Katsuki Bakugo, el soberano del territorio Bakugo, es un alpha dominante de 20 años temido por sus enemigos y conocido como una persona cruel, lleva toda su vida protegiendo su territorio, sin buscar ayuda de otros, ni tener a alguien a su lado co...
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- Muy bonito y todo, ¿Puedes alejarte un poco de mi hijo ya hombre?- lo que le faltaba, ahora después de tener a la madre en contra de él, ahora aparecía un hombre delante de él pidiéndole que se alejara, y si no había n escuchado mal, este decía ser el suegro.
-Tú no eres nadie para decirme que hacer o que no hacer con mi omega, gracias.- Estaba dispuesto a salir de ese horripilante lugar con el peliverde con el hasta que este mismo habló.
- Kacchan hay que dejarlo salir, el me hizo compañía y creo que puede ser mi padre.-genial, vaya primera experiencia que acababa de darle a su suegro. Bueno, este ya estaba marcado, así que poco podían hacer. Pero no se libraría del odio hacía él en las comidas familiares.
-Está bien, que Kirishima lo saque de ese sitio y nosotros mientras tanto nos vamos a casa.- El pelirrojo, bajo la atemorizante mirada de su amigo, hizo lo dicho y sacó, con un poco de complicación, al adulto de entre las rejas. Cuando el pecoso vio que este estaba libre, solo se dedicó a seguir a su alfa con total obediencia,
El alfa, con un brazo puesto en la cintura de su omega, salió de tan horrible lugar, para guiar al propietario de ojos esmeraldas hasta su caballo. En el trayecto a su hogar, el omega no pudo hacer otra cosa más que quedarse dormido en los brazos de su alfa, rodeado de su imponente aroma, resguardándose del frío, sintiéndose calentito y protegido, justo como un omega tenía que estar.
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Al llegar al castillo, todas las miradas curiosas se centraron en su majestad, quien, sin dirigirse hacia nadie, avanzaba a pasos agigantados hasta llegar a su habitación. No obstante, tuvo que detenerse debido a una omega peliverde quien lo detuvo con total descaro frente a todas las miradas.
-¡Deténgase ahí ahora mismo alfa de pacotilla!- jadeos ahogados de las sirvientas sonaron al pensar en el cruel destino de esa mujer, aunque claro, ella tenía su comodín para estos casos, y este estaba en brazos del alfa.
-¿Como em ha llamado?¿Usted sabe que soy el rey o aun no lo ha captado?- el enfado era notorio, aunque no había que preocuparse mucho, solo era el cabezota de Katsuki como siempre, el instinto animal de este no le permitía dañar a la madre de su pareja, puesto que conociendo al peliverde, si eso sucedía nunca lo personaría.
-Eso de da exactamente igual.- tomó un respiro para continuar, bajo aquella atemorizante mirada. -ahora su majestad, ¿podría explicarme porque no ha estado aquí en dos días enteros? Y aún más importante, ¿Dónde ha estado mi hijo en ese momento?- depende de lo que dijera el rubio, se estaba jugando la posibilidad de tener a la peliverde de su lado, aunque, como ya todos sabemos, Katsuki es simplemente katsuki, por lo tanto eso no iba a pasar.
-Si es por eso no va a tener que preocuparse, he matado a toda la corte del territorio Yagi, su hijo ya es libre de cualquier maldición o lo que sea eso, ahora apártate de mi camino.- Hizo el típico gesto de apartarla, mas esta no se apartó.