❛Mi marca en ti❜ 2won [Adaptación]

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- Creo que HoSeok me odia.

Fue lo primero que dijo apenas su mejor amigo contestó. Le había dado todas las vueltas al asunto y por donde lo viera esa era la única explicación lógica.

- Yo estoy bien, gracias ¿y tú? - MinHyuk sonó de buen humor, aunque HyungWon sabía bien que no le gustaba ser despertado por algo tan poco interesante - ¿Qué le pasó a tu jefecito ahora?

Y no pudo si no soltar un bufido largo y pesado. ¿Cómo demonios iba a saber qué le pasaba a HoSeok si con suerte le había visto un pelo? Llevaban cuatro días viviendo juntos y por cómo las cosas se estaban dando HyungWon daba por hecho que estaba siendo evitado.

Su cabeza se puso a recopilar de nuevo.

La última conversación "larga" que habían tenido había sido en la tienda departamental, y eso había sido hace ya cinco días. En su mente,  HyungWon consideraba el incidente en la fila para pagar como una de las razones principales de la repentina "ley del hielo" que ahora estaba sufriendo, pero no estaba seguro si los murmullos entre ellos había sido razón suficiente para que HoSeok se comportara así. Ahora, si su jefe había notado que HyungWon disfrutó la cercanía más de lo correcto entonces eso quizás podía ser el meollo del asunto. Y de solo pensarlo ya se mortificaba.

La otra razón, una un poco más "especulativa", tenía que ver con la pintura que HyungWon había decidido colgar en la pared.

Y se mordió el labio de nuevo.

Después de las compras con HoSeok y unos que otros intercambios de mensajes con JooHeon, el diseñador le dijo que el departamento estaba listo y por fin podían mudarse. Se juntaron un viernes y JooHeon los recibió viéndose más guapo de lo que HyungWon recordaba.

Lo vio estrecharle la mano a su jefe y parecer legítimamente contento mientras los saludaba y los guiaba hasta la entrada del departamento. HyungWon ya había visto el departamento terminado antes de ese momento, pero aún así estaba impresionado. El lugar se veía increíble.

JooHeon definitivamente había convertido de ese penthouse desocupado en algo que HyungWon creía era el lugar apropiado para alguien con la fortuna de HoSeok.

El televisor sobre la chimenea, las grandes ventanas con vista a la ciudad, la cocina abierta y equipada con todo lo que cualquier chef pudiera querer, los grandes sillones de un color gris claro sobre una alfombra blanca que debía haber costado una fortuna, el comedor amplio con las seis sillas, las plantas, esas extrañas lámparas que caían del cielo en forma de círculos que iluminaban la sala de estar. HyungWon quería echarse en el sillón, taparse con una manta hasta la cabeza y ver Netflix para no salir nunca de allí. El lugar había quedado increíble.

Su jefe parecía estar satisfecho también. Lo vio mirar a JooHeon directo a los ojos como quien por primera vez presta atención y luego asintió, con la pequeña sombra de una sonrisa en el rostro. "Me gusta" lo escucho confirmar mientras avanzaba hacía la sala.

Todo era maravilla y risas hasta que pasaron por la pared donde HyungWon había colgado (con ayuda de JooHeon, que además le consiguió un marco muy bonito a juego con la decoración) la llamada "obra maestra" que la tarde pasada había encontrado con MinHyuk en una tienda escondida en el centro de la ciudad.

HoSeok se detuvo tan rápido como la vio. Sus ojos observando con detalle los trazos de la pintura. Recorrieron al panda en el bote luciendo cansado de remar, el agua oscura del mar nocturno pintado de un lindo azul, el cielo cautivante a las espaldas del oso y una gran luna llena como enfoque principal, que flotaba iluminando la noche. Luego de un rato eterno HoSeok le dedicó la primera mirada de la tarde.

Era como si supiera que eso que estaba colgado en la pared había sido cosa de HyungWon, y en sus ojos había algo. Algo que lo intimida más que cualquier otra cosa.