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Estoy un poco - bastante - feliz por el hecho de que ya puedo levantarme y caminar sola. Algo que quise desde hace 2 semanas exactamente.
Me cambiaron de habitación hace unos días, y ... wow, si que es bonita.
Tengo una pantalla la cual se llama TV, un cómodo sofá verde opaco, un pequeño escritorio de madera, y lo más importante, una cama extremadamente mullida.Debo admitir que esto es como la gloria. Puedo darme duchas cuando quiera. Comer 4 veces por día y hablar con personas cuando se me cruce por la cabeza.
Con indecisión, me destapo lentamente. El edredón blanco se desliza hacia abajo. Mis pies tocan el frío suelo, dirigiéndome una sensación eléctrica hasta las pantorrillas.
Los nervios me paralizan. Mis pasos son cada vez más leves.
Abro la puerta del baño con suma cautela, encendiendo la luz amarillenta, casi al instante.
Voy a hacer algo cotidiano para la gente normal.
Mirarme en un espejo.
Tal vez parezca una bobería, sin embargo, para mí es una acción de riesgo para mi salud mental.
La realización me azota de golpe. No me veo a mi misma hace meses.
Un paso tras otro, me lleva al inquietante lugar. Cierro mis ojos. No puedo, no quiero verme.
— 1 ... 2... — Me detengo, y tomo una profunda respiración. — .. 3.
Abro los ojos y es como si un balde de agua fría congelara mis emociones.
Una chica asustada es lo primero a simple vista. Estoy pálida y demasiado delgada.
Mis costillas se marcan levemente a través de mi camisón blanco.Mis labios apenas tienen color, y mis ojos .. Parecen un pasaje eterno hacía el camino de la cruda depresión. El verde que me encantaba tener de pequeña, está apagado. Las ojeras casi negras advierten mis escasas horas de sueño.
Cansancio .. Eso es lo que me representa.
Me toco la cara, intentando comprobar que soy la misma que se encuentra frente a mí.
Ya no puedo llorar, sabía que esto iba a pasar.
— ¡ERES UNA INÚTIL!. — Me grito a mi misma, pegándole al cristal. Este rompiéndose al instante, sin embargo, no me causa ni un solo rasguño.
No puedo seguir torturándome con esta imagen. Salgo tan rápido que pierdo el equilibrio y caigo estrepitosamente al suelo.
Mi pierna parece querer salirse de mi cuerpo. Mi malestar físico y emocional son un verdadero martirio.
Grito nuevamente de frustración y una enfermera toca la puerta casi al instante.
— Estoy bien ... — Susurro, pero la puerta se abre de todas formas y detrás de ella aparece una señora al parecer mayor.
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THE DESTINY OF THE LOST GIRL ©
Ficção CientíficaTodos tenemos una función en esta vida, lamentablemente... no siempre es una buena. ... Desde que he nacido cumplo con la condena de lo que soy. Lo pude confirmar cuando sobreviví en un bosque de mala muerte mientras escapaba de mi propia "familia"...