Prólogo

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Mitsuki  mantenía su sonrisa forzada mientras lagrimas caían por sus mejillas, eran frías y nada cálidas. Un horror de vida le esperaba de no ser por el cachorro en sus brazos. El mismo cachorro que hacía unas horas había sido extraído del cuerpo de su pareja, el mismo que había fallecido por un ataque enemigo. Por una parte, estaba agradecida conque su cachorro hubiera sobrevivido a esa desgracia, pero por otra se sentía la alfa más inútil del mundo, por haber dejado morir a su omega.

Ahora, por la muerte de su omega, solo le quedaban unos pocos años de depresión con los que tendría que educar a su cachorro antes de morir, antes de dejarlo a cargo del trono, sin tener  ningún respaldo familiar como el amor de una madre o el de un padre como lo estaba siendo ella en esos instantes.

Solo se dedicó a abrazar al pequeño montón de mantas con el pequeño alfa dentro y llorar desconsoladamente mientras este dormía  por primer vez en el exterior del cálido cuerpo de su madre, envuelto en mantas manchadas con la sangre de las manos de Mitsuki y mojadas por frías gotas que ella misma producía.

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Años más tarde, Se podía ver a Mitsuki durmiendo con precioso alfa en su alcoba.

-¡Papá! ¡Papá! ¿Me podrías contar alguna cosa más de mamá antes de dormir? Por favoool-  Alargaba la última "o" el pequeño alfa rubio de apenas unos seis años mientras ponía un tierno puchero con el cual su padre no se pudo negar.

Mitsuki estaba enternecida y a la vez un poco feliz de ver feliz a su cachorro, quería que fuese feliz y viviese perfectamente antes que ella tuviera que marcharse muy lejos sin él junto con su omega.

-Veamos, tu mamá era el ser más bonito que vivía en la tierra, es más, fue el único omega que estaba destinado a mí. Cuando estabas dentro de su tripita siempre de movías cuando te cantaba alguna canción.- El pequeño Katsuki rápidamente se llevó las manos para taparse la boca haciéndose el sorprendido con un gesto bastante dramático. 

-¿Estaba en la barriga de mami?¿Mi mami me comió?- Sonaba un tanto asustado, cosa que hizo reír a la mayor.

- No~- Se rio Mitsuki mientras alargaba la voz, verdaderamente se sorprendió por tener un hijo tan tierno e inocente. -Escucha bien Kastuki, cuando una pareja se quiere mucho suelen tener un bebé, yo y mi omega nos queríamos mucho y entonces un día nos enteramos de que estabas en la tripita de mami- El pequeño estaba sorprendido y al mirarlo se le notaba una mirada brillante en los ojos por su enorme curiosidad. -e hiciste que le creciera mucho ya que estabas muy grande.- Hizo un gesto  usando como ejemplo su barriga para mostrarle como de grande la tenía su omega junto al cachorro.

-Entonces, ¿Cuándo una mama tiene la barriga muy grande es porque tiene un bebe?- Se mantuvo de pie en la cama para extender las manos y simular un espació muy grande.

Mistuki no podía estar más agradecida por tener ese magnifico cachorro. - No todas, hay algunas que simplemente tienen la barriga muy grande, pero no pasa nada porque las personas son diferentes.- Cada vez se hacía más tarde, y sabía perfectamente que su cachorro no tenía ni la más mínima intención de dormirse temprano hoy.- Ahora a dormir cachorro, que sino no crecerás.- Sabía perfectamente que eso no era verdad, ya que los alfas tardan más en crecer que la mayoría, y aunque luego son más grandes que cualquier otro, ese conocimiento no estaba en la cabeza del pequeñín, cosa que hizo que se fuera a dormir de inmediato, al querer tener la altura y fuerza  del mismo nivel que su progenitora.

Mitsuki apagó la luz y se recostó cuando notó que su cachorro se apegaba a su cuerpo.

-Papá  ¿Yo también tendré a mi omega cuando crezca?- Le dijo medio somnoliento. Ese tono de voz hizo que instintivamente Mitsuki abrazara de más a su cachorro, este a su vez se notaba tan impaciente por su respuesta, que le daba exactamente igual cuan fuerte le abrazara su padre.

EL OMEGA DEL REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora