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JooHeon es demasiado amable, tanto así que HyungWon no puede ni mirarlo.

Solo había bastado una llamada, una pequeña conversación y ya estaban allí, en ese café poco concurrido.

A HoSeok le había mandado incontables mensajes, había intentado llamarlo y hasta había ido al edificio a ver si lo dejaban subir por el ascensor, pero los intentos eran en vano.

Allí no encontraba nada, salvo a un portero que lo recibía con sonrisa lastimosa y le avisaba que Shin HoSeok no se encontraba disponible.

El rechazo se sentía como un golpe duro, uno que llegaba en el peor de sus momentos. Ya no sabía que era más deprimente: Si lo solitario que se sentía el pequeño departamento en el que había vivido durante los últimos años o la carta de desalojo que lo esperaba apenas regresó a su realidad.

No tenía el dinero para pagar la renta, ni tampoco las ganas de luchar para conseguirlo, o al menos no para pagar un lugar tan deteriorado. Detestaba el olor apestoso a polvo y a moho que desprendía ese edificio de mala muerte, le molestaba la mala fama del vecindario, y sus vecinos ruidosos. Antes se había acostumbrado a los balazos nocturnos y a no salir hasta cierta hora, pero ya no lo soportaba más.

En su primer día, pensó que la precariedad de su situación lo deprimiría, pero luego de vivir entre lujos y comodidades se vio extrañamente energizado para intentar lograr algo más.

Quizás no al nivel de HoSeok, bien sabía que no ganaría tanto dinero como un simple psicólogo, pero quizás podía arreglárselas para pagar una vida como la que llevaba MinHyuk, u otras personas más de clase media que se las arreglaban para no vivir en lugares tan peligrosos.

El plan para rehacer su vida comenzaba con HoSeok. Esperaba con más ganas que cualquier otra cosa que lo perdonara, hablar con él y zanjar las cosas, y en la peor de las situaciones aclarar si es que estaba despedido o no. Luego le tocaría avanzar desde ahí.

Si HoSeok lo perdonaba entonces tendría un buen trabajo que lucharía por cuidar y a alguien que le gustaba y con quien deseaba compartir, pero de no ser así, entonces buscar otro trabajo sería un buen comienzo alternativo.

— ¿Estás bien? — JooHeon estaba comiendo una de esas galletas de avena que a él nunca le habían gustado.

HyungWon le dio una mirada, y reconoció con admiración lo elegantemente compuesto que JooHeon lucía a sus ojos. No vestía nada estrafalario, solo una camisa y unos pantalones ajustados, pero la manera en que se veía y en cómo actuaba mientras se tomaba su café de adulto le hizo darse cuenta que todavía le faltaba mucho por aprender.

Nunca antes había pensado que su vida estaba mal, vivía con lo justo y se creía contento con lo que había logrado.

Pero podría lograr mucho más...

Quizás por eso HoSeok nunca lo dejó entrar.

Habían convivido juntos, pero no sabían prácticamente nada el uno del otro.

Nunca le contó a HoSeok sobre cómo murieron sus padres, sobre sus días en el orfanato. Nunca le preguntó a HoSeok por qué disfrutaba tanto del jazz, sobre qué demonios se sentaba a escribir todas las mañanas en su oficina. No estaba seguro si sabía cosas tan básicas como su plato favorito, o las comidas que detestaba.

Quizás simplemente lo vio como alguien dispuesto a mentir por él y nada más. Quizás no lo creyó apto para pensar en él de manera amorosa, o al menos no de la manera en que a HyungWon le hubiera gustado. Probablemente tampoco lo creyó lo suficientemente interesante como para querer saber más de él.

Y no lo culpaba. HyungWon difícilmente tenía su vida bajo control, no tenía más aspiraciones además de sacar una carrera de la cual avanzaba de manera mediocre y nunca se había considerado particularmente ambicioso. No se preocupaba de lo que vestía, ni de lo que comía o del barrio en el que vivía. 

❛Mi marca en ti❜ 2won [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora