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– Le tienes miedo a las tormentas, ya entiendo– le beso la coronilla.

Pasaron los pocos minutos en donde solo escuchaban la respiración del otro aparte de la tormenta.

– Kookie, ¿estas despierto?– susurro sentándose en la cama.

– Si... ¿Sucede algo?– se acomodo frente al castaño encendiendo la pequeña lámpara de la mesa de noche.

– Yo...– jugó con sus dedos buscando las palabras correctas por que... ¡JungKook era un alfa muy raro! Él no daba el primer paso, entonces como el mayor no lo iba a hacer pues lo haría él. Kook logro robar su corazoncito en poco tiempo.– Y-Yo quisiera repetir lo de la mañana... Pero, ¿por que no das el primer paso?– la inseguridad era palpable en su voz.

JungKook lo supo, el menor estaba inseguro y eso era lo ultimo que quería– Cielito escucha, no es que no quiera darlo, solo esperaba tu aprobación.– susurro acariciándole la mejilla.

– ... Kookie, no he conocido un alfa mas raro y singular que tu– Kook sonrió.

– Eso me gusta, no quiero parecerme a otro alfa que conoces o que conozcas. Sobre todo al Park BoGum ese– le agarro la cintura colocándolo a horcajadas encimas de sus piernas.

– A ver... ¿Me estas diciendo que estas celoso de mi nuevo amigo?– sonrió con burla.

– No no y no, no estoy celoso. Solo que no confió en ese, te mira con otros ojos, lo sé.– Tae se acomodo agarrándolo del cuello.

– Como sea.– corto los celos del alfa– ¿Quieres, intentarlo?

JungKook lo agarro dulce y suavemente de las mejillas acercando su rostro al del menor besándolo con fervor, suspirando en medio del beso Tae ladeó la cabeza profundizando el beso. Poco a poco Kook se fue acostando quedando Tae encima de él, ambos comenzaron a calentarse, Tae movía sus caderas con sutileza, en el momento que el omega soltó un gemido ambos pararon.

– D-Dios, y-yo– Tae se sonrojo quedando como un tierno tomate.

JungKook lo volvió a besar sujetándolo de la cintura.– Seguro ahora no es el momento, pero~... Pronto lo sera– lo beso y acostó al lado suyo abrazándolo, quedando Kook completamente dormido en los brazos del castaño mientras este pensaba y pensaba de la vergüenza que paso frente a su alfa.

[ . . . ]

– ¿Tae donde estas?– era la voz del señor Kim.– Si llegas a estar con ese mal naci- Oh Joder ¡Por favor!– cerro la puerta y fue a donde su esposa.– ¿Dejaste a mi bebé durmiendo con ese?

La señora Kim lo observo con una ceja alzada mientras leía unos papeles– Tae hasta donde yo se durmió solo. A menos que se halla ido al cuarto de JungKook... Bueno, anoche estaba lloviendo había una tormenta, así que ya sabes la respuesta– se encogió de brazos cruzando las piernas y siguió leyendo los papeles que esperaban ser firmados.

– No y no, ¡me niego!– aparto los papeles de las manos de su mujer y se sentó en sus piernas cruzándose de brazos.– Amor~– se avecinaba un berrinche– ¿Por que lo permites?

– Por que~ nuestro hijo ya es grande, tiene 18 en dos años sera mayor de edad y el chico es su pareja. Sus partes animales ya se aman, deja que ellos terminen de afianzar su lazo.– le agarro de la delicada cintura a su esposo besándole la mejilla– Ahora cielo sabes te amo un monto pero tengo mucho papeleo ¿si?– su esposo con un pequeño puchero ¡idéntico al hijo, genética! Salio del regazo de su alfa, cerrando la puerta de la oficina de esta. Bueno, su mujer tenia razón, ¿por que no llevarse bien con el chico?

Vio salir a Tae de la habitación bostezando– Cariño despertaste– le recibió con una cálida sonrisa contagiando a su hijo– Ve a cepillarte los dientes y le dices al inútil de tu alfa lo mismo, les prepararé el desayuno.– el castaño asintió entrando a la habitación nuevamente. Maldita sea su desgracia, ¿porqué los niños crecen tan rápido?

Terminaba de cocinar y ya dos adolescentes bajaban con la palabra "Pereza" acariciándoles la espalda.

– Sientense, ya les sirvo– ambos hicieron caso e inmediatamente la comida fue servida por el mayor.

– ¿Y mamá?– el castaño comenzó a comer, ¿que, comer? ¡A tragar!

– Tiene mucho trabajo– dijo sin mucha importancia, luego le llevaría la comida a su alfa.– JungKook.– llamo cortante al mayor de la pareja quien por obra y gracia no se ahogo del miedo.

– ¿Hice algo malo?– miro temeroso al padre de su pequeño omega, este simplemente negó.

– Te daré una oportunidad. ¡Solo. Una. Jodida. Oportunidad!– JungKook sonrió lo mas que pudo.

– ¡No se arrepentirá nunca señor Kim!– hizo una reverencia volviendo a comer.

– Ya. Eso espero.

Que Alfa Tan Raro // KooV//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora