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Julieta.
17:10 p.m

-Ya estoy sintiendo que me
desnutro...- dijo Tomás, en un tono exagerado. -Nos vamos a morir, Julieta.

-Yo me voy a morir si no dejas de romper las pelotas.- me quejé.
-Por suerte, mañana es el último día...

-¿Qué explicación vamos a dar cuando abran la puerta? Yo diría que habría que demandar a la escuela.

-Yo diría que deberías pensar un poco más, antes de demandar tenemos que tener pruebas de haber estado encerrados. Aparte, primero nos señalarían a nosotros porque ¿Qué hacíamos encerrados, juntos, dentro de un cuartito? Obvio que lo malpensarían todo y...

-Bueno, ya entendí.- me interrumpió.
-¿Para todo tenés que ser tan científica?

-No soy científica.

-Te pedí una mínima respuesta y me diste una teoría de Einstein.

Suspiré. -Vos me haces ser así.

-Yo creo que deberíamos coger, así se va el estrés.

-Prefiero sacarme el estrés dándome la cabeza contra la pared, gracias.- dije, rodando los ojos.

-Te odio.- murmuró.

-Yo más.

-Ah, yo mucho más.

-Yo muchísimo más.- respondí.
-Sos un infantil.

-¿Yo soy infantil? Pero vos me seguís el juego.

-Porque eso es, un juego, pero vos te enojas conmigo igual.- contesté.

-Pasar tiempo por con vos para mi no es un juego, Julieta.

-¿De qué hablas?

Suspiró. -Nada.

-No, decime.

-Que... Por más que peleemos y todo, me gusta estar con vos.

-Por Dios, no te pongas cursi.

Chasqueó la lengua. -Boe, sos re estúpida. Quiero hacer las pases y me decís esto.

-¿Qué esperas que te diga? Ay, que hermoso, me tiro a tus brazos, te amo, no me dejes nunca.- mordí mi labio inferior e hice montoncito. -Estuviste fastidiándome todas las horas que estuvimos acá.

-Con razón ni tu hermano te quiere.- sentí mi pecho doler y no dije nada. No valía la pena seguir discutiendo. -Eu, no quise decir eso...

-No. Ya está.- me encogí de hombros.
-De todas maneras, es verdad.

-Julieta... Él si te quiere pero...

-Pero nada, Tomás. Me deja sola siempre, no me quiere en su vida y nunca me quiso.

-No, sos lo mejor para él, pero ya sabes como es, le cuesta expresarse porque... Nunca tuvo presente a sus viejos por ser como es, pero cuando llegaste, todo cambió porque toda la atención rondaba en vos. Entonces desde ahí es distante. Aunque siempre trata de cuidarte.

Suspiré. -¿Entonces porqué siempre me deja sola? ¿Porqué nunca se preocupa por mí?

-Si lo hace.

-No mientas. Mis viejos viven de viaje y cuando se van, yo estoy sola en casa. Él nunca está. Y no podemos pasar momentos juntos porque se va con vos a andá a saber donde. Me odia.- sin darme cuenta, comencé a derramar un par de lágrimas.

Su brazo pasó por mis hombros y me acurruqué en su pecho. Estaba tan exhausta que ya no era importante eso de que se comportaba como un imbécil y de que era insoportable.

-¿Podemos tratar de llevarnos mejor, no?- preguntó.

Tragué saliva y asentí. -Está bien.

-¿Amigos?

-Amigos.

48 horas | Croazzu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora