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En las clases siempre era todo tan igual, me sentaba al fondo a ignorar a todos e imaginar como me gustaría que fueran las cosas, con una familia que me quiera y nadie me moleste en este entorno, a mi lado se encontraba seven, en el recreo nos encontraríamos con dos amigos que van a otra división.

Profesora: skay, es lindo que leas pero te pido que no lo hagas en mi clase, después te va como te va- entiendo su llamado de atención pero que aclare tan abiertamente mi situación con su materia no me dejaba de la mejor manera. Solo me limite a dejar el libro debajo del banco y mirarla atentamente.
Por el color obscuro en la parte inferior de la cuenca de sus ojos me daba cuenta de las pocas horas de sueño que tubo, la reséquelas en su piel y el querer taparlo con maquillaje deja en evidencia que  estuvo llorando, la presión que ejercen sus manos hace que sus nudillos se tornen blancos, esta enojada, su mirada está atenta a su teléfono espera algún llamado o mensaje importante que la tiene impaciente. Los rumores de que su marido la engaña dejaron de ser rumores, su lenguaje corporal me lo acaba de confirmar.

Al terminarse su clase soy la última en salir, por el vidrio de la puerta puedo ver como ella llora sobre su escritorio, no necesito imaginar el porqué, ya lo sé. Cuando me dirigía a la mesa de siempre con los mismos de siempre cometí el grave error de pasar por aquel pasillo, estaba Nicolás, lo descubrí vendiendo droga hace unas semanas, ese mismo día le pidió a su hermana hacerme algo para él no tener problemas, mi madre se entero y me castigo igual que siempre, la misma tortura, el solo cruzarme con él en un pasillo estando solos hace que mis piernas tiemblen, que mi pulso se acelere, los ojos se me cristalicen y me haga una súper película de que podría pasarme analizando cada movimiento como si de un partido de ajedrez se tratase, de repente siento unas manos en mis hombros me sobresalto y con un inmenso terror giro sobre mis talones y al ver su rostro me tranquilizó, pero una tímida lagrima resbala sobre mi mejilla y es la culpable de que deba confesarle una parte de mi vida que tenía muy escondida.

Lit killah: estas bien?, te estábamos esperando, como te tardaste te vine a buscar.

Skay: gracias Lit, estoy bien, vamos-lo tomé de la mano para avanzar, el solo se frenó en su lugar y me miro, negó con su cabeza.

Lit killah: no soy tan observador como vos, pero me doy cuenta de que algo te pasa, me vas a contar?

Skay: está bien, supongo que decir las cosas no me va a hacer mal, pero no acá , se los cuento hoy a los 3 en la plaza.

Y solo con eso bastó, tenía unas horas más para ser normal, esta tarde eso acabaría y obtendría las miradas de lastima, la ayuda que todos te ofrecen pero solo por cortesía, solo palabras vacías, lo malo es que a ellos si los quería.

cartas desafiantes  (Tiago pzk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora