SHALLOW ━━ regulus black ✓

𝟬𝟱. neon lights

capítulo cinco,
luces de neón

REGULUS podría organizar la mejor fiesta, si él mismo lo dijera. Y así lo hizo, al menos cinco veces durante la primera media hora de la noche mientras cubría cada grieta y esquina de la habitación iluminada con neón.

Una brillante pista de baile estaba colocada en el centro de la sala, lo suficientemente amplia para que la mayoría de los estudiantes de quinto, sexto y séptimo año bailaran, cuando no estaban devorando bocadillos organizados en la larga mesa cubierta de brillo en el fondo de la habitación, o vertiendo más bebidas de los barriles de whisky de fuego y cerveza de mantequilla colocados uno encima del otro en pilas. Mesas circulares rodeaban la pista de baile en un perímetro cubierto de manteles, con sillas acolchadas descuidadas y abandonadas, la mayoría de los estudiantes asistían a la fiesta (incluso los más antisociales y tacaños de los bibliófilos y adictos al trabajo permitiéndose disminuir su moral por una noche de baile bullicioso alrededor, vasos rojos en solitario agarrados en sus garras). Los oradores estaban repartidos por la habitación, a todo volumen una canción que sonaba familiarmente como una de las bandas de rock que Sirius solía escuchar a través de su radio muggle... Eso fue antes de que abandonara a Regulus con sus padres abusivos, sin siquiera mirar atrás mientras se moldeaba en una comodidad protegida dentro de las paredes acolchadas de la Casa Potter, algo que Regulus estaba seguro de que nunca perdonaría a su hermano mayor. Y, finalmente, iluminando la Sala de los Menesteres con una vitalidad gloriosa estaban las luces de neón y efervescentes que destellaban rayos y perlas de colores radiantes sobre los estudiantes libres y fiesteros.

Regulus se había vestido con lo que él consideraba ropa informal, un par de jeans negros ajustados que combinaban con su camisa abotonada negra azabache, los tres primeros sin abrochar después de que decidió que tener el cuello alrededor de la garganta lo estaba asfixiando más allá de lo creíble. Su cabello estaba revuelto en su habitual y artístico alboroto, rizos despeinados que se levantaban rebeldes. Era un desastre total, diabólico y guapo, y eso lo sabía. Bueno, solía saberlo. Por lo general, habría estado coqueteando con una chica bonita, halagando su ropa, o la forma en que bailaba con la que nunca tuvo la paciencia (o el coraje) de escuchar, incluso después de los años de suplicaciones interminables de Sirius. Pero, había perdido toda confianza. Cuando se le asignó la tarea de asesinar a Alaska, perdió el sentido de su superficialidad. Se sentía como si tuviera un par de manos tensadas y apretadas entrelazadas alrededor de su cuello, estrangulándolo, dejándolo agitándose y buscando alivio del agarre que tenía sobre él. No lo acompañaba una chica bonita, sino que lo perseguía la idea de verse obligado a robarle la vida a una.

Por desgracia, encontró a Nolan una vez más, el cumpleañero con un par de pantalones de corte bajo, remangados hasta la mitad de la pantorrilla, calcetines blanco papel hasta los tobillos subidos hasta el final, los pies vestidos con converses a cuadros. Llevaba una camiseta gris oscuro que se le pegaba a su musculoso torso, con una franela desabrochada de cuadros rojos y negros esparcidos perezosamente sobre ella, las mangas arrugadas hasta los codos, los antebrazos al descubierto, las venas cristalinas acuarelas visibles bajo la superficie oh de su piel oscura, negra. En la piel de su antebrazo derecho, el contorno de un avión de papel había sido estampado con tinta negra, la marca permanente un simbolismo de su rebeldía contra sus padres. Estaba apoyado en la barra, con las manos en torno a una botella de whisky de fuego, el contenido ardiente todavía se agitaba en el fondo. Su lengua estaba jugando con la perforación del labio (otro fragmento conmovedor de su desafío), escaneando distraídamente a los estudiantes fiesteros, la mayoría de los quejumbrosos presumiblemente no tenían idea de que era su cumpleaños lo que estaban celebrando y bebiendo, demasiado descuidado y de mente cerrada para incluso atención.