minutos según mis cálculos.

-No lo puedo creer.- solté estupefacto.

Estaba todo transpirado y me sentía en una realidad irreal. Yo tenia que estar en la vida que maquiné en mi sueño, no dentro de el cuarto de lavandería con la espalada hecha mierda... -¿Qué te pasa? Explicame.

-Es que...- solté un suspiro largo. -No, deja. Fue una boludez.- negué.

-Contame, tonto. De todos modos nos queda tiempo.- se encogió de hombros.
-Y te odio, pero necesito que me distraigas.

-En mi sueño me querías.- murmuré.

-¿Qué?- preguntó frunciendo el ceño.

-Nada.- respondí rápidamente. -Soñé qué... Soñé que vos y yo salíamos de acá, pero nosotros no nos llevábamos mal, nos llevábamos bien. Nos queríamos. Nos gustábamos. Con razón parecía un sueño...- mordí mi labio inferior con fuerza, sintiéndome un estúpido por creer eso. -Y... Tus papás querían llevarte a España, nos escapamos... Fuimos al rancho que tenia yo con mi tío, conociste a Don Luis y a Relámpago...- suspiré.

-No sé ni quien es "Don Luis" y "Relámpago."- rodó los ojos. -Pero, que buen sueño, digo, porque estoy yo de protagonista...

-Fue una pesadilla.- ataqué.

-Vos sos pesadilla viviente, querido.

-No tires mierda.

-Yo tiro la mierda que quiera.

-Tengo ganas de mear.- dije, mirando a los costados. -Dios, quiero salir de acá.

-¿Te incomoda mi presencia?- alzó sus cejas repetidas veces.

-Después de haber soñado con vos, si, me incomoda.

-Es algo inevitable, que causo en todas las personas.- levantó sus hombros. Sentimos como la puerta comenzaba a abrirse y esta lo hizo. Me levanté rápidamente y tomé la mano de Julieta antes de que saliera disparada por la puerta, la portera nos miraba extrañada.
-¿Qué te pasa? Dejame irme.

-Julieta, nosotros...

Sonrió. -¿Qué?

-Que vos... Y yo... Vos...

-Si, estuvimos juntos por solamente cuarenta y ocho horas. Ya nunca vas tener que lidiar conmigo.

-Pero...

Posó su dedo índice sobre mis labios, callándome. -Chau, Tomás.- se retiró corriendo, mientras soltaba risas en el camino.

Dos días habían servido para darme cuenta que, hace tiempo, estaba ¿Loco por ella?

Cuarenta y ocho horas, que quedarían marcadas en mi, por siempre.

Fin.

48 horas | Croazzu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora