La fama oscura de un Dragón. |Drarry/Harco.

09: Fugitivo.

Créditos al Fanart a Alek.dar.

Advertencias:

A partir de este capitulo todo lo sucedido se sale de la historia canónica dando el arco de una merecedora redención a nuestro Dragón favorito, desde la otra cara de la moneda también un héroe de guerra aliándose al lado de su gran amor el niño que vivió.

Draco Malfoy estaba totalmente paralizado sin moverse algún centímetro ante la expectación de los demás sobre todo su tía Bellatrix Lestrange que le exigía su acercamiento para que reconociese a Potter. Pero el chico de cabellos de luna se le hacia tan imposible apartar sus retinas de esos tan brillantes esmeraldas bajo el amorfo rostro que tanto le llamaba, y sabia lo sabia de antemano que era el mismísimo Harry Potter en su mansión como un cautivo.

Su corazón retumbaba tan insoportablemente en su pecho con una cantidad inmensurable de sentimientos desconocidos y encontrados los mas notables el anhelo y la decepción por no ser mas parte de su vida, ante su persona parecía detenerse el tiempo le era inevitable desconectarse de su suplica en sus pupilas como sus orbitas se reencontraba una a la otra tan destinadas.

—Draco. — Lucius se había hecho notar volviéndole a conectar con la cruel y lacerante realidad cuando sintió el tacto contra su pálida nuca dolorosamente corto toda conexión visual con el elegido para encarar a los cansados y grises tormentas de su padre. —No digas nada, solo ayuda al Sr. Potter a escapar de acá con sus amigos si el Lord lo tiene será el fin de todos... tu y tu madre deben ir con ellos Narcissa lo entenderá, yo retendré a Bellatrix lo mas que pueda, es una orden Dragón no me falles. — Le había siseado tan bajamente en un angustioso y desesperado tono que nunca se había visto antes en el patriarca de la dinastía Malfoy aun así su expresión bajo la mascara helada que tan bien la tenia ensayada era insoldable. —Ahora ve. — le había dicho una última vez empujándole con cuidado.

El joven heredero de los Malfoy apenas estaba digiriendo aquella información era una maldita locura mientras se hincaba al tomar la mano de la psicópata de su tía sus oídos pitaban por dentro con la tendencia del pánico aflojando tan ansiosamente en su estomago jalando con arcadas por salir de repente lograba sentirse mareado ¡Su padre no podría sacrificarse así!

—¿Y bien es él? — Exigió la azabache con impaciencia.

—¿Qué le paso en la cara? — Había sido lo primero que llego a su lengua bloqueando todo tipo de pensamiento de su mente impenetrable gracias a su entrenamiento en oclumancia.

—Lo encontramos así cuando los atrapamos. — Uno de los carroñeros contesto blandiendo una hermosa espada de rubíes con las filigranas de los estandartes de Godric Gryffindor.

Y luego todo lo que sucedió fue tan deprisa como una retorcida película, los gritos irascibles de Bellatrix a base de castigos y maldiciones sosteniendo que habían robado esa espada de su cámara en el banco de magos, los carroñeros siendo corridos del lugar; tanto como Potter y Weasley casi lanzados a calabozo por manos de su tía con la exigencia de que su madre los encerrara abajo.

El de ojos de lucero había actuado por inercia con un nudo en su garganta al ver a su padre tan determinado en su plan para salvarlos fue hacia debajo de las escaleras justo al tiempo que su querida madre tan astuta hacia con un majestuoso imperio en una floritura de su varita que el sirviente del señor tenebroso se ahorcase con su propia mano de plata ante las atónitas miradas del elegido y Weasley; Peter Pettigrew perecía.