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El día se había tornado nublado, como si el universo supiera lo que pasará. México, tan pronto recibió aquella noticia se asustó pensándo de lo peor, decir que se había apresurado a correr hacía cualquier taxi que estuviera a su vista sería poco, porque las prisas que tenía en esos momento era más que el aire que respiraba.
¿Qué pasaba con Argentina? Miles de cosas pasaban en su mente. Si en algún punto de su vida había odiado a su amigo ahora mismo no le importaba que este le haya arrebatado al amor de su vida, porque en estos segundos solo se preocupaba por el argentino.
Apenas llegó al hospital vio a ONU platicando con uno de los doctores, suponiendo que le estaba explicando más las cosas.
El de las naciones unidas tan pronto volteó hacía atrás extendió sus brazos en señal de abrazos, con un mexicano acercandose confundido y devastado al mismo tiempo.
- O-on-
- Chile esta hospitalizado, es probable que se quede en coma por un tiempo, los doctores aún no lo definen. -la mirada de México se miraba aún más confundida.
Como pudo, tartamudeó tratando de preguntar por el estado de su amigo.
- Argentina, él... -ONU miró con inseguridad al de cabellos castaños.- ¿Quieres verlo?
El movimiento de cabeza en positivo no se hizo esperar por parte del latino enfrente suyo.
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El aire que le faltaba desde hace horas aún no regresaba, y se le había escapado más de ello después de tal imagen que vio por unos segundos. Tan pronto había entrado a aquella habitación había salido sintiendose impotente ante la situación. No sabía porque sucedía esto, no sabía si era culpa del chileno, de Argentina, o suya. Pero algo estaba seguro, aquello no había sido un accidento, de momento, así lo pensaba.
La imagen de el cuerpo vacío de Argentina había llenado su mente. Los cables estaban conectados de más a su cuerpo mientras este no mostraba alguna señal de movimiento, incluso si tuviera miles de medicamentos y maquinas conectadas a él.
La pantalla no mostraba ningún signo de vida por parte del de bandera de partes azules.
ONU había apagado la luz de la habitación, saliendo detrás del mexicano a paso tranquilo, pero pesado. Cuando miró a México sentado en una de las sillas azules de aquel lugar suspiró colocando su mano en uno de sus hombros, dando caricias.
- ¿Quién? -habló con voz temblorosa el del escudo de águila, estaba tratando de calmarse lo más que podía.- ¿Quién fue el que lo causó?
La pregunta le había tomado por sorpresa a la organización, quien le miró de forma seria, limitandose a responder lo que sabía.
- Aún no lo definen tampoco.
La paciencia de México se acabó.
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Rusia tan pronto supo que México se encontraba en un hospital hizo lo posible para llegar a su lado, no le importaba mover mar y tierra, tenía que apoyar a su México sea como sea, ya que este era una de sus amistades preciadas no se perdonaría dejarlo solo en aquello.
- ¡México!
Gritó preocupado, logrando captar la atención del latino quien le dedicó una sonrisa dolida.
Habían pasado 3 días desde que la noticia había llegado a México sobre aquel accidente. Tres días, en los que maldecía al chileno por no despertar.
Quería ocuparse y saber sobre todo lo que había pasado y si pudiera, lo resolvería a su manera.
- Rusky. Pensé que estabas ocupado trabajando. -una pequeña risa decaída se apareció al final de aquellas palabras, acompañada de la melancolía con la que el latino había hablado. El soviético estaba preocupado.
México le contó detalle a detalle de todo lo que había presenciado, de lo que pensaba, sentía, y sabía desde el inicio de aquella noticia hasta el final.
El ruso por supuesto que abrazo a el más pequeño en señal de consuelo, siendo correspondido por este sin dificultad alguna.
En estos momentos, México no tenía el privilegio de emocionarse por aquello.
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Lo siento por lo corto del capítulo al igual que mi inactividad, perdí la cuenta y no recordaba el usuario ni mi correo electrónico.
Mis más sinceras disculpas pero espero estar actualizando estos días.
