Capitulo 2.

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Hace un año

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Hace un año.

Estaba tranquilo acostado en mi cama, mientras Sofía me hablaba una y otra vez insistiéndome para ir no sé donde.

—Dale, por favor vení, te quiero mostrar algo—repitió Sofía, insistiendo como por tercera vez.

No sabía que me quería mostrar, pero no tenía ganas ni de moverme. Estaba mal, deprimido, hecho mierda y lo que menos quería era salir.

—Sofía, ya te dije que no quiero salir— respondí por tercera vez en el día.

—Por favor, no te vas a arrepentir ¿Si?—refuto mirándome con esos ojitos que me llenaban de amor.

No entendía porque tenía tanta insistencia con eso, pero al fin y al cabo no le podía decir que no, era mi mejor amiga y se le veía la ilusión en los ojos. Entonces, simplemente le respondí de la mejor forma que pude.

—Solo por un rato, después me vuelvo a mi casa, eh—le advertí mientras me paraba y me ponía mi campera.

Eso ocasionó que ella salte y pegue un gritito, a lo que yo simplemente reí. No sé porque le emocionaba tanto ir a ese lugar, pero bueno. Lo único esperanzador es que solo es un rato, aunque preferiría quedarme en mi cama acostado, deprimido y sin hacer nada.

—Si, créeme que no te vas a arrepentir—dijo mientras ella se ponía un buzo mío y yo solo le sonreí.

Entonces, sin más, agarramos nuestras cosas y salimos de la casa caminando tranquilos.

No sabía a donde me llevaba pero la seguía perdido en mi mundo, planteándome el significado de esta mierda de vida, pensando en que siempre hago las cosas mal. En que todos se van, en que las cosas y yo están mal. En que quisiera correr lejos de esta ciudad y país e irme al lugar más lejos posible.

Estaba tan en mis delirios y en mis pensamientos que sin darme cuenta llega ella a ellos, y otra vez la tristeza me invadía de una forma arrasadora.

Quería volverme a mi casa, tanto que estaba a punto de decirle de volver, porque de vuelta la tristeza me estaba consumiendo y solo quería seguir haciéndome un millón de preguntas para hacerme peor, para intentar saber que hice mal para que se fuera, pero antes de hablar Sofía lo hizo.

—Ya llegamos—anunció sonriendo.

No me había dado cuenta que estábamos en una...¿Plaza?

No tenía ni la menor idea de que hacíamos acá, en esta plaza grande, a las siete y media cuando ya casi es de noche. Tampoco sabía con certeza que me quería mostrar.

—¿Qué hacemos acá, Sofía? ¿Qué me querías mostrar?—pregunte mirando toda la plaza sin entender.

—Vení, seguime—me agarro la mano y me guio hasta un banco en el cual nos sentamos—¿Qué ves?—me preguntó y yo la mire confundido.

—¿Cómo que veo, Sofía? ¿Qué te fumaste?—pregunte soltando una risita, a lo que ella me miro mal.

—Mira bien ¿Qué ves?—volvió a preguntar, mirando con detenimiento cada centímetro de ese lugar.

—Ehh veo pasto, arboles, arena, juegos. Una plaza ¿Qué más voy a ver?—respondí ya con fastidio, porque no entendía a que quería llegar.

Ella solo negó con la cabeza a lo que yo solo me la quedé viendo. Pude apreciar como su mirada pasaba por todo el lugar. 

Sus ojos observaban con ¿Amor? Ni siquiera sabría expresar lo que decía su mirada, solo pude ver que estaba feliz mirando aquella plaza, aunque yo seguía sin entender muy bien el por qué. Quizás, le estaba por preguntar porque me había traído hasta acá, pero ella me gana y habla primero.

—No me refería literalmente que hay a tu alrededor, pero bueno. Quisiera que veas por un segundo lo que veo para que entiendas—se quedo unos segundos callada, pero después siguió hablando—yo observo una de las bellezas más puras. Veo una ciudad plagada de oportunidades, donde las luces huyen de la luz del sol y se encuentran las grandes opciones, donde la fe ciega baila al borde de caer buscando a Dios sin condiciones. Puedo ver tantas cosas en esta simple plaza ¿Y sabes qué es lo mejor?—preguntó girando su mirada hacía mí y tan solo yo solo negué escuchándola con atención—que tan solo es un parte de esta gran ciudad. Quizás, para vos suene raro o incluso loco, pero Buenos Aires tiene demasiada belleza que no todos comprenden.

Me quedé recalculando todo por unos segundos. Replanteándome lo que acababa de decir. Pero una duda invadió mi mente, respecto a lo ultimo que dijo.

—¿Buenos Aires tiene belleza? ¿En serio para vos esto es belleza?—pregunte mirando todo mi al rededor, porque esto definitivamente esto no tiene nada de encantador.

Su mirada sigue fija en mí. Pensé que no me diría nada, pero al final si hablo con la mayor calma y amor del mundo, como siempre lo hacía.

—Sabía que ibas a decir eso, por lo cual te hago una propuesta—mi mirada se fijo en ella y le hice una seña para que siga hablando—Quizás, ahora pienses que esta ciudad no está cargada de belleza, pero déjame mostrarte que si la tiene. Permitime enseñarte que esta ciudad es la indicada, que si los dos tenemos tiempo para conocerla juntos, hagámoslo.

Hablaste mirándome y juro que podía sentir tu ilusión en cada palabra. Podía ver que esperaste tanto esto. Se te nota en la mirada.

Observe una vez más a la plaza que me parecía horrible, pero tampoco le quería romper esa ilusión a parte, quizás, esto me sirva para despejarme un rato. Total no perdería nada.

—Esta bien...—hable mirándola y sonriéndole, a lo que me devolvió una sonrisa que estaba cargada de felicidad—enséñame la belleza que puede contener Buenos Aires.
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Que onda el segundo capítulo ¿les va gustando?, siendo sincera a mi no me gusto tanto, pero más delante se pone re piolita, así que nada eso ahre.

𝑩𝒖𝒆𝒏𝒐𝒔 𝑨𝒊𝒓𝒆𝒔 𝒆𝒔 𝑨𝒎𝒐𝒓 |𝒀𝒔𝒚 𝒂| (𝒕𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒅𝒂)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora