--Aquí tienes.-- susurro Mina mientras colocaba frente a Mang un tazón de fresas cortada en trozos, igual al de su hermano.
--Gracias, mami.-- susurro el pequeño y con sus pequeñas manos tomo un poco de fruta para llevarla a su boca.
La chica le mostró una sonrisa un tanto cansada a su hijo y mientras la ama de llaves hacía la limpieza en la sala, la chica se giro para ir hacía la cafetera y beber un poco de café.
Justo cuando vertiendo el liquido marrón en la taza de porcelana, se escucho de fondo como alguien ingresaba el código de la puerta y momentos después esta era abierta. Los movimientos de la joven se detuvieron en seco, pues sintió que su corazón comenzaba a golpear con fuerza, se queda sin aire y se formaba un nudo en la garganta.
Hoseok había vuelto.
No supo si sentirse colérica porque no pasara la noche en casa o triste por la pelea o feliz de que regresara. Estaba sinceramente confundida y aturdida, una parte de ella realmente no sabía como manejar esa situación, recuerda a su madre gritando y pataleando cuando peleaba con su padre, pero Mina no se vía siendo de esa forma; patalear y gritar, le parecía que eran cosa que solo los gemelos tenían derecho a hacer.
Quizás por eso simplemente contuvo el aliento, termino de servir café y mientras escuchaba los pasos del chico acercándose más, bebió de esta.
--Estoy en casa.-- escucho decir a Hoseok.
Mina miro sobre su hombro y asintió con la cabeza. Hubo un silencio incomodo y tenso entre la pareja, antes de que Hoseok suspirara y resignado ante la indiferencia de la joven, girara sobre sus tobillos y se encaminara a la habitación principal para darse una ducha e ir al trabajo.
Al oír la puerta del dormitorio cerrarse, Mina juro que las rodillas le fallaron pues tuvo que sostenerse de la orilla de la encimera para no venirse abajo; triste.
No estaba molesta, colérica ni frustrada, estaba triste.
Lo que la agobiaba tanto, era la tristeza burbujeante en su interior, era ese vacío que dejo Hoseok al irse anoche, era ese silencio que se formo entre ellos y era la distancia que había entre los dos.
¿Había cometido un error al venir a Seúl?
☁☼☁
Hoseok se dejo caer en la silla del estudio con el cuerpo completamente agotado y la garganta seca. Creyó que lo más doloroso que le había pasado en la vida era una torcedura a mitad de un concierto, justo cuando no puedes detenerte y tomar asiento, pero Mina siendo indiferente y actuando como si siquiera estuviera en casa; era aun peor.
Se sentía tan frio como la Antártida y tan vacío como un jarrón.
Se sentía frustrado, frustrado y confundido, en verdad creyó que estaban avanzando de manera correcta, creyó que estaban en la misma pagina, pero la verdad es que; solo él estaba en esa pagina o en general en ese cuento. En cuanto a Mina...no tenía idea.
¿Realmente ya no sentía nada por él? ¿Realmente lo suyo había terminado? ¿Mina solo había aceptado venir con él por los gemelos? ¿Mina sentía algo por ese sujeto? Había tantas dudas y tan pocas respuestas.
"Si lo primero que haces cuando hay problemas es marcharte, queda claro que nada a cambiado"
Esas palabras se repetían en su cabeza sin parar, y dolían.
No es que estuviera huyendo o evitando el problema, solo trataba de darle espacio a Mina, solo trataba que las cosas no llegaran más lejos, pero lo que él creyó lo correcto; lastimo a la chica y él se dio cuanta demasiado tarde.