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Otro día como cualquiera, lo que tenía de maravilloso era el clima, siempre ame el frío, indague el porqué y llegue a la conclusión de que amo las actividades que hago cuando llueve o simplemente el poder usar los buzos que tanto amo.
Todo se me hacía mejor con este clima, desde dormir a disfrutar de un libro, lo único que podía arruinarlo era que hoy era lunes lo que significaba tener que ir a la escuela en el peor día de la semana y con las peores personas que podían estar en una misma habitación fingiendo ser las más interesantes de la vida. En el camino a la escuela me preguntaba que me depararía este día, quizás las clases se acortarían, algún profesor faltaría o nadie me molestaría, pero al llegar a la puerta y admirar aquella estructura se me hizo fácil notar que lo que imaginaba era mucho pedir;
Y ahí estaba el Seven kayne un chico muy lindo con el que cualquiera quisiera estar, era bueno, simpático y tenía un aire de ser interesante, mentiría si dijera que a mi no me llamaba la atención, pero en este momento de mi vida no quiero una relación. Estaba apoyado en la pared fumando y mojándose con las gotas que resbalaban del pequeño techo que ofrecía la entrada de aquel colegio, me acerqué a él para saludarlo, después de todo era un buen amigo.

Skay: hola 7, qué onda?- con los que realmente llegaban a conocerme era lo más libre posible, en otras ocasiones solo me detenía a analizar cada detalle y tratar de descubrir cosas que por lo general nadie se fija.

Seven: hola linda, mejor que ayer, por suerte hoy no me lo cruce, queres- solo me limité a negar, no me gustaba verlo así, sus palabras y él como las entonaban indicaban que su historia era real, pero con solo verle las manos y la posición de cada parte de su cuerpo me afirmaba lo contrario, si se cruzó a su padre y este otra vez lo golpeó, por cómo reposaba en aquella pared me daba cuenta de su dolor.

Skay: sabes que no tenes que mentirme, me doy cuenta con solo verte, se que te volvió a lastimar, pero acá me tenes, te quiero siete- lo abrace y descansamos un rato charlando en aquel desolado pero refrescante clima. Aunque nunca fui de expresar abiertamente lo que sentía con las personas correctas todo valía la pena.

cartas desafiantes  (Tiago pzk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora